El alumnado criba en grupos la arena recogida en la playa de Zurriola, cerca del espigón. Lobo Altuna

El pélet de Galicia no llega, pero estaba aquí

Los alumnos del colegio Telleri Alde de Errenteria retiraron este jueves 6.200 microplásticos de la playa de Zurriola, en una mañana organizada por el centro Mater

Oskar Ortiz de Guinea

San Sebastián

Viernes, 16 de febrero 2024, 06:46

Hace un mes, toda la cornisa cantábrica, desde Finisterre hasta Higer, se pertrechaba ante la probable y temible llegada de los millones de pélets que el 8 de diciembre cayeron al Atlántico desde el carguero 'Toconao' frente a la costa norte de Portugal. De las 26,23 toneladas vertidas, Galicia ha recuperado de sus playas y acantilados casi 3,7, buena parte gracias a la colaboración de voluntariado. El resto, miles de kilos, se entiende que sigue flotando por la superficie marina según la voluntad de las corrientes y los vientos. Hubo quien comparó este hecho a la catástrofe medioambiental causada por el accidente del 'Prestige'. Unas semanas después, aquella alarma inicial se ha diluido, y no parece que hay motivos para ello. «No sabemos si van a venir los pélets de Galicia, es probable incluso que no lleguen nunca o al menos no de manera masiva, pero el problema es que hace ya 15-20 años que nuestra costa y nuestro mar Cantábrico están llenos de microplásticos», advierte Sara Lizarza, responsable de proyectos del barco museo ecoactivo 'Mater', un centro de educación medioambiental con sede en Pasaia.

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Y para muestra, los 207 microplásticos por metro cuadrado que un grupo de alumnos de tercero de ESO del colegio errenteriarra Telleri Alde ha extraído este jueves por la mañana de entre la arena de la playa donostiarra de Zurriola. «Es una concentración muy alta», avisa Lizarza, ya que la media en otras mediciones suele rondar los 60, «que ya es mucho», aunque en alguna otra ocasión ya habían sobrepasado los 200. «Hace tres años llegamos a medir 250», dice.

La alta presencia de microplásticos y otros residuos es atribuible a las mareas vivas registradas esta semana desde el domingo, que han devuelto a su origen aquello que cae o se arroja al mar. Para realizar esta práctica, los responsables dividieron la playa en 30 parcelas de un metro cuadrado cada una: 10 en el área más alejada de la orilla, otra decena en la zona media, y las otras 10 repartidas por la marca que la pleamar dejó en la arena. Según contabilizaron en Pasaia al término de la tarea, en total fueron recogidos 6.210 microplásticos. Parecen muchos. «Es la realidad. No es una invasión puntual, sino algo habitual», tercia Lizarza, consciente también de que Zurriola –o también Zarautz– «al ser una playa tan abierta y expuesta, por su dinámica de corrientes recibe más residuos que por ejemplo La Concha. En verano la concentración suele ser menor, porque en invierno el oleaje suele ser mayor y mueve más la basura que se acumula en el fondo», precisa.

Esta recogida y análisis de los residuos que devuelve el mar y que, por su tamaño diminuto, las máquinas de limpieza son incapaces de retirar, se engloba en el programa de actividades que organizan los responsables de Mater, que cuentan con la colaboración de la Diputación de Gipuzkoa. «Tenemos distintos proyectos para fomentar el cuidado del medio ambiente y sensibilizar de la problemática global del mar», explica Lizarza.

Algunas las hacen a bordo del antiguo bonitero 'Mater' que suele estar anclado en Pasai San Pedro, y otras en diversas calas y playas de Gipuzkoa. Una de ellas, como la de ayer, es la que realizan sobre todo entre diciembre y marzo en los arenales de Zurriola y Zarautz, en la que participan alumnos de aquellos centros educativos interesados en el proyecto, cuya información está detallada en la página web www.mater.eus.

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Plásticos grandes, poliespán

Las actividades se basan en la metodología propia de la ciencia ciudadana, de alguna manera «una ciencia fácil que permite que personas de todos los espectros sociales puedan ser protagonistas del proyecto». Para ello, siguen un protocolo estándar que pueda ser aplicable «en cualquier lugar, lo mismo en Zarautz que en una playa catalana», lo que facilita poder compartir y comparar datos.

Divididos en pequeños grupos, los estudiantes se fueron repartiendo la superficie a peinar. En cada metro cuadrado fueron cribando la arena y cada residuo plástico que se quedaba en el tamiz era cuantificado y clasificado según su tipología. Todos los registros quedan archivados en la base de datos de 'Mater', y son compartidos con Diputación y otras bases internacionales.

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Además de algún plástico más grande o pedazos de poliespán, este jueves recogieron 6.210 microplásticos que fueron llevados al centro pasaitarra, donde los almacenan en botes para su museo. No hallaron el menor rastro procedente del 'Toconao'. «Por buscarle algo positivo, este percance ha servido para dar visibilidad al problema de los microplásticos. Es algo que viene de lejos pero que pasaba desapercibido. En diciembre de 2022, desde nuestras playas hasta las Landas recogimos cantidades muy altas de pélet nuevo, pero ni trascendió ni se supo de dónde venía». De algún barco caería, y el mar lo escupió.

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