Solo la mitad de los hombres jóvenes ven la violencia machista como algo muy grave

Relativizar la violencia. La mayoría de jóvenes residentes en Euskadi (94%) considera que «golpear, pegar y empujar» es una forma de violencia muy grave, así como «obligar a mantener relaciones sexuales contra la voluntad de la otra persona» (91%). Sin embargo, todavía hay «algunos jóvenes» que «tienden a relativizar o normalizar algunos comportamientos de violencia contra las mujeres, como, por ejemplo, tocamientos en recintos de ocio o situaciones de acoso sexual online», según se lee en el informe, que hace hincapié en que «no deja de ser preocupante» que haya quien dice que «la violencia machista no está adecuadamente definida» o que «es algo que ha ocurrido siempre». Uno de cada cinco hombres jóvenes considera que «la violencia machista no existe y que es un invento ideológico», un porcentaje que ha ido en aumento en los últimos años.

Pornografía y cultura de la violación. Los jóvenes acceden a la pornografía «a edades cada vez más tempranas», según Lezertua. El estudio indica que este primer contacto con la pornografía se produce a una edad media de 12 años y medio, y que los chicos jóvenes consumen un 20% más de contenido pornográfico que las chicas. Además, el 33,4% de la población adolescente en Euskadi reconoce que la pornografía le ha influido en sus propias relaciones y el 52,2% de quienes consumen frecuentemente pornografía considera que le puede dar ideas para sus propias experiencias sexuales (sobre todo los jóvenes).

Internet para informarse. La principal fuente de información sobre sexo de la juventud es internet (47,8%); seguida de las amistades (45,5%) y, a cierta distancia, el profesorado (28%). En este ámbito también se perciben diferencias por género. Las chicas recurren más a las amistades y los chicos, a internet, mientras que las familias en este campo siguen ocupando un papel secundario, si bien entre ambos progenitores es mayor la interlocución con la madre.

Tareas del hogar. La mitad de los chicos piensa que las chicas son más capaces de dar cariño, mientras que en el reparto de las tareas de hogar, se constata que las chicas dedican una hora más de media al día a estas labores. Esta diferencia, además, se acrecienta a partir del momento de la maternidad, «entendiéndose que la mujer es la que tiene que llevar a cabo las tareas de cuidado», según el Ararteko. A su vez, la imagen de los jóvenes está hipersexualizada e hipererotizada en medios y redes sociales, y la presión hacia los chicos jóvenes es superior en relación con cuestiones como el éxito, el poder y la conquista.