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Fotomontaje de un OVNI sobre un paisaje guipuzcoano.

Historias de Gipuzkoa

Las huellas de un Ovni en Errenteria y las pisadas de 15 centímetros que nadie pudo explicar

El 6 de diciembre de 1954 Juan Martínez Portolés se 'topó' con los restos de lo que creyó era un platillo volador en Gaintxurizketa cuando se dirigía en bicicleta desde Errenteria a su lugar de trabajo en Irun. Los expertos en Ufología de Estados Unidos se hicieron eco del avistamiento.

Antton Iparraguirre

San Sebastián

Lunes, 20 de octubre 2025

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En diciembre de 1954 se publicaron en España un total de 18 informaciones relacionados con avistamientos de platillos volantes u objetos voladores no identificados (Ovnis). Doce, de ellos fueron en base a informes que alertaban de presuntos «aterrizajes de platillos volantes». En los archivos del Ejército del Aire se custodian cientos de expedientes con casos documentados y uno de ellos es el referido a un supuesto fenómeno extraterrestre ocurrido en Errenteria y que hoy en día sigue siendo un caso inexplicado, según algunos expertos en Ufología tanto españoles como estadounidenses.

El periódico 'La Voz de España' publicó el 7 de diciembre de 1954 una noticia titulada 'Otro platillo volante a la vista'. Lo firmaba su corresponsal Juan Antonio Lecuona. El texto es el siguiente: «Esto de los platillos volantes no deja de tener su actualidad. Vienen estos artilugios en oleadas y tan pronto dicen que los han visto en Cuenca como en el desierto de Nevada. Ahora es un obrero, Juan Martínez Portolés, de 26 años, domiciliado en Renteria, el que afirma seriamente haber visto a las siete y cuarto de la mañana, cuando se dirigía a su trabajo en bicicleta al pasar por la cuesta de Gainchurizqueta, cerca de la casa Loidi-Berri, cómo un objeto redondo resplandeciente llegaba desde el mar, tierra adentro y a gran velocidad, que casi se le echaba encima. Primeramente llevaba una potente luz que, poco a poco, fue perdiendo intensidad quedando a oscuras cuando aterrizó a pocos metros de donde se encontraba el protagonista.

Este cuenta que su susto fue morrocotudo, pero que aún así pudo comprobar que el ingenio tenía unos 2,5 metros de diámetro por uno de altura. Un amplio faro en uno de sus bordes laterales y grandes aletas superpuestas desde la base hacia arriba. Juan pudo observar todo esto entre dos luces, mientras amanecía y con el miedo dentro del cuerpo prosiguió su camino dándole cuenta a su padre, el encargado de las obras, tan pronto como llegó.

Él y su padre volvieron a la campa en donde se había posado lo que él llamó platillo volante, que ya no estaba allí pero sí hallaron las huellas. La hierba estaba aplastada, se veía algo que parecían pisadas, como de 16 centímetros de longitud, y además unos objetos: un muelle de acero de 20 centímetros de largo por 6 milímetros de grueso y un pedazo de duro aluminio de 5 centímetros de longitud y 6 milímetros de grosor. Esta es, a grandes rasgos, la descripción que ha hecho Juan Martínez Portolés corroborada por su padre Juan Martínez Cabezas».

Foto de Juan Martínez Portolés con los objetos hallados publicada en la información. La Voz de España

Al día siguiente, la agencia Cifra, una sección de la Agencia EFE, especializada en información gráfica, publicó una crónica sobre el suceso, que se reflejó en varios periódicos nacionales. Citaba como fuente «unas declaraciones hechas a la Prensa», pero aportó nuevos datos y detalles que tal vez no sean fiables. Reveló que el objeto iba «perdiendo velocidad y altura» hasta que llegó a aterrizar a «unos 6 metros de distancia». El periodista describe el objeto así: «tenía tres metros de longitud por uno de altura, un amplio faro en el centro, de donde partían grandes aletas superpuestas en sus laterales y en número de cuatro». Aporta, además, detalles del lugar de trabajo de Juan Martínez Portolés, un canal que se estaba construyendo en Irun para evitar inundaciones que estaba a diez kilómetros de su casa en Errenteria, así como la edad de su padre (53 años).

