La calle de la memoria
1955 | Los plazos, solución para comprar un filete en San Sebastián«Hincarle el diente a algún filete o comernos un par de rajas de merluza frita» se había puesto por las nubes en la capital guipuzcoana a mediados de los años 50
Buen humor tiene el comunicante J.M., que nos propone una fórmula para que «también los económicamente débiles podamos, de cuando en cuando, hincarle el diente a algún filete o comernos un par de rajas de merluza frita, cosas ambas que nos están vedadas por las cifras astronómicas a que ha llegado la cotización en los mercados de tales manjares».
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Estamos hojeando la sección 'Sirimiri' de EL DIARIO VASCO el 14 de febrero de 1955 cuando surge la idea, ciertamente llena de guasa, de un lector, el de las iniciales J.M., para acceder a bienes demasiado caros para las economías modestas.
Setenta años atrás, J.M. planteaba «que los artículos alimenticios se vendan a plazos, ahora que esta modalidad está bien generalizada». Y, como contradictorio ejemplo, añadía: «Yo estoy pagando mi entierro y los de mi mujer e hijos desde años por una irrisoria cantidad semanal».
1955
«Hincarle el diente a algún filete o comernos un par de rajas de merluza frita» se había puesto por las nubes. Un lector de DV ironizaba sobre ello y, aprovechando una fórmula de moda, proponía comprar el filete o la merluza ¡en cómodos plazos!
La venta a plazos se popularizó mucho en los años 50 y 60, y propició el incremento de un consumo que se fue convirtiendo en consumismo.
Nuestros predecesores del periódico se quedaron en la parte más llamativa de la idea, la de recurrir a la compra por cuotas para «de cuando en cuando, hincarle el diente a algún filete». y comentaban: «Sí, pero, ¿no resultaría más barato pagarlos en el acto, al contado, amigo J.M.? Saque la cuenta y verá que un bistec de solomillo pagado a plazos le iba a costar tanto como el entierro y funerales de toda la familia. Y eso que, también, lo de morirse, a plazos o a tocateja, se ha puesto por las nubes».
No para pequeños alimentos sino para grandes productos, los plazos estaban a la orden del día. Así, en la misma edición de DV de 1955 aparecía un anuncio de Galerías Kursaal, en la calle Reina Regente, que promocionaba la lavadora 'Superkin-Junior', cuyo coste de 4.350 pesetas podía satisfacerse al «contado y crédito».
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La Beneficiencia y el 1-X-2
Siguiendo con temas económicos, nos fijamos en el título de otra información del 17 de febrero de 1955: «Cerca de cuarenta mil duros para la Beneficencia Provincial por cuatro jornadas de quinielas deportivas».
Las quinielas, muy de moda, aportaban ingresos extras para las instituciones, que se abonaban mensualmente...
«El presidente de la Diputación despachó los asuntos de la Presidencia de la Corporación Provincial y, entre otras visitas, recibió la del delegado provincial del Patronato de Apuestas Mutuas Deportivas Benéficas, que le hizo entrega de un cheque por valor de 191.893,06 pesetas que corresponden a la Diputación de Guipúzcoa por concepto del 30 por 100 de la recaudación de las jornadas 9, 10, 11 y 12 de la actual temporada futbolística».
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Sumada a cantidades anteriores, significaba que en aquella temporada la Beneficencia Provincial de Guipúzcoa ya había recibido 681.495,62 pesetas del 1-X-2.
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