La ingesta de setas deja en Gipuzkoa una decena de intoxicados cada año
Del trabajo conjunto entre sanitarios y micólogos del territorio ha surgido el libro 'Las setas y su toxicidad', una guía para comer hongos sin peligro
Hace semanas que los montes de Gipuzkoa se han llenado de aficionados a la recolección de setas, animados por algunos golpes en un inicio de temporada que no está siendo especialmente generoso en la reproducción de especies micológicas. Se trata también de un momento del año en el que desde los servicios de Urgencias de los diferentes hospitales del territorio aguardan con cierta calma tensa casos, los menos, de quienes creen saber distinguir los ejemplares comestibles de los venenosos. A pesar de que el número se ha ido reduciendo durante las últimas décadas, cada año se contabilizan una decena de intoxicaciones por consumo de especies peligrosas en Gipuzkoa, si bien solo uno o dos casos terminan siendo graves. A nivel nacional, el número de envenenamientos puede llegar a ascender hasta el medio centenar, dependiendo de la temporada.
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Desde hace cuatro décadas Osakidetza trabaja codo con codo con la sociedad científica Aranzadi en la identificación de especies tóxicas y de los tratamientos a seguir en los distintos síndromes que provocan la ingesta de estos hongos. Esta alianza entre urgenciólogos y micólogos ha sido recogida ahora en un libro titulado 'Las setas y su toxicidad', en el que sus autores -Pedro Arrillaga, presidente del departamento de micología de Aranzadi; Itziar Mayoz, enfermera y miembro de la sociedad científica; y Jesús Avilés, médico adjunto del servicio de Urgencias del Hospital Donostia- ofrecen una especie de guía a seguir para saber identificar los hongos y cómo actuar en caso de intoxicación.
A través de sus 480 páginas, que incluyen más de 800 fotografías, el trabajo desgrana uno por uno los ejemplares más comunes que se pueden encontrar en nuestro entorno, detallando el tamaño del sombrero y el pie, los caracteres de las esporas o las dimensiones microscópicas de estas. También incluye el tipo de síndrome que provoca su ingesta y los tratamientos más adecuados para combatir el envenenamiento. Su presentación se llevará a cabo en el salón de actos del Aquarium donostiarra hoy a partir de las 19.00 horas, con entrada libre hasta completar aforo.
Aranzadi tiene catalogadas alrededor de 10.000 especies diferentes de setas, de las cuales 400 aproximadamente son tóxicas. En los montes de Gipuzkoa se calcula que hay medio centenar de ellas, si bien los casos de intoxicación que se dan en el territorio «lo suelen causar media docena de especies, no más. Las otras son rarísimas o hay muy poca cantidad. Se tienen que dar una serie de acontecimientos para que una persona se coma precisamente una especie rara», explica Arrillaga, resaltando la «cultura micológica» que impera en la zona. «En cuanto empieza a salir alguna seta por aquí y alguna otra por allá ya piensas: alguno va a caer».
Presentación del libro
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Fecha y hora. Este jueves a las 19.00 horas.
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Lugar. Salón de actos del Aquarium de Donostia.
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Asistencia. Entrada libre hasta completar aforo. A todos ellos se les hará entrega de un cartel con setas comestibles comparadas con otras tóxicas.
El ejemplar más temido por los aficionados a la recolección de setas en Gipuzkoa es la 'Amanita Phalloides', un hongo hepatotóxico capaz de destruir el hígado a la persona que lo consume y muy fácil de confundir con la 'gibelurdina'. «Un solo ejemplar es suficiente para matar a una persona», asegura el experto. La también denominada cicuta verde u hongo de la muerte, es una seta termófila que crece preferentemente en hayedos y robledales, y que se caracteriza por su carne blanca, frágil, olor débil y sabor dulce a pesar de su diminuto tamaño. Su sombrero puede medir entre 5 y 15 centímetros y su altura ronda los 10. «El 90% de los casos graves de intoxicación por el consumo de esta especie es debido a cortar las txapelas de las setas, porque la txapela parece la de una gibelurdina y los caracteres indicadores principales se quedan en tierra», explica.
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Desde 1979
La colaboración entre Aranzadi y el Servicio Vasco de Salud comenzó en 1979 de la mano de Xabier Laskibar, fundador del departamento de Micología de la sociedad científica donostiarra. Fue a raíz de un posible caso de envenenamiento que recibieron en el Hospital Donostia, si bien se dio la circunstancia que el paciente no ingirió una seta tóxica, sino una especie que consumida poco cocinada puede provocar alguna sintomatología. A partir de entonces, y ante casos similares, los médicos convinieron en requerir la presencia de estos expertos, cuyo asesoramiento ha permitido a los profesionales de la medicina aplicar en momentos críticos los tratamientos adecuados.
«Con el Hospital Donostia tenemos una estrecha colaboración, fundamentalmente con Jesús (Avilés). Pero también con otros hospitales como el del Bidasoa, Mendaro e incluso el de Cruces», explica Itziar Mayoz, quien también suele acompañar a su colega micólogo siempre que son requeridos. «Ahora hay una cultura muy importante de sacar foto a todo lo que nos vamos a comer, lo que nos ayuda mucho a la hora de identificar la especie».
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Aunque esta temporada no se ha registrado todavía ningún caso de intoxicación con ingesta de setas en Gipuzkoa, -sí en «otras partes como Navarra»-, uno de los envenenamientos más graves en el territorio tuvo lugar el pasado año, cuando un hombre «había comido siete 'Amanita Phalloides'». El paciente, un varón de mediana edad, ingresó en el Hospital Donostia y fue derivado a Cruces por su extrema gravedad. Los ejemplares ingeridos le habían producido un fallo hepático aunque, afortunadamente, todo quedó en un susto. «Poder hacer la identificación a tiempo y aplicar el tratamiento supuso que se librase. Le costó, casi le tuvieron que trasplantar el hígado, pero se libró», rememora el micólogo.
50 especies tóxicas
tiene catalogadas Aranzadi en los montes de Gipuzkoa, si bien solo una docena de ellas son las que más abundan en el territorio
Llegados a este punto, surge la siguiente cuestión: ¿Cómo se sabe si la intoxicación es importante o no? La clave está en el momento de aparición de los síntomas. En los casos menos graves se revelan en menos de seis horas y producen cuadros gastroenterísticos banales o, cuando menos, de repercusión clínica como vómitos, diarrea o dolor abdominal que no requieren medidas extraordinarias. En los casos graves la afección aparece tras el transcurso de más de seis horas, pudiendo provocar daños hepáticos, con riesgo de trasplante o fallecimiento. La precocidad del tratamiento, por tanto, se torna fundamental.
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La recomendación principal es que ante cualquier atisbo de duda sobre si es tóxico o no, «no se consuma» ningún ejemplar, porque una seta no comestible puede ser muy parecida a otra que sí lo es. Asegurarse de conocer bien el hongo es el principio básico para evitar posibles envenenamientos, por lo que se debe evitar consumir aquellos recogidos por otras personas, salvo que se tenga absoluta seguridad de que se trata de un experto en la materia.
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