«Un amplio faro en uno de sus bordes laterales y grandes aletas superpuestas desde la base hacia arriba»

En cuanto al tamaño de las supuestas huellas alienígenas descubiertas asegura que son de 15 centímetros. En cuanto a los objetos hallados su versión es diferente: «color de aluminio, grasientos y ahumados, de cinco centímetros de longitud y seis milímetros de espesor, y dos muelles de acero, de 20 centímetros de largo por 60 milímetros de espesor uno, y de 20 centímetros de largo y cinco milímetros de diámetro el otro». Según indica la agencia de prensa todos estos restos «se encuentran en poder del citado obrero».

Un segundo avistamiento

No menos sorprendente fue otro avistamiento de un supuesto Ovni ocurrido a unos 1.400 metros del 'presenciado' por Juan Fernández Portolés. Alrededor de las cuatro de la tarde del 3 de enero de 1955, Félix Galarraga, de 23 años, y su amigo Gerardo Irazusta, de la misma edad, estaban cazando cuando se percataron de la presencia de «una cosa redonda» que descendía del cielo. Llegaron a tirarse al suelo, seguidamente se acercaron al caserío Uralde, vivienda en la que residía el primero, dejaron las escopetas y salieron corriendo hacia donde estaba el objeto. Sin embargo, cuando estaban a unos 50 metros de distancia, éste se elevó. La primera noticia que se publicó al día siguiente en el periódico 'Unidad' hablaba de un «globo rojo de 2 o 3 metro de diámetro». Desde la carretera, dos peones camineros, los hermanos Miguel y Martín Arraspio, aproximadamente de 23 años, también lo vieron. Todo duró 3 o 4 minutos. Este caso no tuvo la repercusión mediática del anterior.

Ilustración de un supuesto platillo volante y un alienígena.

Volviendo al primer avistamiento, el investigador especializado en temas de Ufología Juan Carlos Victorio Uranga entrevistó varias veces a Juan Martínez Portolés entre los años 1969 y 1972. En esos encuentros el obrero de Errenteria desveló más detalles, como que la visión fue de escasamente 20 segundos. Mantuvo que el objeto aterrizado tenía forma de paralelepípedo rectangular «de unos 3 metros de alto, 4 o 5 metros de ancho y unos 6 metros de largo, con un foco de 80 centímetros de diámetro en la cara que miraba a la carretera». Aseveró que el «platillo volante» atravesó un tendido eléctrico que había cerca de la carretera sin chocar con los cables. Confesó que sintió miedo al ver el extraño objeto en el cielo debido a «las noticias de platillos volantes que circulaban aquellos días». Se refería a que en las últimas semanas en la prensa guipuzcoana habían aparecido noticias de supuestos aterrizajes de Ovnis en Iparralde y solo un día antes en Badajoz. Destacó que quince años después seguía «impresionado por lo que vio».

Expedientes Ovni desclasificados por el Ministerio de Defensa en 1997.

También es importante la labor llevada a cabo en 1976 por un equipo liderado por Félix Ares de Blas, exdirector del Miramón Kutxa. Espacio de la Ciencia de San Sebastián, y profesor titular universitario del área de Arquitectura y Tecnología de Computadores de la Universidad del País Vasco. Conocido divulgador científico por sus colaboraciones en televisión, radio y prensa, es también presidente de la Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico. La investigación, publicada primero en la revista especializada 'Stendek' y luego en un libro de Vicente-Juan Ballester Olmos, una de las autoridades mundiales en el estudio de los Ovnis, describe así el supuesto Ovni: «su aspecto era el de un paralelepípedo rectangular de 4 metros de base, 3 de altura y 6 de profundidad. En la cara que apuntaba hacia la carretera, y ocupando gran parte de la misma, se veía un foco.

