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Las pioneras al volante de un autobús: «¿Vamos a ir seguros con una mujer?»

Las pioneras al volante de un autobús: «¿Vamos a ir seguros con una mujer?»

A partir de los años 60 se fueron generalizando las mujeres conductoras de autocar, que tuvieron que superar los recelos de sus maridos y soportar comentarios machistas

Antton Iparraguirre

San Sebastián

Sábado, 8 de marzo 2025

La defensa de la igualdad de género debe ser diaria y no brillar solo en una fecha concreta, el 8 de marzo, marcada en el calendario con el morado símbolo feminista. Así lo hicieron las siguientes conductoras pioneras al volante de un autobús que callaron muchas bocas. «Mujer al volante, peligro constante». Este es un manido dicho popular totalmente falso que han tenido que soportar, como lo demuestra que tienen una accidentalidad seis veces inferior a los coches con conductores varones.

Maritxu Errazkin, considerada la primera chófer de autobús de Euskadi

La azkoitiarra Maritxu Errazkin está considerada como la primera conductora de autobús en Euskadi, cuando en ese sector la presencia femenina era casi inexistente, y lamentablemente en ocasiones polémica. Se mantuvo en su puesto como cofundadora de la empresa familiar Autocares Aldalur hasta que se jubiló. Su gran tesón y fortaleza como mujer emprendedora le hizo merecedora, siendo ya octogenaria, de uno de los premios Joxe Mari Korta 2022. En 2003 recibió la Medalla al Mérito en el Trabajo del Gobierno.

Uno de los primeros autobueses de la empresa Aldalur y Maritxu Errazkin.

Maritxu Errazkin, fallecida en 2023, obtuvo en la década de los 60 del pasado siglo el carné tipo D, necesario para conducir autobuses. Se casó en 1959 con Roque Aldalur, que era uno de los primeros taxistas de Azkoitia. A partir del año siguiente ambos sacaron adelante la empresa familiar dedicada al transporte público. Conducían cada uno una furgoneta Alfa Romeo que los transformaron en un autobús con plazas para diez viajeros. Meses después compraron otro vehículos similar, y por fin el ansiado primer autocar como tal, un Barreiros Pegaso.

Fue en esa época, cuando en Azkoitia había menos de cinco turismos, cuando se presentó en la empresa Aldalur un hombre que quería trabajar como chófer de autobús. Lo malo es que tenía el carné de camionero, pero no el de tipo D. Se presentó y suspendió dos veces los exámenes, alegando que eran muy difíciles. Retó a Maritxu Errazkin a que se presentara a las pruebas para que pudiera comprobarlo en primera persona. La mujer aceptó el desafío, a pesar de que su marido le insistió en que no era necesario, y aprobó a la primera en Bilbao. Hay que tener en cuenta que en 1967 apenas un 16% de las mujeres tenían el carné de conducir en España, cuando en la actualidad esa tasa es del 44%. Desde entonces conducir un autobús se convirtió en una de sus pasiones. En 1965 ya se ocupaba del transporte escolar en la comarca. Su primer viaje largo fue a Extremadura, y tardó 24 horas en llegar dada las malas condiciones de las carreteras y que no se podían superar los 40 kilómetros por hora.

Margarita Landa, vigilada por su marido en su primer día al volante

La urretxuarra Margarita Landa, más conocida como Marga y que tiene actualmente 87 años y se jubiló en 2003, fue otra de las pioneras. Dirigía junto a su marido, Julian Apaolaza, la empresa Autobuses Apaolaza, que fue creada en Gabiria en 1928 por Juan Apaolaza Elosegi. Recibió el primer autobús que fabricó la compañía Irizar en la vecina localidad de Ormaiztegi. En 1978 Margarita se decidió a sacar el carné de autobús para ayudar a su esposo. Hasta entonces se ocupaba de las rutas, que incluían transporte escolar, excursiones cortas, y ofrecer servicios a trabajadores de las fábricas cercanas y a clubes deportivos.

