Imagen del bloque de viviendas de la calle Gelasio Aranburu número 1, donde la comunidad ha denunciado a uno de sus vecinos por hacerles la vida imposible. O. O. G
A juicio en Pasai Antxo

Una comunidad lleva a juicio a un residente: «El vecino nos tiene atemorizados»

Tras varias denuncias individuales por diversos hechos, una comunidad de vecinos de Pasaia lleva a juicio a uno de sus residentes, que les insulta, amenaza con un cuchillo o daña la casa «a diario»

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Domingo, 4 de agosto 2024, 00:08

«¿Qué tal vais con el vecino?», suelta una mujer al cruzarse sin detenerse con una persona que vive en Gelasio Aranburu kalea y a ... la que acompañamos de camino al ambulatorio de Pasai Antxo. La fugaz escena, que tiene lugar junto a las obras de la Biteri plaza, nos confirma lo que varios vecinos de la citada calle acababan de relatar a este periódico: «Medio pueblo sabe lo que pasa aquí, la Policía Municipal y la Ertzain-tza han venido mil veces». 'Aquí' es el número 1 de Gelasio Aranburu y 'el vecino' no puede ser otro que el hombre que tiene atemorizado y amargado al resto del vecindario.

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Según acreditan con fotografías, ha llegado a tirar un bote de pintura contra la puerta de una vivienda y también varias mancuernas y discos de pesas al patio desde el último piso; ha dejado un cuchillo junto al felpudo de un vecino al que había amenazado de muerte; a otro le rompió la puerta de entrada y le «plantó un 'pino'» en el baño; y les ha dejado «más de un año sin poder ver la televisión» porque ha roto la caja de registro de la antena, y cuando la han reparado, ha vuelto a repetir la hazaña. Ya ni llaman al electricista.

Varios residentes acumulan diversas denuncias contra él por injurias, amenazas, daños, allanamiento... Algunas están pendientes de juicio y otras han acabado con multas que, igual que pasa con las cuotas comunitarias, «nunca paga». Pero tras «unos tres años» de calvario, lo de menos es cobrar los 200 euros de la indemnización, porque lo único que resarciría sus «noches en vela» y «preocupaciones» sería poder desalojar a este propietario de una de las doce viviendas del portal «antes de que pase una desgracia. Porque va a pasar», coinciden varios vecinos que se niegan a ser fotografiados «por miedo a que este tipo tome represalias más fuertes». De momento, «que sepamos, la agresión física no ha pasado de un sopapo. Seguramente tratando de provocar la reacción del vecino».

El número 6 de Gelasio aranburu es una casa antigua, con varios propietarios por encima de los 80 años en una escalera con dos manos: izquierda y derecha. Un piso «está okupado» por unas personas que «ni molestan ni dan problemas» y otro estaba alquilado a una mujer «que se tuvo que ir» hace un año harta de los encontronazos con su vecino, que tiene 44 años.

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Amenazas a un vecino

Ha llegado a romper una puerta para entrar en una casa y usar el baño, o dejar un cuchillo en un felpudo

Con este panorama, la comunidad ha acudido en repetidas ocasiones al Ayuntamiento y también a la Fundación Gizagune, especialista en «gestión de conflictos y la promoción de la convivencia», tal como reza en su web, que tras dos años con el caso les ha animado por escrito a abrir conjuntamente un procedimiento judicial porque «sin una orden judicial» no se puede «echar a nadie de su vivienda». Tampoco entrar en la casa de nadie si no lo ordena un juez, motivo por el cual «la Ertzaintza ha llegado a venir con escudos, pero él no les abre la puerta». Los vecinos ya se han puesto en manos de un abogado y han realizado un aprovisionamiento de fondos para afrontar las costas. «El problema es que la justicia va lenta, y esto un día va a acabar mal». Desde luego, «cada vez va a más», reconoce en un escrito una de las instituciones a las que han acudido el vecindario.

«Constantemente»

De «desesperante» y «preocupante» califica la situación Jon Amarilla, que dirige la inmobiliaria Iparra que gestiona la administración de la finca. «Los vecinos sufren amenazas, insultos, vejaciones... constantemente. Sobre todo las mujeres. Hemos ido al Ayuntamiento, a asuntos sociales... Y como no se hace o no se puede hacer nada, vamos por la vía judicial antes de que pase nada. A la vuelta de la esquina, en la avenida Navarra 20 ya nos tocó hace unos meses un fuego por una situación parecida, y aquí puede pasar una desgracia cualquier día».

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Según relatan en el portal, donde las asambleas se celebran con presencia de la Policía Municipal, la convivencia comenzó a resultar «insoportable» hace unos tres años, al año de que este hombre comprara el ático en el que vive con «un perro de presa que también intimida bastante». Este varón, al que han llegado a ver «andando por el tejado», amedrenta a cualquiera cuando se pone a insultar, tal como ha podido comprobar este periódico en un audio grabado en la escalera por un vecino desde su casa. Son más de 10 minutos de improperios.

Denuncia

Policía local e instituciones aseguran que no pueden «echar a nadie de su casa», y solo queda la vía judicial

Otro tanto impresiona haber asistido a la evolución de lo que el ínclito ha ido haciendo en los últimos meses con un ventanuco en el portal al lado de la puerta de su entrada: primero rompió el tabique con la intención de poner una ventana más grande pese a no tener permiso para tocar un elemento común, luego cerró el boquete con maderas dejando varias semanas los cascotes de ladrillos en la escalera, y, finalmente, ha tapiado con unos ladrillos puestos uno encima de otro, coincidiendo las juntas de arriba abajo.

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«En las películas»

Uno de los hechos más graves los sufrió el vecino puerta con puerta. El mismo domicilio del que el pasado verano huyó su anterior inquilina. Está todo acreditado con pruebas mostradas a este periódico y también recogidas en una denuncia ante un juzgado de San Sebastián. Según recoge la misma, en noviembre se encontró cola en la cerradura. En diciembre, clavos y otra vez cola; y al poco la puerta «forzada» y «hundida» y la cerradura, «inservible». Y el pasado enero, se topó la puerta reventada, con la mitad inferior abierta.

Avisada la Policía Local de Pasaia, los agentes entraron y comprobaron que alguien se coló en la casa, abrió varios cajones y defecó en el baño. Según la denuncia, los municipales no tomaron ninguna huella ni muestra biológica porque eso ocurría «en las películas». Dos días después, el caso fue archivado «por no tener autor conocido». A los días, antes de que pudiera ser instalada una puerta blindada, el vecino fue sorprendido otra vez dentro de este piso.

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«La Policía -aseguran varios vecinos- nos dice que no pueden hacer nada, que ni tienen medios ni que tampoco son delitos de entidad como para invertir tiempo, por eso vamos a los juzgados».

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