El notario más joven de España, en Segura

Nacido y criado en Madrid, pero con familia materna guipuzcoana, Martínez, tras finalizar 3º de Derecho, decidió que la Notaría era su vocación. «Mi padre es notario y mis abuelos también, y como el derecho civil y el derecho mercantil eran lo que más me atraía en la carrera, decidí continuar la saga familiar», explica. Una vez tomada la decisión, se comprometió completamente con ella. «Dedicaba a la oposición 12 horas de media al día, y si un día tenía además un trabajo de la Universidad y me tenía que quedar hasta las 3 de la mañana, me quedaba», asegura. Ni siquiera la pandemia del Covid, que llegó a los pocos meses de arrancar con su objetivo, le desvió de su plan. Esa rutina exige «disciplina y fuerza mental, pero cuanta más intensidad ejerzas mejor preparado llegas al examen».

Martínez mantuvo este ritmo de estudio durante tres años hasta que se presentó a la oposición en mayo de 2022, con 24 años recién cumplidos, y aprobó. Puede parecer una larga travesía, pero la gran mayoría de los opositores dedican entre cinco y siete años de dedicación exclusiva a la preparación de esta prueba. Algunos tardan hasta doce años. Para conseguirlo en solo tres, como lo hizo este joven, «no hay más secreto que la constancia: tener los objetivos muy claros desde el principio y comprometerte con ellos. Hay que ir a por todo desde el principio; esto es una carrera de fondo, pero hay que empezar corriendo desde el principio. Los maratones se pueden correr en dos horas, en cuatro, en cinco... Depende de cada uno», argumenta.

Convertirse en el notario más joven de España le supuso una «gran alegría, pero sobre todo por haber aprobado. Ser el más joven tampoco es algo que me importase demasiado, fue simplemente la guinda del pastel. Sobre todo, supuso un gran alivio salir del mundo de la oposición después de tanto tiempo estudiando».

En el momento de la adjudicación de la plaza, Martínez asegura que «fue Segura la que me eligió a mí, más que yo a Segura. Estaba destinado a ella». Explica que «siempre sentí predilección» por la plaza en la localidad guipuzcoana. «Como mi familia materna es de San Sebastián, siempre he veraneado aquí». Cosas de la casualidad o del destino, una vez que llegó a Segura, «cuando fui a visitar la notaría vi que la calle se llamaba Zurbano, y mi abuelo, que fue notario de San Sebastián, se llamaba José María Segura Zurbano».

En febrero de este año, Martínez llegó a la localidad goierritarra y sus primeros compases allí vinieron acompañados de algunas dificultades. Tuvo que realizar una mudanza y debía encontrar a alguien que le ayudase en la notaría. «Además de redactar y firmar escrituras, hay mucha gestión que hacer, cuestiones que uno no aprende en la oposición», así que no le quedó más remedio que remangarse. «Los inicios fueron una locura, pero me han permitido conocer el desempeño profesional de la notaría en su conjunto. Ahora ya tengo una persona que me ayuda en la gestión y me arreglo mejor», confiesa.

Durante los escasos seis meses que lleva en Segura, ya ha tenido tiempo de tratar todo tipo de casos: préstamos, poderes, divorcios, donaciones... «Ahora mismo se me han acumulado varias herencias, aunque en verano hubo más volumen de compraventas», asegura. Su corta edad choca a algunos de sus clientes, «muchos me preguntan mi edad cuando entran».

Su adaptación a la vida guipuzcoana no le ha supuesto esfuerzo. «Me siento como en casa», afirma. Vive con su abuelo en la casa familiar de San Sebastián y «no he tenido ninguna dificultad para adaptarme. Me he sentido muy bien acogido en Segura y en otros pueblos a los que he ido». Su tiempo libre, además de con el gimnasio, lo llena con una nueva oposición interna de Notarías, que «te da la opción de ganar antigüedad y optar a mejores plazas».