En declaraciones para este reportaje, afirma que en un principio su marido fue reacio a que se sacara el carnet de conducir. Destaca que «en aquellos tiempos se consideraba un trabajo duro, destinado exclusivamente a los hombres. Sin embargo, cuando me vió decidida y le reclamé que me dejara probar a ver si era capaz confió en mí y me apoyó en todo». Remarca, además, que el examinador le informó de que era la segunda mujer que sacaba el permiso para llevar un autocar. Le consta que Maritxu Errazkin conducía un autobús en la misma época que ella, pero ignora la fecha exacta en la que se sacó el carnet de conducir. Está orgullosa de que ella la obtuvo a la primera, aunque reconoce que no fue fácil.

Margarita Landa con uno de los primeros autobuses de la empresa Apaolaza. Una foto recinte con uno de los autocares más nuevos y una imagen del archivo familiar con uno de sus tres hijos.
Imagen principal - Margarita Landa con uno de los primeros autobuses de la empresa Apaolaza. Una foto recinte con uno de los autocares más nuevos y una imagen del archivo familiar con uno de sus tres hijos.
Imagen secundaria 1 - Margarita Landa con uno de los primeros autobuses de la empresa Apaolaza. Una foto recinte con uno de los autocares más nuevos y una imagen del archivo familiar con uno de sus tres hijos.
Imagen secundaria 2 - Margarita Landa con uno de los primeros autobuses de la empresa Apaolaza. Una foto recinte con uno de los autocares más nuevos y una imagen del archivo familiar con uno de sus tres hijos.

Madre de tres hijos, su primer viaje al volante de un autobús fue con los niños de la ikastola. Al volante de un Pegaso Irizar, ese día su marido le acompañó y terminó harta de sus indicaciones. Al final su esposo reconoció que era buena conductora.

Sobre cómo reaccionaban los viajeros, destaca dos reacciones, «la primera, de sorpresa e incredulidad al constatar que era una conductora la que iba a realizar el viaje y la segunda la de simpatía en la que depositaban en mí toda su confianza». Admite que Tuvo que soportar malas miradas y hasta comentarios machistas. «Si, hubo bromas típicas de la época, en cuanto a la conducción de las mujeres, pero siempre en tono amable», asegura.

Sus inicios se centraron en el ámbito municipal y escolar, concretamente su primer servicio fue con la Lourdesko Amaren Ikastola, seguidamente comenzó con el transporte de clubes deportivos, transporte regular a empresas, excursiones, etc. Entre las anécdotas que recuerda con mayor cariño remarca que son los viajes con su marido y con uno de sus hijos. «Cada cual con su autobús», aclara. También le gustaban «aquellos fines de semana en los que llevaba a mis hijos, entonces niños, conmigo a los viajes. ¡Terminaron conociendo todos los campos de fútbol del entorno¡».

María Pilar Pastrana 'sacó los colores' a veteranos camioneros

La donostiarra María Pilar Pastrana Santos, madre de nueve hijos, también comenzó a conducir autobuses en los años 60 y cuenta con una historia igualmente peculiar. En julio de 1979 ganó el II Campeonato de Conductores de Guipúzcoa, celebrado en el Paseo Nuevo de San Sebastián y organizado por el Montepío de Conductores San Cristóbal. Se impuso en un autobús de su propiedad en el que a diario llevaba a niños a un colegio. «Creo que lo que me hizo ganar la prueba fue la maniobra de entrar en un garaje, que a juicio del jurado fue perfecta», señaló la chófer en una entrevista a 'La Voz de España'. El premio fue un trofeo y 15.000 pesetas, y se clasificó para el camponato de España que se celebró unos meses después en Zaragoza.

María Pilar Pastrana se enfrentó en la prueba a veteranos condutores de camiones y trailers. Seguro que 'sacó los colores' a más de uno, que finalizó la prueba humillado e incluso indignado. «Ni se me había ocurrido por la cabeza la posibilidad de ganar. Pero a medida que conseguía buenas puntuaciones se me alejaron los nervios. El pie que tenía sobre el embrague me temblaba sin parar y hubo momentos que tenía que sujetarme la pierna. Cada ovación del público me hacia saber que iba ganando», resaltó.

Información de 1979 en 'La Voz de España' sobre el campeonato.
Imagen - Información de 1979 en 'La Voz de España' sobre el campeonato.

