«Vamos de fiesta hasta que el cuerpo aguante»
Una despedida de soltero, familias que se reúnen o una cita con amigos son algunas de las historias de San Fermín
Claudia Turiel
Domingo, 7 de julio 2024, 02:00
Aunque no vestía de blanco y rojo, no había duda de hacia dónde se dirigía Axel Urban. Tras recorrer los más de 1.600 kilómetros ... que separan su país natal, Alemania, con Pamplona, Axel se lleva el premio al mayor fan de los Sanfermines. Su «pánico» por los aviones no fue ningún inconveniente. Sin pensárselo dos veces, el alemán cogió un autobús de unas 9 horas hasta llegar a estación de Donostia, desde donde poner rumbo a una de sus ciudades favoritas.
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Mientras esperaba a su mujer, que ya había aterrizado en Bilbao, Axel contaba que lleva «más de 40 años sin perderse los Sanfermines». Con el objetivo de vivir un año más las fiestas como un verdadero pamplonés, Axel se aferraba a una gran maleta con la bandera de las estrellas y franjas y lucía una camiseta de Hemingway, el escritor estadounidense que popularizó los Sanferines en su obra 'Fiesta'. «En Ale-mania hay muchas vacas y pocos toros», cuenta entre risas este fanático de los encierros y las corridas de los astados. «Llevo toda la vida viniendo a Pamplona y siempre me he abonado a la plaza», asegura con el pase en la mano de su primera cita pamplonesa y en el que claramente se lee el año 1985.
Las claves
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9 horas de viaje. El alemán Axel Urban lleva 40 años viajando a Pamplona en autobús para disfrutar de los toros
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Fiestas en familia. Los Molina-Zúñiga llegan de distintas partes del mundo y se reencuentran en los Sanfermines
Los donostiarras Alberto Sánchez y sus amigos también son veteranos en estas fiestas. Todos los años siguen la misma tradición de «ir todos juntos», aunque confiesan que, a medida que ha pasado el tiempo, el plan ha ido cambiando. «Con la edad ya no aguantamos tanto y vamos solo a pasar el día». Aunque las fuerzas hayan disminuido, «las ganas son algo que no se pierden».
Otros, sin embargo, no tienen el plan organizado y prefieren ir «sobre la marcha». Eso sí, la cuadrilla de Ane, Adriana, María, Marina y Pablo, se sube al bus con grandes expectativas. «Tenemos el ticket de vuelta a las diez de la mañana, en total vamos a estar 24 horas de fiesta», cuentan entusiasmados, aunque algo nerviosos. «Esperamos pasar la noche en una discoteca y pasarlo bien».
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Ane y Arrate llevan años pasando las fiestas en Pamplona porque «tenemos amigos allí y dormimos en su casa», explican. Su día favorito es el primero «Nos gusta el ambiente del chupinazo». Se temen que esta vez haya «más gente que nunca, el 6 ha caído en sábado y eso se nota», señalan con el café en mano mientras guardan en sus mochilas algo de comida para amenizar el trayecto de una hora en bus.
Obligado almuerzo
Una vez en Pamplona y antes de que estalle la fiesta es importante alimentarse bien para coger fuerzas. Los Sanfermines no son lo mismo sin el 'almuercico', «la mejor manera de recargar energías y preparar al cuerpo para lo que se viene», exclama el grupo de amigas pamplonesas de Cristina, Sofía y María. La mesa está llena de platos y de jóvenes poniéndose las botas. ¿La comida más típica? «Huevos con txistorra, con jamón, con patatas...», va enumerando. Y ¡cómo no!, «para beber un poco de vino tinto, que lo acompaña todo». Explican que para llevar a cabo esta tradición es necesario ser muy precavido, y ellas tuvieron suerte. «Conseguimos reservar una mesa para todas hace cuatro meses». Felices no solo por la gran comida de la que están disfrutando, sino porque «es el día que llevamos esperando todo el año, por fin ha llegado». Admiten que, «este año», van a ver el chupinazo desde la Plaza del Castillo. «Hay menos gente que en la Plaza del Ayuntamiento y el ambiente sigue siendo igual de increíble», aseguran. Y así fue.
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Con el pañuelo ya atado en el cuello, las pamplonesas Silvia, Carla y María enumeran orgullosas sus planes preferidos para los Sanfermines. Tienen una larga lista a la que van añadiendo ingredientes: «la fiesta, las peñas, juntarse con amigos, los encierros... Son únicas, no hay ninguna otra igual en el mundo entero».
La sorpresa de Ricardo
La sorpresa de Ricardo fue mayúscula cuando sus amigos le dijeron dónde iba a celebrar su despedida de soltero. «En Pamplona y en el chupinazo». Esta cuadrilla malagueña, «de Ronda», se ríe cada vez que ve al novio, vestido de vaca. Tienen el propósito de «hacer un viaje para no olvidar» y las expectativas que traían cumplidas. «Es una alegría poder disfrutar de una ciudad como Pamplona y de unas fiestas como los Sanfermines», asegura el prometido, todavía sin poder creerse el secreto que «tan bien tenían guardado» sus amigos. El chupinazo y la juerga es algo que esperaban «con muchas ganas», pero también subrayan estar «muy ilusionados por vivir los encierros en persona, tiene que ser algo increíble».
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Además de las cuadrillas, las fiestas también sirven para pasar tiempo en familia. Los Molina-Zúñiga son el claro ejemplo de que juntos, los festejos se disfrutan más. Llegaron a Pamplona cada uno desde una parte del mundo, unos desde Paraguay, otros de Ecuador, y varios desde Madrid o Valencia. Todos han viajado con un mismo objetivo: «reencontrarse después de mucho tiempo» y, sobre todo «pasarlo bien hasta que el cuerpo aguante», exclaman casi a coro. En la plaza del Castillo, no dudan en presumir de sus banderas. Con familiares de todas las edades no saben cómo terminará el primer día pero «al menos estamos todos juntos».
Para Ainhoa, la cita del 6 de julio es «su primera vez». Acude con su familia bilbaína y tiene varios parientes que aseguran conocer «bastante bien las fiestas». Están preparados con cubiteras repletas de hielo donde enfriar las botellas de champán para brindar por San Fermín. «Hay mucho por lo que celebrar, pero sobre todo, que estamos juntos, por la familia», exclaman al tiempo que alzan sus copas.
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