

Secciones
Servicios
Destacamos
Margarita del Val fue una de las caras y voces de la pandemia. Su aparición en los medios de comunicación sirvió para comprender mejor, desde la perspectiva científica, qué es lo que estaba pasando. Cinco años después, nos sigue ayudando explicando cuáles han sido los triunfos que la sociedad obtuvo tras el Covid y qué retos tenemos por delante.
- ¿Cómo hemos cambiado?
- Si preguntamos a cada persona individual que si en el caso de otra pandemia reaccionaría mejor, mucha gente te dice que lo entendería mucho mejor y que personalmente sabría qué hacer. Eso ya es algo que hemos ganado. Como sociedad, yo alguna vez he preguntado en algún foro internacional: '¿En España qué tendríamos que hacer?'. Y me han dicho seguid como estáis. En las campañas de vacunación lo hicimos muy bien y fue un esfuerzo general de toda la sociedad. Hubo mucha solidaridad intergeneracional. Los jóvenes esperaron a que se vacunasen todos los mayores y la población de riesgo antes que ellos. Eso es un triunfo de toda la sociedad.
- ¿Y en el ámbito científico?
- Si viene otra amenaza semejante, hay que recordar que no es algo que sea solamente una amenaza sanitaria, es un problema para toda la sociedad. No se trata de estar solo preparado para que haya suficientes mascarillas o de tener los hospitales bien dotados, sino también de que la atención primaria y la salud pública, indispensables en la prevención y las grandes olvidadas, estén perfectamente. Antes de eso, debemos saber de dónde vienen los virus. Ahora nos hemos dado cuenta de que hay que estar alerta y de que hay que reaccionar cuanto antes, y para ello tenemos que actuar en origen en la salud de los animales y del medio ambiente. Todo está mucho más interrelacionado de lo que pensamos.
- ¿Y esa reacción estamos en proceso de plasmarla en realidad?
- Quizás su pregunta es: '¿Eso que me cuentas es teoría o hemos tenido ejemplos de buenas reacciones?'.
- Exactamente.
- Hemos tenido ejemplos de haber reaccionado bien y de haber reaccionado mal. Con la fiebre del Nilo durante un par de años, cuando el riesgo era más bajo, se reaccionó bien y no hubo epidemias de encefalitis. Pero este último verano hubo una primavera muy lluviosa con muchísimos mosquitos y muchos de ellos estaban muy infectados por el virus del Nilo en la zona de Sevilla, Huelva y Cádiz. Se sabía que lo estaban con varias semanas de antelación y, sin embargo, se actuó tarde. Entre unas administraciones y otras no se actuó cuando debería. Se sabía lo que había que hacer pero acabamos en Sevilla con más de 100 casos de encefalitis y más muertes que en 2020.
- ¿Y la viruela del mono?
- Otra intervención que ha funcionado muy bien. Por la madurez social. Cuando llegó la viruela del mono reaccionamos inmediatamente. En cuestión de dos días estábamos en contacto con empresas, administraciones públicas, investigadores y expertos y enseguida empezamos a pensar juntos. Había una vacuna y se gestionó a nivel europeo para que llegasen dosis a España. Se recomendó vacunar a la población de alto riesgo, que supo inmediatamente lo que puede valer abstenerte de contactos de riesgo durante el tiempo que puede ser contagioso y que es una cosa temporal y que pasa. No les tuvieron que contar ni lo que hace una vacuna. España ha sido el país más castigado de todo el mundo por habitante y se cortó, hubo una oleada y no ha vuelto a haber más. Y podría haberlas, porque el virus sigue ahí. Ha sido por la madurez de los grupos de alto riesgo que han sabido lo que hacer.
- ¿Qué otros aprendizajes ha habido?
- Le he dicho antes que tenemos que ir al origen a ver, por ejemplo, cómo el virus del Nilo se transmite por mosquitos, pero también puede haber transmisión por el aire, por los aerosoles, algo que hemos aprendido con el coronavirus. Que el aire de los interiores esté suficientemente renovado ha sido clave para que la probabilidad de que te infectases fuese 20 veces inferior, pero la solución no puede ser volver a ponernos todos la mascarilla.
- ¿Hay que ir más allá?
- Lo más probable es que venga por vía respiratoria porque lo controlamos poco. Para parar eso sería importante renovar el aire en edificios públicos. Hablo de renovarlo, no de ventilar abriendo las ventanas y muriéndonos de frío o de calor. Renovarlo un poco más manteniendo un consumo energético muy razonable y permitiendo que entre más aire de fuera. Permitiría bajar tanto la cantidad de agentes infecciosos respiratorios que están circulando hasta el punto de que serían infecciones banales para todos, incluso para los más vulnerables. Eso, ahora en tiempos de paz, ayudaría a que no hubiese en temporadas invernales tantas infecciones respiratorias que ya las damos por hecho. No tiene por qué ser así. Ayudaría a que la próxima epidemia por un agente desconocido se extendiese menos y más lentamente. Es la asignatura pendiente.
- ¿La gran asignatura pendiente?
- Claramente, y además no debe asustar porque hacer edificios con esos equipos nuevos llevará mucho tiempo. Cambiar todos los equipos de ventilación o de climatización de cualquier edificio actual, caramba, son palabras mayores, pero es que en muchos casos es simplemente conocer los aparatos y graduarlos adecuadamente. Habría menos bajas laborales, subiría la productividad y estaríamos todos más sanos.
- Ha destacado el conocimiento que ha adquirido la sociedad a raíz de la pandemia. ¿Que otra posible futura pandemia tenga un shock inicial menor a la anterior puede ser al mismo tiempo peligroso por la reacción más beligerante que pudieran tener los negacionismos y los populismos?
- La gente está más informada, quien se agarra a excusas o quien tiene miedo y quiere esconder la cabeza y no enterarse, lo va a seguir haciendo, pero hay mucha más población que está mucho más informada, ya no se traga tantos bulos. Seguiría habiendo gente de ese estilo, pero mucha no se sentiría tan perdida porque lo entenderían mejor y sabrían que aunque sea una situación nueva pueden encontrar explicaciones. Siempre va a haber gente que va a saber explicar, que va a tener una experiencia previa que va a saber exponerlo mucho mejor porque han estado trabajando con ello. A mí no me asusta saber que hay tantos agentes infecciosos porque lo he sabido de siempre y sé que estamos haciendo, en general, las cosas bien.
- Y personalmente, ¿cómo le ha cambiado la pandemia a usted?
- Me ha cambiado mucho, me ha orientado hacia mi trabajo de investigación básica de buscar el conocimiento, entender lo que ocurre y a descubrir cosas nuevas para comprender con mayor certeza cómo funciona. Me ha cambiado mucho en el sentido de compartirlo con alguien e intentar ser útil a la sociedad. Ese cambio, el de percibir que podíamos ser útiles, ha sido una dimensión nueva que yo no tenía y que es muy importante sentir que puedes contribuir al bienestar de otras personas.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Claudia Turiel e Iñigo Puerta | San Sebastián
Jon Garay y Gonzalo de las Heras (gráficos)
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.