La crisis energética dispara en un 245% la cifra de viviendas en rehabilitación en Gipuzkoa

¿Pero qué hay detrás de este fenómeno? ¿Por qué los andamios han sustituido de forma generalizada a las grúas, símbolo de la burbuja inmobiliaria? ¿Qué ha sucedido para que las comunidades de vecinos se hayan decantado por estas obras? Desde el Colegio Oficial de Arquitectos Vasconavarro (COAVN), su presidenta, Juana Otxoa-Errarte, y el responsable de la oficina guipuzcoana de apoyo a la rehabilitación, Unai Sarasola, lo tienen claro. La crisis energética, que ha provocado un aumento de la factura y la consiguiente necesidad de ahorrar, es la razón principal.

«La gente ha visto la necesidad de reducir el consumo para abaratar las facturas desorbitadas. El cambio climático también tiene su relevancia, ya que ha despertado la conciencia de la sociedad. Digamos que se ha juntado todo a la vez», cuentan ambos portavoces al unísono.

Junto a ello, las ayudas europeas procedentes del 'Next Generation' –6.800 millones para la rehabilitación energética, de los cuales 3.400 se destinarán a la rehabilitación de viviendas– han impulsado definitivamente el sector. Y pese a que hay trabajo por delante porque el parque inmobiliario se está quedando «obsoleto», es una buena noticia para Gipuzkoa. Tras el bajón de la nueva construcción, este sector es estratégico para la actividad de los arquitectos. Según datos del colegio Vasconavarro, Gipuzkoa cuenta con 1.158 arquitectos colegiados, 670 hombres y 488 mujeres. En total en Euskadi hay 2.804. Conviene aclarar que la cifra de profesionales será superior, pero no están inscritos en el colegio, «seguramente por no estar ejerciendo actualmente», aclaran las mismas fuentes.

En los cascos urbanos de las ciudades y pueblos guipuzcoanos es fácil observar fachadas en mal estado, bloques que no se ajustan a la eficiencia energética o edificios que necesitan una renovación. Con la rehabilitación se busca precisamente convertir los edificios antiguos o en desuso en nuevos espacios que sean aptos para la habitabilidad de las personas. En definitiva, se trata de unas reformas que aportan salud, ahorro y empleo.

El presupuesto para rehabilitar un bloque de seis pisos está «en unos 300.000 euros», mientras que si se lleva a cabo en una torre de 15 alturas, colocando además una fachada ventilada, se puede disparar «hasta el millón y medio». Pero las ayudas pueden suponer hasta un 50%: «En unas obras recién acabadas en San Sebastián, la inversión era de 25.000 euros por vivienda, pero las subvenciones han sido de 13.000 euros». Tal y como recalcan, «cuanto más ahorras en consumo, más ayudas recibes. Con lo cual, ver andamios es un beneficio para todos».

¿Y por qué es tan importante contar con una vivienda eficiente a nivel energético? Desde el COAVN defienden que «las condiciones de una vivienda rehabilitada cambian de forma sustancial. Por ejemplo, el interior de una casa antigua puede estar a 14 grados, por lo que aumenta la pobreza energética. En cambio, una vivienda bien ventilada y acondicionada tiene una temperatura idónea. Al final, hablamos de confort». La oportunidad es única, puesto que después de tantos meses confinados en lo peor de la pandemia se ha tomado más conciencia que nunca de las carencias con las que los ciudadanos viven el día a día en sus hogares.

Con todo, el sector atraviesa también sus dificultades para encarar los proyectos de rehabilitación energética en el territorio, relacionados especialmente con el encarecimiento de los materiales y, especialmente, con la falta de mano de obra especializada. Un déficit que atenaza al tejido económico guipuzcoano en varios ámbitos, también en el de la construcción. Según el último estudio de la consultora Adecco sobre los perfiles más demandados por las empresas vascas en el último año, hacen falta entre otros ingenieros, electricistas, fontaneros, albañiles, encofradores... y fachadistas.