«No quiero ser un referente LGTBI, lo hago por seguir la tradición de los Santaneros»
Ioritz Álvarez será la primera persona homosexual que participará en la esku-dantza de Ordizia
Como cada 27 de julio, una de las tradiciones más antiguas de Ordizia volverá a tener lugar este año en la Plaza Mayor de la ... localidad. La tradicional esku-dantza de los Santaneros contará este sábado por primera vez en más de 500 años con la presencia LGTBI en una de las cinco parejas que se han casado durante el último año, la formada por el ordiziarra Ioritz Álvarez y su marido, Iñigo Abadía.
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«No quiero ser un referente, lo hago por seguir con la tradición de los Santaneros», cuenta Ioritz muy alegre y elocuente al otro lado del teléfono. El ordiziarra y su marido se casaron hace apenas un mes en una boda de cuento en el Castillo de Arteaga, a una hora de San Sebastián, ciudad en la que viven actualmente. «Yo soy de Ordizia y él es de Bilbao, nos conocimos hace cuatro años y en marzo, justo el día de su cumpleaños le pedí matrimonio, aunque uno de mis requisitos era que participase y ya le había convencido, desafortunadamente, no va a poder asistir, ya que le ha sido imposible por temas de trabajo», narra el joven de 30 años.
Ioritz comenta que «desde siempre» ha contado con participar en esta tradición una vez estuviese casado. «El único requisito para participar es que uno de los dos sea de Ordizia o esté empadronado. Mis padres participaron y yo siempre he pensado que también lo haría», confiesa. Además de explicar que ha sido profesor de aurresku y que la costumbre de los Santaneros «siempre ha vivido en mi casa, de hecho, mi padre fue el atzesku cuando se casó con mi madre», narra, ya que el protocolo no marca un mínimo de participantes, pero «se necesitan dos para ser aurresku y atzesku y otros dos como mayordomos que acompañan a las mujeres del ayuntamiento hasta la plaza», explica.
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Este profesor de niños con autismo en el Colegio Jesuitas de San Sebastián, que lleva dedicándose a esta vocación desde hace más de 12 años, revela que «él no es consciente» y que tampoco se siente un referente para la comunidad LGTBI por participar. «Al principio me sorprendí y hasta me agobié un poco cuando me enteré que Iñigo y yo seríamos la primera pareja homosexual en participar en el baile. Me sorprendí porque me parece increíble que no hubiese nadie antes de nosotros si el matrimonio entre personas del mismo sexo se aprobó hace casi veinte años», confiesa. «Aunque si mi participación sirve para que la gente del colectivo que tiene estigmas para salir, me parece genial, pero me gustaría aclarar que yo quería salir debido a la costumbre».
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En cuanto a los ensayos, Ioritz explica que ha asistido desde principios de julio todos los lunes, martes y jueves durante una hora, y aunque ha tenido que hacerlo solo, aun así, Ioritz no se desanima y cree que «va a ser un día bonito con cuatro parejas y media», ríe. «El último ensayo fue el 22 de julio y el sábado 27 haremos tres bailes», cuenta Ioritz. «A las 9.00 horas nos reuniremos todos en el Ayuntamiento para realizar el acto de entrada en la Cofradía de Santa Ana y firmar en el libro de actas», explica haciendo referencia a un libro que data de 1792 y que es el tercer tomo desde que se creó la cofradía en 1509. «La despedida la bailan el atzesku y el aurresku y luego ya viene la comida».
En cuando al vestuario que va a llevar este día, explica que el día de su boda ya optó por una propuesta vanguardista «diseñada por la firma Soia Bridal de Ordizia». Una creación única que fusionaba el tradicional traje de dantzaris guipuzcoanos con un 'look' que Ioritz había visto en un desfile de la MET Gala, y que le sirvió de inspiración para la capa desmontable que llevaba. Ioritz cuenta que a pesar de que para el baile tradicional suelen llevarse zapatillas negras, él el día de su boda ya llevó unas alpargatas y en esta ocasión, también piensa hacerlo, con la particularidad de que estas «van a ser de ser de color negro».
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Cambio de roles de género
En cuanto a si ha tenido algún problema u obstáculos para su participación explica que desde hace dos años la tradición ha cambiado, ya que en 2022 el aurresku de los Santaneros fue María Balluerka, a pesar de que este siempre había sido un papel masculino. «Ahora la distinción de sexo es menos marcada, no importa si el chico lleva la cuerda y la chica el mantón o no, afortunadamente eso ha cambiado», destaca.
La tradicional esku-dantza se remonta al año 1509 y tras la pandemia del Covid, que provocó la suspensión de la fiesta en 2020 y 2021, en el año 2022 la tradición contó con una importante novedad, por primera vez en 500 años una mujer encabezó el baile. Un hito, ya que hasta entonces el papel de aurresku y atzezku estaba reservado a los hombres.
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Durante los últimos años ha habido dificultades para que las parejas participen, es por ello que Ioritz espera que con su participación «más personas jóvenes se animen a formar parte de esta bonita tradición».
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