La mujer no ocultó que cuando estaba dispuesta a participar en la prueba su marido se opuso. Le advirtió de que una cosa era realizar el trabajo de conductora de autobús a diario y otra competir como chófer con profesionales. «Todavía se trataba de un oficio nada común en una ama de casa. Pero me decidí y ya ve el resultado», señaló satisfecha.

María Pilar Pastrana resaltó que desde hacía años su marido le insistía en que sacara el carné de conducir especial para poder conducir autocares. Indicó que le preocupaba que si algún día le sucedía algo a él no iba a poder mantener a todos los hijos. Le hizo caso y pronto se puso al volante de un autobús. Primero ayudaba a su esposo turnándonos en los viajes, pero luego compraron otro autocar solo para ella. Trabajaba siete horas al día, aunque en ocasiones la jornada laboral se ampliaba a nueve. En invierno llevaba a enfermos a la Residencia Sanitaria, así como a alumnos del colegio Ekintza. En verano efectuaba viajes programados y se turnaba con otros conductores.

Purificación Alonso Martín, la primera mujer conductora de Lurraldebus

Purificación Alonso Martín recibió en diciembre de 2020 el premio 'Guztiok Mugituz', entregado por el departamento de Movilidad y Ordenación del Territorio de la Diputación de Gipuzkoa a las mujeres conductoras de Lurraldebus. Oriunda de Zumarraga y afincada en Beasain desde 1973, se puso al volante de un autobús en 1981 en una empresa familiar del Goierri hasta que en 1989 fichó por Pesa. Volvió a la empresa de su familia y el 30 mayo 1994 pasó a Lurraldebus con 27 años. «Era la única mujer y la mayoría de mis compañeros me doblaban la edad», indicó con humor a El Diario Vasco tras recibir el galardón. Confirmó que eran tiempos en los que «no te cogía nadie para conducir siendo mujer. Era un mundo de hombres y había mucha expectación».

Imagen de archivo de Purificación Alonso Martín.

«Fueron tiempos duros, pero también muy bonitos», recordó. «No era fácil ser mujer en un mundo masculino como este, pero es gratificante ver que esta profesión se ha convertido en otra cualquiera en la que cada vez hay más chicas», se congratuló. Reveló que, tras aprobar unas oposiciones en las que era la única mujer, su primer destino en Lurraldebus fue Elgoibar. La empresa incorporó para ella un módulo prefabricado con ducha que inicialmente colocó en las cocheras de Landeta y que le acompañó en algunos de sus cambios de destino.

Afirmó que siempre se ha sentido «muy arropada» por todo el sector, tanto por los trabajadores como por los usuarios. Era consciente de que «en ocasiones ser mujer significaba llamar la atención. Te sentías observada solo por tu género, sobre todo cuando había que realizar maniobras complicadas». Insistió en que «no lo hacían con mala intención», pero en más de una ocasión percibió que le estaban «poniendo a prueba para ver cómo reaccionaba a las adversidades». «No me asustaba, sino que lo hacía aún mejor. Si otros podían, yo también».

Un ejemplo es que al llegar el primer autobús articulado a su unidad de Lurraldebus nadie se atrevía a estrenarlo. Entre bromas los compañeros dijeron que había «una que destacaba», la única mujer, y que se lo dieran a ella. No se amedrentó, se subió, lo probó y le encantó.

Esta singular conductora vivió anécdotas de todo tipo. En 1982 llevó a las monjas de clausura de Lazkao y de Tolosa, en sendos viajes, al convento de Azkoitia cuando el papa Juan Pablo II visitó a Azpeitia. A las religiosas les hizo gracia ver a una mujer al volante. Recibió una propina de 2.000 pesetas, una cantidad considerable en aquella época. Asimismo, cuando el arzobispo Ángel Suquía fue nombrado cardenal en 1985 viajó a Roma como conductora de refuerzo.

Se jubiló en 2016 tras quince años en las taquillas de Euskotren en la estación donostiarra de Anoeta, donde afirmó que se aburría mucho más que tras el volante, que tuvo que dejar por una operación de espalda.

