La mujer que trae la luz cada invierno
Hija de brujas de leyenda, sabia y valiente. Así es el personaje ideado en 1994 en Donostia que se niega a estar a la sombra de Olentzero. Las encargadas de dar vida a Mari Domingi en localidades como Pasaia y Gasteiz la definen como una pastora, conocedora de las plantas medicinales y amiga de los personajes mitológicos
Baja del monte cada 24 de diciembre vestida con un humilde atuendo de corte rural del que destaca ese gorro en forma de caracol, un tocado tradicional vasco que aparece reflejado por algunos autores como característico de los siglos XV y XVI. De gesto amable y siempre cercana, Mari Domingi acompaña a Olentzero en su recorrido por pueblos y ciudades de toda Euskal Herria. Su presencia es ya inevitable en los desfiles que llenan de ilusión las horas previas a la Nochebuena. Tampoco falta a la cita con los más pequeños de la casa, que aguardan el momento de entregar sus cartas manuscritas.
Cuesta ya imaginarse al popular carbonero sin la compañía de esa mujer, cuyo papel, sin embargo, suscita las más diversas teorías. Hay quien asegura que es su esposa. Otros, en cambio, sustentan su presencia en una amistad que les hace inseparables. Tampoco faltan los que se refieren a ella como un emisario más de la Navidad, llegado para ayudar al que consideran el auténtico protagonista de estas fiestas. Sobre lo que no hay duda es sobre su origen. Mari Domingi nació en 1994 en San Sebastián como fruto de la búsqueda de la igualdad de género. El nombre con el que fue bautizada aparecía en una canción recogida por Resurrección María de Azkue a comienzos del siglo XX, en la que se habla de una mujer que quiere ir a Belén a ver al niño recién nacido, pero a la que advierten de que para ello ha de cambiarse la falda y ponerse más presentable.
A lo largo de sus cerca de tres lustros de historia, muchas mujeres vascas han dado vida a la que continúa siendo una gran desconocida para buena parte de la población. Entre ellas se encuentra la pasaitarra Itsaso Andueza, a quien hace tres años le propusieron dar vida a un personaje que este lunes volverá a recorrer el distrito de Trintxerpe. En este tiempo ha tratado de dotar de identidad propia a Mari Domingi. «En realidad, se trata de un personaje misterioso. Su historia es muy reciente, y al igual que ocurre con el origen de Olentzero, hay muchas versiones diferentes. En unos lugares se dice que baja de Urbasa; en otros, de Aralar. Cada pueblo tiene licencia para adaptar su relato», señala Andueza, mientras confiesa que cuando le ofrecieron encarnarla tuvo sus dudas. «Entonces leí una entrevista que le acababan de hacer a Ane Pedruzo, que lleva cinco años haciendo de Mari Domingi en Gasteiz. Hablaba de cosas que había leído y me di cuenta que pensábamos igual, así que decidí hacer lo mismo. A partir de ese momento empecé a construir el personaje. Tres años después, me da pena que se siga diciendo que Mari Domingi es la mujer de Olentzero. Las mujeres no necesitamos ser la esposa de nadie para tener entidad propia y carisma», declara.
«Cada año intento incorporarle cosas. Este incluiré un cuchillo y un bastón de pastora hecho con una vara de avellano»
Que Mari Domingi «no es la mujer ni la ayudante de Olentzero» es algo que defiende, igualmente, Ane Pedruzo, quien estudió el papel del carbonero junto a Iñaki Lasa, encargado de dar vida a este durante 25 años en la capital alavesa. El resultado de su investigación se tradujo en un escrito que el ayuntamiento gasteiztarra difundió entre profesores y padres con hijos en edad escolar. En él también reflejaban la Mari Domingi que habían ideado, porque, como Pedruzo subraya, «no hay que olvidar que es una invención y no tiene soporte antropológico». «Su tren ya era imparable, así que lo mejor era presentarla lo más digna posible, como una mujer empoderada y no una mujer florero. Yo la imagino como descendiente de las brujas de Zugarramurdi, sabia, valiente... Pero la vamos construyendo de forma colectiva. Este año le hemos añadido por primera vez una capa color mostaza con destellos, que simbolizan que trae la luz, y pondremos su canción de Ene Kantak cuando subamos al balcón», manifiesta.
En la misiva se contaba que Mari Domingi es pastora y también se dedica a cultivar la tierra. «Conoce muy bien el recorrido del sol y las fases de la luna, así como el uso de las diferentes plantas medicinales», explicaba. Añadía que Olentzero y Mari Domingi son vecinos y mantienen «una larga amistad». «Antiguamente, en el solsticio de invierno, repartían carbón de casa en casa para ayudar a la gente de los pueblos a hacer frente al crudo invierno. Hoy en día, llegan en la misma época para repartir juguetes, además de carbón. Muchos los hacen en casa porque son muy hábiles trabajando la madera», indicaba el texto, en el que se aseguraba que es igual escribir la carta a Mari Domingi o a Olentzero, dado que «son personajes mitológicos mágicos y harán su trabajo en equipo».
Itsaso Andueza se muestra de acuerdo con esta definición, aunque añade nuevos datos, como que Mari Domingi es amiga de Mari y otros seres mitológicos vascos. «Simboliza la luz. Por eso aparece en el solsticio de invierno, cuando empiezan a alargarse los días», argumenta. Dispuesta a volver a darle vida, la joven pasaitarra ultima el traje de baserritarra que vestirá el lunes. «Cada año intento incorporarle cosas. La última vez me puse un cinturón de cuero y me colgué de él unas hierbas. Este año incluiré un cuchillo y un bastón de pastora que haré con una vara de avellano», comenta. Andueza y Pedruzo intercambian ideas. Sueñan con crear un foro que agrupe a todas las Mari Domingis de carne y hueso. «Nos permitirá hablar. Será un modo de incidir de forma positiva en la sociedad y seguir construyéndola de manera colectiva», auguran.
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