El psicólogo Xabier Azkoitia participó ayer en los cursos de la UPV de forma telemática desde Madrid.

Xabier Azkoitia: «Si no acompañamos al enfermo, no lo estamos cuidando bien»

Psicólogo ·

Apunta que la soledad en la última etapa de la vida debe abordarse como una experiencia «madura, acompañada y articulada»

ANA CHUECA

Jueves, 5 de noviembre 2020, 06:15

Igual de importante es que cuando venimos a este mundo alguien nos dé la bienvenida como que cuando lo dejemos alguien nos acompañe. La soledad ... en la última etapa de la vida, así como la imposibilidad de despedir a los seres queridos en sus últimos momentos ha sido otro de los problemas a los que ha obligado a enfrentarse la pandemia del Covid-19. Sobre ello habló ayer Xabier Azkoitia Zabaleta, responsable de atención espiritual y de voluntariado del Centro San Camilo en Tres Cantos (Madrid) -que cuenta con residencia, unidad de cuidados paliativos y centro de investigación-, en el curso de verano impartido por la UPV/EHU sobre 'La intervención en soledad en distintas dimensiones y contextos'.

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El psicólogo, natural de Urretxu, trató de explicar que la soledad en sí misma no es una amenaza, a saber, «en la dimensión existencial siempre nacemos y morimos solos».

- ¿Cómo se logra que la soledad no sea una amenaza en sí misma?

- Debemos ser capaces de controlar esa experiencia para que no se convierta en sufrimiento y no necesariamente haciéndola desaparecer. Para ello hay que construir una soledad madura, acompañada y articulada, que me permita estar en el mundo con los otros pero también sin los otros. Y lo primero es reconocerlo, tratar que los mecanismos de defensa que activamos ante las amenazas bajen en intensidad para aceptar lo que está pasando. Y en la medida en que se acepte, poder integrarlo. El siguiente paso es escucharse a sí mismo y a los demás. Por lo tanto, trabajar relaciones a dos niveles: hacia uno mismo y hacia los otros.

- Entonces, ¿cuál es la clave para afrontar el final de la vida con serenidad? Más aún en las actuales circunstancias sanitarias que en muchos casos no deja más opción que morir sin nadie al lado.

- La ausencia de las personas significativas hace que ese morir resulte más complejo para todos. En el proceso del final de la vida aparecen ciertas personas que son los amigos de la última hora. Los trabajadores, los voluntarios, los familiares que han quedado, y son estas personas las que acompañan en esos último momentos. En medida en que ha habido amigos de última hora, aunque no sean las personas más cercanas al fallecido, han hecho que el proceso sea lo más aliviado posible. Porque lo que no se puede hacer es eliminar el sufrimiento.

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- ¿Por qué?

- Fracasaremos. Lo que sí se puede hacer es aliviarlo. Nuestro objetivo en el final de la vida no debe ser quitar todo el sufrimiento. Todo y nada son pensamientos irracionales. Por lo que si intentáramos quitar todo el sufrimiento de las personas que nos rodean tendríamos un pensamiento irracional que nos llevaría a una conducta igualmente irracional. Nuestro trabajo debe ser velar por ellos y aliviar su peso, tener una actitud paliativa.

- Precisamente ahora las medidas sanitarias son las que no permiten ese acompañamiento antes de la muerte.

- Los trabajadores, a los que nos toca estar en ese lugar, debemos incorporar como parte de nuestra cartera de servicios el acompañamiento, no solo la atención. Las circunstancias que ha creado el Covid nos han ayudado a dimensionar que cuidar es atender y acompañar. Y si no acompañamos al enfermo no estamos cuidando bien. Para cuidar a los demás hay que atenderles en sus necesidades y por tanto identificarlas y acompañarlos porque muchas no se podrán resolver. La situación ha sido muy complicada y debería llevar a preguntarnos como sociedad cómo vamos a organizar los cuidados. Pero hay que tener en cuenta que podemos morir solos y acompañados y también podemos morir solos y no acompañados.

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«Debemos ser capaces de controlar la experiencia de la soledad para que no se convierta en sufrimiento y lo primero es reconocerlo»

SOLEDAD

«No se puede eliminar todo el sufrimiento. Nuestro trabajo debe ser velar y aliviar su peso con una actitud paliativa»

SUFRIMIENTO

«La ausencia de las personas significativas hace que morir en estas circunstancias resulte más complejo para todos»

DUELO

- ¿Se refiere a dejar este mundo sin nadie al lado?

- Morir solo en la dimensión social es malo. En la dimensión existencial siempre nacemos y morimos solos. Pero podemos morir solos y acompañados de nosotros mismos, de otros o de lo otro. También hay una dimensión transcendente que algunas personas cristalizan religiosamente, otras no, y que sienten que mueren acompañados de los otros. El objetivo es morir solos con presencia empática y compasiva que aporta la familia, los amigos, los trabajadores o los voluntarios.

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- ¿Quiere decir que aunque físicamente los seres queridos no se encuentren ahí esa persona no muere sola, sino acompañada?

- Las personas que tienen demencia están aisladas por la enfermedad. Porque ya no se acuerdan de sus seres queridos, ni los reconocen. Pero aún así, cuando su hijo o cualquier otra persona se acerca sonríen, y no lo hacen con todos. A pesar de la enfermedad logran conectarse con esas personas. Entonces uno puede vivir conectado con uno mismo, con los otros y con lo otro. Esa conexión nos hace sentir que formamos parte de algo común, de algo más grande que nosotros mismos.

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