Las porterías, en el bar o en el lavadero
El juego a siete reemplazó en los 60 al hasta entonces popular balonmano a once y el Bidasoa lo llevó a su cima con la Copa de Europa
El Bidasoa es el único equipo vasco campeón de Europa. La ganó el 22 de abril de 1995 ante el Badel Zagreb en Croacia. El club irundarra se fundó en 1962, recogiendo la tradición del balonmano en Gipuzkoa, con gran predicamento en Donostia, de donde saltó a Irun, según recuerda Manolo López, socio número 1, fundador y expresidente. «Lo trajo José Miguel Arana. Jugaba en el Amaikak Bat pero el club atravesaba dificultades y al mudarse él a Irun creó el Bidasoa. No había jugadores y vinieron sus compañeros de Donostia».
Se empezó a entrenar en la escuela Viteri, en 1961, «porque había que aprenderlo todo». Supuso un cambio. Hasta entonces, se jugaba once contra once en campo de fútbol. El balonmano a siete no era muy conocido. «Se jugaba en el rebote de Anoeta; los Luises de Loiola, en el frontón del barrio; en Egia; en San Juan se hacía en la plaza... Todo eran suelos de cemento. De Don Bosco salieron buenos jugadores. Tenían polideportivo cubierto y el Bidasoa jugó partidos allí».
El socio número 1 del Bidasoa recuerda que «los inicios fueron difíciles. Los jugadores se cambiaban en el bar Morondo, porque el Uranzu no tenía vestuarios. Nos vestíamos en la bodega y allí guardábamos las porterías». Lo mismo hacían los Luises de Loiola en el lavadero junto al Urumea. «Además, la señora Joaquina preparaba café a los jugadores. Nunca se llegará a agradecer del todo a la familia Morondo lo que hizo por el Bidasoa». Hoy el Bidasoa tiene compañía en su camino en la élite. El despegue del balonmano femenino de la mano del Bera Bera ha consolidado este deporte como uno de los clásicos en Gipuzkoa.