Los secretos detrás de la máscara
La han usado Mbappé y Le Normand, uno de los mozos más retratados de los pasados encierros y cada vez más niños que se lesionan y siguen haciendo multideporte
Diego Fernández Tortosa
Sábado, 27 de julio 2024, 02:00
Desde que el jugador francés Kylian Mbappé saliera a jugar con una máscara tras fracturarse la nariz en un partido de la pasada Eurocopa, este ... elemento de protección ha adquirido un nuevo protagonismo. El realista Robin Le Normand también la usó el año pasado en un partido en el que marcó un golazo al Athletic. Pero no solo futbolistas y deportistas de élite se 'enmascaran'. De hecho, una de las imágenes más llamativas de los encierros de los pasados Sanfermines resultó ser la de un joven que, a pocos metros de la entrada de la plaza, fue alcanzado por el pitón derecho de un toro que atravesó su camiseta pero no llegó a penetrar. Llevaba un protector en la cara y en menos de una hora ya había sido bautizado como 'el corredor de la máscara'.
Publicidad
Lleve quien la lleve, la finalidad es la misma: proteger a los deportistas que hayan sufrido una fractura en el rostro para que puedan seguir compitiendo sin recuperarse del todo. Es algo que destaca Carolina García, técnico ortopédico: «La máscara no te va a curar la fractura, sino que es un parapeto para protegerte de los impactos». Por ello, para esta profesional, la máscara no tiene sentido si el usuario «no hace deporte». Pero, en caso de que haga falta, ¿cómo se fabrica este tipo de artículo que ha de adaptarse a la fisionomía?
«La mayoría de nuestros clientes son niños que vienen por roturas de nariz y que siguen haciendo deporte»
Carolina García
Técnico Ortopédico
El proceso comienza, obviamente, con la propia fractura y con el parte del médico. «Nos llaman por teléfono y es lo primero que preguntamos, ya que cada fractura necesitará de una máscara diferente», comenta la especialista. Cuando un médico ha analizado la fractura y ha determinado su magnitud, es hora de empezar el proceso de adaptación de la máscara, que suelen comercializarse en ortopedias.
«Nosotros nos hemos especializado en productos a medida», explica Mikel García, copropietario y técnico ortopédico de Ortoberri, ubicado en el barrio de El Antiguo, en Donostia.
Para adquirir una máscara es necesario que el accidentado se acerque físicamente al establecimiento para que los especialistas analicen la fractura y decidan el tipo de protector más apropiado en función de ella. En este momento se abren dos oportunidades: adquirir una prefabricada o una a medida.
Publicidad
1 /
Las primeras sirven para fracturas de nariz, como la que empleó Mbappé. Estas roturas son las más comunes y, por tanto, las máscaras prefabricadas son las más vendidas en las ortopedias. «Sobre todo se emplean para lesiones provocadas por pelotazos y la mayoría de nuestros clientes son niños que hacen multideporte», explica García, que dice que las madres las compran como «medida de prevención» para que sus hijos puedan continuar jugando en el patio a la hora del recreo, aunque también las solicitan algunos trabajadores que han tenido un accidente laboral y que desean tener una protección complementaria a la que dan las empresas. Estas máscaras, que se comercializan en tres tallas (la M para mujeres adultas, la L para hombres adultos y la S para niños), suponen la opción más económica y rondan en torno a los 60 euros.
La otra opción es hacer una máscara a medida, protectores más sofisticados cuyo precio puede oscilar entre los 180 y 200 euros. «No es una venta muy habitual, ya que despachamos entre 15 y 20 al año y la mayoría son a deportistas federados o profesionales». Para adquirir una de estas máscaras, que sirven para proteger otro tipo de fracturas faciales (mentón, pómulos...), es preciso realizar algunas pruebas al lesionado. El proceso comienza con un escaneo morfológico de la cara. Se hace en el propio establecimiento con un dispositivo que «no tiene margen de error», aseguran. «Este escáner es el mejor que hay en el mercado porque tiene una precisión increíble, pero a nosotros nos costó una inversión de 6.500 euros», explica García, quien admite que hay otros escáneres más económicos.
Publicidad
El Dato
200
euros es lo que puede llegar a costar una máscara fabricada a medida para todo tipo de fracturas en una ortopedia. Las prefabricadas, más económicas, rondan los 60 euros.
Una vez se ha escaneado la cara del cliente y ya se han tomado todas las medidas necesarias, se hace un pedido a una empresa que se dedica a la impresión en tres dimensiones. En total, el proceso no dura más de tres días desde el primer contacto.
Esta fase de la impresión 3D es importante, ya que el material que utilizan actualmente ha mejorado. «Hasta ahora estaban hechas de carbono, que las hacía muy ligeras y rígidas, pero ahora con la impresión 3D podemos elegir entre diferentes durezas y los plásticos que empleamos son más finos», detalla la profesional.
Publicidad
Además del material externo, todas las máscaras llevan una capa interna hecha a partir de materiales amortiguadores, que tienen la finalidad de separar un poco la parte fracturada de la superficie de la máscara.
La durabilidad de ambos tipos de máscara es casi ilimitada ya que no se rompe ni desgasta y es posible reutilizarlas en el futuro. Además, es un producto que se puede mojar, ya que funciona para todo tipo de deportes, incluyendo los acuáticos.
Publicidad
«Hay máscaras prefabricadas y otras a medida que permiten elegir el grado del impacto que se quiere absorber»
Mikel García
Técnico Ortopédico
Ahora bien, las máscaras a medida tienen una serie de ventajas con las que no cuentan las prefabricadas, aunque ambas sirvan para permitir a los deportistas lesionados seguir practicando deporte sin recuperarse del todo. Así, posibilitan escoger el grado de impacto que se desea absorber. «No es lo mismo un niño que un profesional, que pueden ir con todo. Con las fabricadas a medida podemos escoger que la máscara sea capaz de recibir impactos de cuatro, cinco o hasta seis kilos», detalla la especialista.
García reconoce que el hecho de que un futbolista de la talla de Mbappé se haya protegido con una máscara ha aumentado el interés por este elemento de protección. «Cada vez que un deportista aparece con un elemento ortopédico, siempre vienen personas preguntando por él», reconoce la experta ortopédica, quien recalca que «es un producto que protege y que está al alcance de cualquiera». Pero también incide que estos artículos «no tienen sentido» si el lesionado no practica ningún deporte de contacto.
Suscríbete los 2 primeros meses gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión