«Sentimos un golpe seco y un fogonazo cuando el rayo alcanzó al avión»
Un pasajero del avión alcanzado el jueves por un rayo en Hondarribia dice que se enteró del percance «al leerlo en el periódico, el vuelo siguió normal y nadie nos dijo nada»
El Airbus A319 de Iberia que el jueves por la mañana fue alcanzado por un rayo cuando se disponía a aterrizar en Hondarribia tras ... despegar de Madrid fue sometido ayer a una exhaustiva inspección en el mismo aeropuerto donde la víspera pudo tomar tierra aparentemente sin mayor problema. De hecho, este tipo de incidencias son relativamente frecuentes, sucede una cada mil horas de vuelo, pero más de un pasajero se llevó «un buen susto» sin que, al parecer, llegarán a saber «realmente qué pasó, porque nadie nos dijo nada».
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Una de esas personas que volaba en el avión que partió a las 7.30 de la mañana desde el aeródromo Adolfo Suárez de Barajas era Juanma Sotillos, redactor de montaña de este periódico. Según trasladó la víspera a la compañía el propio comandante del vuelo, el rayo alcanzó al avión cuando faltaban cuatro minutos para tomar tierra y sobrevolaba el espacio aéreo francés en su aproximación a la pista de aterrizaje. «Yo iba en los asientos del final, y sentimos un ruido como un golpe seco y un fogonazo por la parte izquierda del avión», relata Sotillos. Fue un instante tan fugaz que «entre los pasajeros nos miramos como preguntándonos 'qué había pasado'. Recuerdo la mirada de sorpresa de la persona que iba a mi lado».
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Sin embargo, el hecho de que la aeronave no se inmutara y continuara con su trayectoria, unido a que la tripulación tampoco hizo referencia a algo que asumió como una simple turbulencia, llevó a viajeros como Sotillos a dudar de lo que habían percibido. «En casa le conté a mi mujer lo que había pasado, y le dije que igual algún pájaro habría impactado en un motor. Porque el golpe lo oímos, y ya dudé si el fogonazo lo vi o lo imaginé». Fue por la tarde, cuando vio la noticia en la web de este periódico, cuando supo que «lo que había sentido fue un rayo». Aunque resulte algo relativamente frecuente, «el susto no te lo quita nadie».
Según indicaron ayer desde Iberia a este periódico, la previsión es que el aparato regrese hoy a Barajas, una vez que su personal de mantenimiento haya comprobado que la zona del radar meteorológico donde hizo diana el rayo –en la parte inferior del morro– se halla en condiciones para volar. El efecto jaula de Faraday, que permite que una descarga eléctrica sobre un continente metálico se distribuya por toda su estructura sin que afecte a su interior, hace que los aviones estén «equipados para soportar la caída de un rayo. Es bastante frecuente, sobre todo en esta época del año», precisaron el jueves en Iberia.
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