1944 | 'El tonto de Euskal Billera'
Más de cien años de historia dan mucho juego para que cualquier institución cuente en sus filas con múltiples personajes destacados que ocupen lugar de ... privilegio. Es obvio comentar que en la sociedad Euskal Billera, desde sus fundadores hasta quienes la presidieron en momentos felices los unos y críticos los otros, han sido muchas las personas que han merecido ser recordadas por su valiosa participación en la vida de la entidad.
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Pero, quizá no en la actualidad por aquello del tiempo transcurrido y la lógica actuación de la naturaleza en los cambios generacionales, durante muchas décadas si en Euskal Billera hubo alguien popular, querido y referente, fue Víctor López, 'El tonto de Euskal Billera.
Con motivo de su retirada, en 1948, se editó un vistoso cartel multicolor indicando que «después de muchos años siendo la base de nuestra fiestas benéficas, Euskal Billera en nombre propio y el de sus favorecidos de la Misericordia ofrecerán al Tonto de Euskal Billera un público homenaje de admiración y gratitud».
1944
Víctor López encarnó a una figura popular y emblemática sin cuya presencia y humor no hubiera sido posible entender el espíritu de las fiestas
Víctor, según rezan los archivos de la sociedad, «fue figura emblemática sin cuya presencia y humor no hubiera podido entenderse el espíritu de sus fiestas». Querido y conocido por todo San Sebastián, siempre vinculándolo a Euskal Billera, viene a cuento su recuerdo porque hoy, 8 de junio de 1944, volvió a celebrarse la «clásica becerrada», programada por vez primera el año 1905, estableciéndose en 1924 la costumbre de celebrarla el jueves de Corpus... y hoy, aquel año, era jueves de Corpus Christi.
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Cuanto se recaudaba en el evento era destinado a beneficio de la Casa de Misericordia y, más concretamente, los primeros años, al fondo de la Junta de Señoras Protuberculosos (hospital San Antonio Abad), aunque había excepciones cuando graves circunstancias lo aconsejaban, ya fueran víctimas de naufragios, cantinas escolares o familias de arran-tzales con necesidad de ayuda.
Los primeros años se recaudaron entre dos mil y seis pesetas de las de entonces, que llegaron a ser 14.000 en los años veinte y el doble en los posteriores. Cada año se sumaban nuevos colaboradores dispuestos «a hacer reír y que el público se lo pasara bien», figurando algunos periodistas como Antonio Aparicio, Javier Aranjuelo 'Erostarbe', Ángel Azcona, Alfredo Feliú... sin que faltaran desde 1927 la tamborrada infantil y desde 1942 la comparsa de iñudes.
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Por esta labor y otras más desarrolladas por Euskal Billera, en 1926 su presidente, Mauricio Echaniz, 'papá Mauri', fue nombrado presidente del Sanatorio Antituberculoso, título que ostentaban personalidades como la reina María Cristina, Juan de la Cierva o el alcalde José Elósegui.
Hoy por la mañana, se redactaba en los periódicos que después de la procesión salió «la tamborrada infantil de la 'Euskal Billera' con uniformes de gala». En el vistoso cortejo figuraba la carroza con la Bella Easo, Lolita Guruceta, y sus damas de honor, «todas tan guapas y tan simpáticas».
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Desde EL DIARIO VASCO se elogiaba la iniciativa «que recuerda lejanos y divertidos festejos», animando a que todas las entidades se agruparan «para darnos en años venideros espectáculos tan brillantes». ¿Fue resultado de estas tendencias, veinte años más tarde, las ya citadas Carrozas de Pentecostés? Al mediodía , la Bella Easo fue obsequiada con un almuerzo en el Hotel María Cristina que, con presencia de autoridades, «se desarrolló en un ambiente de alegría y buen humor, genuinamente donostiarra».
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