Las valientes que abrieron el camino en los autobuses urbanos de San Sebastián

La incorporación de la primera mujer conductora de la Compañía del Tranvía de San Sebastián (CTSS) se produjo el 6 de abril de 1981. La pionera fue Edurne Agirretxe. Ese mismo año el Ayuntamiento municipalizó la empresa conocida actualmente como Dbus. Fue algo muy novedoso ya que por aquel entonces no era habitual ver por las calles de la capital a mujeres al volante de un autobús, y menos de transporte público. Pasaron unos cuantos años hasta que una nueva mujer entrará en la CTSS para formar la plantilla de conductores, concretamente el 6 de julio de 1992. No se aumentó la plantilla de valientes mujeres conductoras hasta el 16 de abril de 1997; y a partir del año 1999, en todas las convocatorias para nuevos conductores, alguna mujer ha entrado a formar parte de la familia de compañía.

Imagen de archivo de Edurne Agirretxe en su autobús.

Soraya Sánchez, hija y sobrina de chóferes de autobús, se incorporó a la plantilla de la CTSS en 2003. Seis años después era una de las 25 mujeres conductoras de Dbus. Desde los 21 años condujo autocares de la compañía de sus padres. «Seguimos siendo una minoría en el sector. No por motivos de discriminación, sólo porque todavía somos pocas las que nos gusta conducir», afirmó entonces a El Diario Vasco. «Por suerte nunca me han dicho que eso de 'mujer al volante... peligro andante'», subrayó. Afirmó que «hay que tener mucha paciencia con los viajeros. Cuando llegas tarde a una parada, tenemos que aguantar las quejas como si tuviésemos culpa de los atascos».

Imagen de archivo de Soraya Sánchez.

Por su parte, Raquel Ares comenzó como conductora de Dbus en 2008. Es la primera inspectora de la historia de la compañía. Admitió hace unos años en El Diario Vasco que lo peor es «tener que estar en permanente contacto con tanta gente diferente. Es algo que aumenta el riesgo de que cada día tengas roces con algún viajero». «Al principio siempre tienes algún comentario, ese 'cómo se nota que eres mujer'. Esas frases hechas están muy arraigadas en la sociedad», recordó. Destacó, asimismo, que casi todos los días alguien intentaba colarse en el autobús, tal vez porque la conductora era mujer.

Raquel Ares.
Imagen - Raquel Ares.

Raquel Ares denunció que ahora, como inspectora, ha detectado que «hay algún compañero que te giras y notas que te está mirando el culo», lo que, según confesó, le condicionaba, por ejemplo, «a la hora de coger un pantalón». «Alguna mujer que me dijo que le daba rabia que hubiera entrado porque le daba rabia que le mandara otra mujer», fue otra de sus confesiones.

Comentarios como «¡mujer tenías que ser!» o «¿vamos a ir seguros?»

A pesar de que se ha avanzado mucho en la igualdad de genero, según se se desprende del testimonio de conductoras de autobuses recogidos por DV a lo largo de esta década aún falta para que se normalice la presencia de una mujer al volante de un autobús. «Ya no se oye el '¡mujer tenías que ser!', salvo en tono de vacile, sin las connotaciones de antaño. Pero se sigue escrutando a las conductoras y juzgando diferente que a sus compañeros. «Mujer tenías que ser», «qué guapa eres», «¿ya sabes llevar tú un autobús tan grande?» o «¿vamos seguros con una mujer al volante?» son comentaros machistas de mal gusto que siguen vigentes hoy en día. A una conductora le pasó en una ocasión que tras abrir la puerta del autobús un usuario le preguntó: «¿Vamos a ir seguros con una mujer?». La chófer le respondió que tenía suerte porque el siguiente bus lo conducía un hombre, así que le cerró la puerta y lo dejó esperando en la parada.

Las chóferes son conscientes de que quedan viajeros que al ver a una mujer al volante hacen un gesto, o van más pendientes de cómo toma las curvas o frena. Además, denuncian que todavía existen empresas reacias a contratar a mujeres. Uno de los temas que más les preocupa es el asunto de la seguridad, sobre todo de noche. Consideran que «es una cuestión de falta de respeto y civismo hacia la gente que está trabajando y prestando un servicio público, no de machismo».

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