Los circos aportaban la posibilidad de ver elefantes en vivo. KUTXATEKA
La calle de la memoria

1954 | «¡El secreto de la jungla!», en Amara

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Miércoles, 4 de septiembre 2024, 02:00

Antaño el mundo era más grande y nuestras posibilidades de visitar tierras lejanas mucho menores. Casi ningún donostiarra había pisado el continente africano, del que ... apenas se conocía el distinto color de piel de sus habitantes y su espectacular fauna. Cualquier elemento procedente de África llamaba la atención y se volvía exótico.

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Hace setenta años percibimos aquella mirada extrañada de occidente hacia un continente casi desconocido en dos apariciones muy diferentes en la vida donostiarra: en el teatro Victoria Eugenia, la Quincena Musical presentó a los Ballets Africanos de Keita Fodeba y en Amara se instaló la carpa del Circo Americano con el espectáculo '¡Kongo!' (sí, lo escribían con 'k').

Era curiosa la mezcla de continentes. El Circo Americano en realidad era europeo, fundado por el renovador del circo español Arturo Castilla, aunque tenía algunas atracciones internacionales, entre ellas varias procedentes del Ringlin Bross de Estados Unidos. En el espectáculo '¡Kongo!' que trajo en septiembre de 1954 prometía deslumbrar con un viaje al continente africano.

1954

«¡Del corazón del Africa salvaje a la pista domada de un Circo!». El Circo Americano exhibía los exóticos «trabajos» de la «tribu negra kari-kari». Mientras tanto, la Quincena Musical presentaba a los Ballets Africanos de Keita Fodeba

Su publicidad en DV gritaba: «¡Del corazón del Africa salvaje a la pista domada de un Circo! ¡El secreto de la jungla!». En realidad, así se leía en el anuncio que apareció el 3-IX-1954, la víspera de su primera función, pero al día siguiente, el 4, la publicidad apareció en francés: «Cirque Americano. ¡Avec ses 20 attractions! ¡Avec ses elephants! ¡Avec se parc de fauves!». (¿Cuántos lectores del otro lado del Bidasoa leerían nuestro diario?).

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Aunque en los anuncios llamaba la atención la ilustración de un nativo con plumas, lanza y escudo, la participación africana del espectáculo parecía limitarse a la supuesta presencia de miembros la «tribu negra kari-kari», ignoramos en qué número y haciendo qué: «Tribu negra ¡Kari-kari! en sus impresionantes trabajos del Congo». (¿Pero qué trabajos serían exactamente?).

También había algo más habitual en las carpas circenses: «¡Emocionantes elefantes!». Aunque el Circo Americano prometiera «¡las más emocionantes escenas del mayor espectáculo del mundo!», de aquella publicidad llena de datos y exclamaciones nos fijamos en dos aspectos prácticos: «Servicio especial de autobuses para Rentería, Pasajes , Ategorrieta, Venta-Berri e Igueldo». Y la promesa de que «el toldo es impermeable».

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De Guinea al Victoria Eugenia

Para acercarse al folklore africano, más auténtica que aquella tribu circense parecía el debut, dentro de la XV Quincena Musical, de los Ballets Africanos de Keita Fodeba, que actuaron en el Victoria Eugenia el 4 y 5 de septiembre de 1954.

Hacía cuatro años que se habían fundado en Guinea Les Ballets Africains, considerada como la primera formación profesional africana de danza y percusión.

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