Movilidad

La restricción al centro de Donostia afectará al 50% de los coches

Este anuncio de Donostia se produce dos días después de que Bilbao aprobara su propia ZBE, que entrará en funcionamiento en el primer trimestre de 2024, un plazo que Irun también se dispone a aplicar. El debate en la capital guipuzcoana se ha visto salpicado en las últimas semanas por un cruce de andanadas entre la concejala de Movilidad, Olatz Yarza (PNV), y la de Ecología, Marisol Garmendia (PSE), miembros ambas del gobierno municipal, que indica que las heridas abiertas antes de las elecciones municipales por la gestión del tráfico siguen abiertas. Ayer, sin embargo, ambas evitaron nuevos reproches mutuos, lo que no impidió que la oposición se cebara con su «inaudita» gestión del asunto, según señaló el portavoz del PP, Borja Corominas.

Como ya anunció DV, el Ayuntamiento ha pedido al Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana una prórroga de un año en la puesta en marcha de la ZBE, un tiempo que fundamentalmente se va a emplear en tramitar la aprobación de la nueva ordenanza de circulación que debe regular este asunto (restricciones, aplicación de tecnología, excepciones, régimen sancionador…). Un grupo de trabajo compuesto por funcionarios y responsables políticos de varios departamentos municipales ultima la delimitación de la Zona de Bajas Emisiones y la redacción del Plan de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS) que acompañará a este proyecto, documentos ambos que podrían ser aprobados en las próximas semanas. Lo que tomará su tiempo es la nueva ordenanza, el texto jurídico, que regulará la aplicación de la ZBE. «Tenemos un año por delante para poder debatir», indicó ayer Yarza, dando a entender que no van a correr y que la norma será sometida a un debate político y a un proceso de «participación ciudadana». «Es un tema importante y lo queremos hacer bien y de forma coordinada».

La concejala de Ecología quiso transmitir «tranquilidad» a los ciudadanos. «Cumpliremos la ley, defendemos una movilidad sostenible y una ZBE razonable. No somos la única ciudad que ha pedido la prórroga. No es fácil conciliar todos los intereses. Trabajamos para que la implantación sea absolutamente gradual y sea la menos perjudicial para la ciudadanía donostiarra, especialmente para los ciudadanos que tienen menos poder adquisitivo para comprar otro vehículo». Es decir, ZBE sí, pero aplicación progresiva y con afectación solo a los vehículos más antiguos y contaminantes, no a los comprados en los últimos lustros.

La ZBE en la que trabaja el Ayuntamiento donostiarra prevé una primera fase de 3 años en la que los únicos vehículos afectados serán «los que no tienen etiqueta ambiental», según precisó Garmendia. Se trata de los que funcionan con gasolina matriculados antes del año 2000 y los diésel matriculados antes de 2006.

La concejala de Ecología señaló que suponen solo «un 10% de los que entran al centro de la ciudad», aunque según datos de 2021 son uno de cada cuatro (24,47%) de los censados en Donostia. En una segunda fase, la restricción se aplicará también a los vehículos con etiqueta B, vehículos de gasolina matriculados a partir de 2001 y diésel a partir de 2006. En San Sebastián, el 30,28% de la flota tiene etiqueta B. Las restricciones de la ZBE donostiarra no afectarán, por tanto, a los vehículos con etiqueta C (turismos de gasolina matriculados a partir de 2006 y diésel a partir de 2015) -42,63% del total-, ni a los híbridos de etiqueta ECO -2,13% del total- ni a los eléctricos de etiqueta 0 -0,48%-.

Lo que aún se desconoce es el área de restricción que implicará la ZBE. El superado plan Datorren Donostia abarcaba todo el Ensanche Cortázar y la Parte Vieja, pero la superficie afectada podría terminar siendo menor.