La calle de la memoria guipuzcoana

Ye-yé antes que pintor

Así presentaban en 1970 al artista irunés Jesús Montes Iribarren

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Miércoles, 29 de enero 2025, 00:09

Hasta la palabra está en desuso. Los ye-yés hoy parecen parientes a los hombres de Cromagnon. Sin embargo, en los años 60 y 70 ... eran símbolo de modernidad y desenfado. ¿Cómo serían, por ejemplo, los primeros ye-yés de la comarca del Bidasoa?

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Conocemos a uno gracias a un reportaje que publicó EL DIARIO VASCO el 31 de enero de 1970, acerca de un pintor irunés. Titulaba Seisdedos: «Jesús Montes Iribarren: Un antiguo 'ye-yé' que se ha convertido en un gran pintor».

Y empezaba así su artículo: «Hace unos años, con su aspecto frágil y cara aniñada, Jesús Montes Iribarren fue uno de los primeros 'ye-yés' que comenzaron a pulular por la cuenca del Bidasoa. Pero, aunque bastante dado a la 'dolce vita', poseía una virtud importante: respetaba con disciplina férrea sus horas de trabajo».

«Cuando se encerraba en su estudio de Irún, aquellas horas eran sagradas para él; y así, a base de talento y de una labor encarnizada, se ha convertido en un gran pintor; sin duda en uno de los más importantes de España», aseguraba Seisdedos.

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Artículo dedicado al pintor que publicó DV el 31 de enero de 1970.

Jesús Montes Iribarren aprendió de su padre, el prestigioso pintor Gaspar Montes Iturrioz, pero amplió sus estudios en Madrid y París. Con apenas 19 años consiguió en 1959 el Primer Premio en el Certamen de Navidad de San Sebastián por la obra 'Composición' y, en 1962, el Segundo Premio del Certamen Nacional de Pintura.

«Poética y profunda»

«Ciertas personas que conocen a Jesús Montes se extrañan, a veces, de que un muchacho de gestos tan infantiles realice una pintura tan poética y profunda, que ahonde tanto en los temas que trata», escribían en aquel artículo de 1970 que evocamos. Para entonces, el pintor había cambiado su estudio de Irún por otro en la calma de Oronoz-Mugaire y había realizado su hito de exponer en Oslo.

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«Me atraen extraordinariamente las naturalezas muertas, las composiciones con porcelanas, cántaros, alacenas apolilladas», afirmaba Jesús Montes Iribarren, que tras su juventud ye-yé tenía por delante una intensa trayectoria pictórica.

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