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Un cliente rellena el formulario para pedir pintxos en el bar Baztan de la Parte Vieja de Donostia. Iñigo Royo
Pintxos a golpe de formulario

Pintxos a golpe de formulario

Bares de la Parte Vieja de Donostia incorporan un impreso para que los clientes pidan los pintxos con papel y bolígrafo y esperen sentados a ser servidos

Jueves, 9 de enero 2025, 06:34

Hablar de pintxos nos sitúa generalmente en San Sebastián. La Parte Vieja de la capital guipuzcoana es considerada por muchos la Meca de los pintxos. Un lugar en el que miles de turistas buscan cada año conocer de primera mano una de las principales tradiciones de la zona que, no obstante, ha ido evolucionando de manera paulatina, con el paso de las décadas. Los más veteranos recordarán el gran cambio que supuso comenzar a colocar los pintxos en platos. Con la pandemia llegaron también las vitrinas, debido a los riesgos que acarreaba entonces tener expuestos los pintxos al aire libre, al alcance de gérmenes y bacterias. Ahora, nuevos usos y costumbres se apoderan poco a poco de la tradición. Los establecimientos se adaptan a los nuevos tiempos. Atrás quedaron los días en los que estos pequeños manjares se cogían con la mano y se consumían en la barra. Las vitrinas ocupan gran parte de aquellas barras, precisamente, buscando evitar que los clientes se queden a consumir en ellas.

Las hojas para anotar el pedido han llegado a los bares de pintxos de la Parte Vieja donostiarra, al estilo de los restaurantes de sushi. «Siéntense, cojan un papel y bolígrafo, anoten los pintxos que deseen pedir y esperen sentados», se escucha por algunos bares de la ciudad cada vez que una cuadrilla o un grupo de turistas entra a ellos con la intención de pedir pintxos. Las vitrinas, los papeles y los bolígrafos son nuevos protagonistas en una de las tradiciones más icónicas y características de la cultura vasca y guipuzcoana.

«Con esta medida se busca controlar bien lo que consume cada cliente, y garantizar que paguen lo que realmente piden»

Arantxa Ciaurriz

Propietaria del bar Baztan

Varios clientes habituales de la Parte Vieja donostiarra han reportado en los últimos tiempos que algunos establecimientos obligan a anotar los pintxos que desean consumir en una hoja, en la que aparecen las opciones numeradas con una lista. Cada pintxo tiene un número asignado, tal y como se puede observar en la barra. Un cliente del bar Aralar asegura que cuando acudió con su familia a comer unos pintxos se le «obligó» a sentarse y pedirlos desde la mesa, rellenando el papel con los números de aquellos que deseaban pedir. Una mecánica que también se extiende a otros establecimientos de la ciudad. «Es una pena, se están cargando la tradición», opina un cliente habitual de estos bares. «Solo piensan en el cliente extranjero, la Parte Vieja se ha convertido en un parque temático para turistas», denuncia otro donostiarra.

Un nuevo sistema

El bar Alcalde, ubicado en la calle Mayor, es uno de los establecimientos que trabaja con hojas para que los clientes apunten el listado de pintxos que deseen probar. Una larga barra llena de comida estratégicamente colocada da la bienvenida a los clientes nada más entrar por la puerta. Bajo la barra, montones de papeles llenos de números, correspondientes a los distintos pintxos, se apilan para que quien llegue los coja directamente. Al fondo, un grupo de mesas espera a que la gente se siente y haga su pedido. Cada bocado expuesto en la barra tiene un número, con un color u otro en función del precio. «Las hojas llegaron en la pandemia, junto con las vitrinas, porque no podíamos tenerlos expuestos sin ninguna protección», dice Gerardo, encargado del establecimiento. «No es nada nuevo, este sistema ya lleva varios años aquí», explica.

No obstante, Gerardo matiza que «no siempre es obligatorio utilizar el papel. Si un cliente se acerca a la barra y señala el pintxo que quiere, se lo cogemos y se lo damos», explica. «Las hojas están más orientadas a clientes de fuera, turistas que vienen a probar varios pintxos», asegura. Recuerda también que además del código QR que viene en los papeles para consultar los pintxos disponibles, también cuentan con cartas físicas, a diferencia de los años de la pandemia. «Somos conscientes de que hay gente mayor que tiene más dificultades con las nuevas tecnologías, pero para ellos tenemos disponibles cartas en papel, en físico», destaca Gerardo.

Papel y boli

Los bares buscan que el cliente consuma sentado, rellenando un papel con los pintxos que quiera

Las hojas para anotar los pintxos también han llegado a otros bares de la Parte Vieja donostiarra. Arantxa Ciaurriz, dueña del bar Baztan, defiende la medida y argumenta que «es muy cómodo, tanto para nosotros como para el cliente». Una mecánica que aplica junto con su marido, Aitor Oyarzabal, en todos los bares que regentan: cuatro en total en la capital guipuzcoana. En la Parte Vieja son dueños, a demás del Baztan, del Aralar y del restaurante Bare Bare. También son propietarios de otro bar Baztan, que ofrece una experiencia similar al otro, ubicado en el centro comercial Garbera. «En este último bar damos algo más de libertad al cliente para pedir en barra si lo desea, aunque también utilizamos los papeles», indica. «Es un sistema que nos funciona muy bien, y la gente nos muestra su satisfacción de forma habitual».

Como principal ventaja, resalta la comodidad que aporta tanto al establecimiento como a los clientes. «De esta manera los clientes no se sienten presionados a la hora de elegir, pueden tomarse el tiempo que necesiten. Cuando se deciden rellenan la hoja, nos la entregan y se les llevan los pintxos», explica Ciaurriz.

Un empleado del local admite que este método «no suele gustar al cliente de aquí, que no está acostumbrado a ello». No obstante, Ciaurriz recalca que «no se busca beneficiar a ningún cliente por encima de otro, es una cuestión de comodidad para todos». Además, asegura que «evita confusiones, o que la gente pague menos de lo que realmente ha consumido».

Y es que con este sistema queda todo registrado. «Si has comido doce pintxos pero vienes diciendo que has comido cuatro, tenemos la hoja para comprobar cuántos has pedido realmente», apunta un empleado del Baztan. De la misma manera opina Gerardo, quien considera que «con este sistema es mucho más fácil llevar un control de lo que consumen los clientes, y evitar cualquier tipo de error o confusión».

Las hojas han llegado a los bares locales para quedarse. Al menos así lo parece, pues cada vez son más los establecimientos que deciden apostar por emplear esta medida. Mientras grupos de turistas cogen papel y bolígrafo para anotar sus pedidos en el establecimiento, los clientes locales se quejan, ya que consideran que la Parte Vieja de la ciudad «cada día ofrece servicios más orientados al turismo y a los beneficios económicos», dejando de lado la tradición que reclaman y añoran muchos donostiarras. Atrás quedan las épocas en las que cada uno se acercaba a la barra y cogía aquel que más deseaba. Tocará acostumbrarse a una nueva manera de disfrutar de una tradición tan especial como son los pintxos en el territorio, ya que los hosteleros defienden las ventajas que les aporta.

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