«Ya empiezan a cancelar cirugías»

Osakidetza señaló ayer que en el turno de mañana el paro fue secundado, en términos globales, por un 7,72% del personal en Gipuzkoa. Los sindicatos por su parte aseguraron que el seguimiento fue «muy importante», sobre todo en la Atención Primaria, y «masivo» en las áreas de Atención al Cliente, y acusaron al servicio vasco de Salud de «tergiversar» los datos al tomar como base la totalidad de la plantilla en lugar de los profesionales que no están incluidos en los servicios mínimos y que pueden hacer los paros.

Esta profesional sanitaria alerta de que la presión en los hospitales, que ya se encuentra en un nivel 2 de 5, según el Plan Bizi Berri II, es más que palpable y que buena muestra de ello es que «ya se van disminuyendo las intervenciones quirúrgicas demorables para liberar camas UCI. Ya se ha empezado a operar menos», afirma. Ayer, a las puertas del Hospital Donostia, ponía como ejemplo el caso del hospital de Zumarraga, donde «ya se han suspendido todos los quirófanos de la tarde». Una situación que agrava «la presión asistencial brutal que tenemos. El personal está muy cansado física y emocionalmente. Además, reconoce que el temor de «llevarnos el virus a casa y contagiar a algún familiar» sigue presente, «y emocionalmente pesa mucho» después de casi 8 meses de pandemia. «El otro día una compañera decía que cuántas muertes se pueden tolerar emocionalmente», lamenta.

La situación epidemiológica que vive Gipuzkoa tiene su reflejo en una presión hospitalaria que según indicó Esther Saavedra, representante de ELA, tiene «el riesgo de colapsarse» y la suspensión de la asistencia programada, advirtió, «puede tener consecuencias muy graves» para la población. «El propio Departamento de Salud ha reconocido que desde la semana pasada, desde Donostia, se están trasladando pacientes a las unidades de cuidados intensivos de Bizkaia y Araba, argumentando que Osakidetza trabaja en red y que es habitual esta colaboración entre los hospitales», denunció. A su juicio, la Atención Primaria «lleva meses desbordada», al tener que absorber sus profesionales los cribados masivos, la vacunación de la gripe, además del trabajo ordinario. Asimismo, la representación sindical manifestó que «no tiene ninguna interlocución» con Osakide-tza y que «no hay previsión de una reunión con la consejera» de Salud, Gotzone Sagardui, con la que «no hemos tenido ningún contacto».

Han transcurrido muchos meses desde que estallara la pandemia y Patxi Nicolau subrayó que la plantilla «está exhausta, con riesgos físicos y emocionales, que llegan a convertirse en depresiones». El responsable de ESK remarcó que la crisis sanitaria ha puesto de manifiesto las «carencias estructurales» de Osakide-tza «que vienen de antes y se traducen en falta de recursos humanos y materiales» ante un aumento «desproporcionado de la carga de trabajo» y una «falta de inversión real».

En este sentido, remarcó que son necesarias «medidas que garanticen la seguridad de toda la plantilla», porque a su juicio, Osakidetza «está hundiendo la Atención Primaria». Considera que «la 'osificación' -centralización de las OSI- ha significado que la Atención Primaria haya sido fagocitada. Hacen falta planes de salud y para eso son necesarios más profesionales de enfermería, del área administrativa y médicos». El responsable sindical entiende que Osakidetza «impone unos ritmos de trabajo y una carga de trabajo que es inasumible», lo que unido a que cada vez más consultas son telefónicas, «repercute en un mal trato a los pacientes».