A misa, mejor con mascarilla
Culto público. El lunes que viene las iglesias volverán a recibir a feligreses, con medidas como la reducción del aforo y la asignación de un lugar para cada asistente
Debido al calendario de la desescalada diseñado por el Gobierno central, que toma como referencia los lunes para iniciar cada nueva etapa del regreso a la 'nueva normalidad', este domingo todavía no habrá misas, pero el próximo lunes -11 de mayo, día uno de la fase 1-, se reiniciará el culto público en las iglesias vascas. Y si todo va bien, el 25 de mayo, día uno de la fase 2, se restablecerán «las eventuales actividades pastorales en las dependencias parroquiales». En ambos casos, implementando todas las medidas de prevención previstas para todo el proceso.
El acuerdo para la aplicación de medidas preventivas tendentes a evitar el contagio del Covid-19 en templos católicos alcanzado entre el Gobierno Vasco y los obispos de San Sebastián, Bilbao y Vitoria, que posteriormente cada uno de ellos trasladó a los fieles de su diócesis a través de sendos decretos, se centra sobre todo en las celebraciones.
«Altamente recomendable»
Partiendo de la base de que los aforos de los templos serán limitados -un tercio en la Fase 1 y la mitad en la Fase 2-, las medidas se orientan sobre todo a garantizar la higiene y el mantenimiento de la distancia entre las personas, establecida en dos metros.
Una de las novedades que con toda probabilidad más llamarán la atención a quienes a partir del lunes vayan a misa tendrá que ver con esa última pauta, ya que cada asistente tendrá que ocupar el lugar que se le asigna. Para ello se nombrarán «personas responsables de distribuir a los fieles en el templo, respetando las distancias de seguridad». Esas mismas personas ordenarán las entradas y salidas del templo, «evitando agrupaciones en los accesos». Tanto a la salida como a la entrada, además, se ofrecerá a los asistentes a la celebración gel-hidroalcohólico.
Respecto a uno de los temas más debatidos desde que comenzó la pandemia, el uso de mascarilla, la medida acordada por los obispos y los responsables de la salud pública no es taxativa. Dado que no han considerado obligatorio el uso de esa prenda de protección, cubrirse o no queda a expensas de cada persona, pero las preferencias de los promotores -que pueden entenderse también como un consejo- quedan claras, ya que considera «altamente recomendable la utilización de mascarillas por parte de los fieles en las celebraciones».
En cuanto a los momentos de la celebración en los que hay más propensión al contacto humano, el decreto solo se refiere a la comunión, dando por hecho que las personas que han sido ubicadas con la suficiente distancia entre sí no la recortarán para acercarse al feligrés más próximo con intención de estrecharle la mano y darle un abrazo.
Tampoco se proponen protocolos muy precisos para el momento de dar y recibir la comunión. En términos generales, han acordado «disponer de los medios necesarios que impidan todo contacto físico en la celebración. De modo particular en la distribución de la comunión». Llegado ese momento, «los ministros de la eucaristía se desinfectarán las manos antes y después de la distribución». Esas medidas se completarán con la «desinfección continua del templo, objetos litúrgicos, etc.».
También se ha previsto la necesidad de «instaurar las medidas de seguridad pertinentes en las acciones que realizan los agentes de pastoral de la salud en hospitales, residencias y domicilios».
Se nombrará a «personas responsables de distribuir a los fieles en el templo» y de evitar agrupamientos a la entrada y salida de misa
Aunque las medidas previstas tratan de minimizar el riesgo de contagios, la imposibilidad de garantizar la inexistencia de riesgos hace que los titulares de las diócesis vascas y el Ejecutivo autónomo inviten «a las personas mayores, enfermas o en situación de riesgo, a que valoren la conveniencia de diferir su reintegración presencial a las celebraciones públicas».
Dispensa dominical
Podrán hacerlo sin incumplir ningún precepto, ya que el documento que recoge las medidas propuestas por la Conferencia Episcopal ya especifica que «mantenemos la propuesta de dispensar del precepto de participar en la Misa dominical y sugerimos a personas de riesgo, mayores y enfermos, que consideren la posibilidad de quedarse en casa y sigan las celebraciones por los medios de comunicación».
Ese documento, que tal como recoge en su escrito el obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, establece junto con el acuerdo consensuado con el Gobierno Vasco el marco de referencia que guiará la primera fase de la desescalada eclesial católica, abarca un periodo de tiempo más amplio, y contempla también aspectos que no se incluyen el decreto difundido ayer.
La propuesta de la Conferencia Episcopal prevé a grandes rasgos los pasos que deberían darse hasta que, en la Fase 3, se vuelva a «la vida pastoral ordinaria que tenga en cuenta las medidas necesarias hasta que haya una solución médica a la enfermedad». Del mismo modo, extiende las recomendaciones a otros momentos, como la celebración de los Sacramentos, las visitas a la iglesia «para la oración o adoración del Santísimo» o el uso de dependencias parroquiales.
Las pautas facilitadas por los obispos vascos a sus fieles en un momento el que, como destaca en su escrito José Ignacio Munilla, la prioridad es «culminar de la mejor manera posible, en un espíritu de comunión y caridad, las tareas pastorales que se han visto alteradas notablemente durante este periodo», no llegan tan lejos y, en cualquier caso, prevén un mecanismo de evaluación continuada para adaptarlas, en caso de necesidad, a la realidad de cada lugar. Porque, tal como indica, «las situaciones eclesiales son muy diversas y la implementación de estas medidas deberá necesariamente adaptarse a los diferentes contextos», subrayando que «en cualquier caso, deben respetarse siempre las medidas sanitarias de protección».
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión