«El pensamiento deja una huella física, pero no sabemos cuál»
«En los próximos meses o años podremos ver si el implante cerebral de Elon Musk está siendo útil», afirma
La empresa de Elon Musk Neuralink ha implantado un chip cerebral en una persona con el objetivo de conectar cerebros humanos a computadores y ayudar ... a tratar afecciones neurológicas complejas. La intervención ha supuesto un paso más hacia un futuro en el que el control mental ofrece tantas esperanzas como recelos. «El siguiente paso, que es lo que veremos en los próximos meses o años, es comprobar si el implante está siendo útil», dice Javier Díaz, profesor de instrumentación biomédica de la Escuela de Ingenieros Tecnun de Donostia.
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– ¿Qué ha hecho Elon Musk?
– Un circuito electrónico que tiene una batería recargable, es biocompatible y contiene muchos canales de medida de señales eléctricas. Ese implante lo ha puesto en un paciente. De momento lo quiere aplicar para gente que padece esclerosis lateral amiotrófica, el ELA, o que ha sufrido una sección medular y está en situación de tetraplejia.
– ¿Qué resultados ha tenido el implante?
– Musk dice que es un éxito porque está funcionando como se esperaba, es decir, está dando respuestas y están midiendo señales porque se comunica inalámbricamente con el exterior. Lo que habría que ver ahora es si ese dispositivo es realmente útil, si esa persona va a poder conseguir realizar más movimientos. Yo aquí utilizaría la analogía de cuando se lanza una sonda a Marte y se dice que el lanzamiento ha sido un éxito porque ha llegado a su destino y desde la Tierra estamos recibiendo señales. Con el implante, el siguiente paso, que es lo que veremos en los próximos meses o años, es comprobar si está siendo útil.
– ¿Si funciona, qué podrán hacer esos pacientes?
– Lo que conseguirán es interaccionar con máquinas.
«Si alguien es capaz de encontrar el sustrato físico del pensamiento será un hito en la humanidad»
– ¿Si una persona controla una máquina con su mente se corre el peligro de que a través de la máquina se pueda controlar el cerebro de esa persona?
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– Estamos muy lejos de eso. Cuando medimos señales cerebrales observamos patrones y cambios de patrones, y eso es muy diferente a lo que entendemos por mover máquinas con la mente. Lo que sucede es que no está nada claro qué es pensar desde el punto de vista físico. A lo que aspiramos es a medir realidades físicas para cuantificarlas y siempre acabamos obteniendo un valor y una unidad. Cuando estamos hablando de detectar pensamientos, por ejemplo, tendríamos que encontrar su sustrato físico y eso a día de hoy no se conoce. Si alguien es capaz de encontrarlo sería un hallazgo igual al descubrimiento de la doble hélice del ADN. Será un hito en la humanidad.
– ¿Se encontrará alguna vez?
– Hay una realidad y es que hay un soporte físico, por lo que deberíamos de ser capaces de encontrarlo, pero estamos lejos.
«Estamos trabajando para aprovechar la energía del cuerpo.Queremos evitar la batería de los implantes»
– ¿El pensamiento deja alguna huella física?
– Es lo que creemos, pero no sabemos cuál es esa huella.
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– El cerebro se está investigando a sí mismo. ¿Ha pensado alguna vez que igual no quiere mostrar sus secretos por pura autodefensa?
– El universo empezó hace 13.800 millones de años. Puestos a hacer ciencia ficción, quién sabe si un día hubo otra civilización que también avanzó y se extinguió porque llegó a saber lo que era el cerebro y nosotros somos una especie que ha avanzado porque no somos capaces de entenderlo.
– ¿Qué hacen por nosotros los implantes?
– El mundo de los implantes lleva muchos años. Uno de los primeros fue el marcapasos que estimula el corazón para que vaya más rápido. En el cerebro también se están poniendo implantes con fines terapéuticos, por ejemplo para el párkinson. No te curan la enfermedad pero mejoran la capacidad motora del paciente. Los implantes se aplican también para otras patologías como la depresión o la obesidad mórbida, donde se estimulan áreas del cerebro. También está el implante cloquear, que estimula el nervio auditivo y prácticamente lo estás metiendo en la autopista del cerebro.
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– ¿Encontrar la huella del cerebro puede suponer curar enfermedades como el alzhéimer y el párkinson?
– No por entenderlo vamos a conseguir curar estas enfermedades, al igual que no por entender la doble hélice del ADN conseguimos curar el cáncer, pero nos va a ayudar.
«En el estudio del cerebro se avanza muy despacio, incluso se han parado investigaciones importantes»
– ¿Qué está investigando usted en estos momentos?
– Yo estoy metido en instrumentación y parte de ella la aplicamos a la medicina. En el campo en el que estoy aprovechamos los avances tecnológicos para mejorar lo que ya hay y hacer opciones nuevas. Por ejemplo, todos estos dispositivos de los que hablamos necesitan una batería y nosotros estamos trabajando para que podamos aprovechar la propia energía del cuerpo. Lo que pretendemos es evitar la batería.
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– ¿Cuánto conocemos del cerebro?
– Del tiempo que estuve trabajando en neurociencias me quedé con la idea de que la neurología es un área en la que se sienten a veces un poco apocados porque en otras áreas de la medicina hay muchos descubrimientos y es más fácil entender lo que está pasando. Por el contrario, en el cerebro se avanza muy despacio, incluso se han parado investigaciones muy importantes, se ha reducido mucho la inversión para solucionar problemas cerebrales como el párkinson y el alzhéimer porque hay pocas expectativas de seguir avanzando en las neurociencias.
– ¿En algún lugar tiene que estar la llave, no?
– Con el cerebro juegan dos cosas que te despistan mucho. Quizá sea un lugar pero también puede que sean las conexiones que se establecen lo que realmente está formando la memoria, con lo que esto de mirar en un sitio concreto del cerebro y ver lo que pasa no funciona porque hay que mirar todo el conjunto. No es fácil conseguirlo.
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– ¿Pero tampoco imposible?
– Tiene que haber algo.
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