«De 10 a 12 huellas de pisadas, perfectamente marcadas por el fango, unas como del número 44 y otras de 15 centímetros»

La zona aplastada por el objeto abarcaba 4x6 metros, alrededor de la cual había de 10 a 12 huellas de pisadas, perfectamente marcadas por el fango (estaba lloviendo), unas eran de un pie grande «como del número 44» y otras eran muy pequeñitas «de 15 centímetros». Detalla que las piezas encontradas fueron las siguientes: «un muelle de 20 centímetros de largo y 5 centímetros de diámetro sin estirar (se llegaba a estirar fácilmente hasta los 2 metros) y unas piezas algo curvas de 5 centímetros de longitud y 6 milímetros de espesor. La parte interior, cóncava, estaba ennegrecida. La forma de las piezas recordaba a una olla a presión explotada».

El estudio indica que todas estas piezas fueron llevadas por el periodista Juan Antonio Lecuona y que a partir de ahí se perdió su rastro.

Diversidad de opiniones

Sin embargo, el supuesto avistamiento no cayó totalmente en el olvido. Así, el 17 de septiembre de 1977 en 'La Voz de Guipuzcoa' el corresponsal Juan Antonio Lecuona publicó una curiosa noticia. Cinco jóvenes, miembros del Centro de Estudios Paracientíficos de Irun (CEP), montaron un campamento para llevar a cabo una serie de pruebas en el mismo lugar en el que Juan Martínez Portolés vio el supuesto Ovni. Para decepción de todos ellos no se produjo ningún fenómeno extraterrestre.

Algunos expertos consideran que el avistamiento de Juan Fernández Portolés no fue una broma ni una historia falsa. Aficionados a la Ufología ponen en valor, para dar veracidad al caso, que el testimonio del obrero de Errenteria siempre ha parecido sincero y nunca ha sido totalmente refutado. Señalan que por eso el presunto avistamiento Ovni sigue en los expedientes del Ejército del Aire conocidos como «inexplicados».

El conocido periodista Iker Jiménez recoge el caso de Errenteria en su libro 'Encuentros Ovni-La historia de los Ovnis en España', 'Enigmas sin resolver' y 'Encuentros'. Afirma que se consideró un suceso «maldito» para la época, que «será recordado como uno de los pocos en los que se hallaron pruebas físicas tras un aterrizaje ovni». Mantiene que Juan Martínez Portolés declaró al periodista de 'La Voz de España', Juan Antonio Lecuona, que «en el centro de la calzada surgió un foco potentísimo y una forma rectangular que lo abarcaba todo. Tuve miedo y procuré pedalear hasta la cuneta pensando que aquello se me echaba encima. Al final me detuve en una curva bastante pronunciada y allí lo vi parado y en total silencio».

También expertos en Ufología de Estados Unidos se hicieron eco del avistamiento de Juan Martínez Portolés. Así, está recogido en la monografía de Loren Gross 'UFOs: A History. 1954: November-December'. También otro investigador, Scott F. Corrales, se ha ocupado del caso en su libro 'The early days of UFO in the Spanish-Speaking World', al igual que Ted Phillips en 'Physical traces associated with UFO sightings'.

¿Globos de helio?

Algunos investigadores mantienen que los restos metálicos hallados en Gaintxurizketa no podían pertenecer a una nave de otro planeta, ni las huellas localizadas en la hierba a alienígenas. Consideran que los ovnis son un mito creado a partir de la literatura, la prensa, el cine y la televisión. Los no creyentes en vida extraterrestre ponen el foco en que por aquellas fechas hubo numerosos avistamientos de este tipo por toda España. Lo achacan a que a finales de 1954, en plena Guerra Fría, desde bases situadas en Alemania occidental se lanzaron cerca de 600.000 globos de helio con octavillas de propaganda contra el régimen soviético. Debían llegar a los países del Este, pero muchos fueron desviados por las corrientes de aire y acabaron convertidos en supuestos Ovnis. Recuerdan que de octubre de 1954 a febrero de 1955 se llevó a cabo una operación denominada Focus para influir en las elecciones locales celebradas en noviembre en Hungría. Mantienen que puede ser la explicación a los dos extraños fenómenos ocurridos en Gaintxurizketa.

Uno de los globos lanzados en la Operación Focus.
Imagen - Uno de los globos lanzados en la Operación Focus.

En esta línea, el divulgador científico Félix Ares, ha insistido durante años en que los Ovnis son imágenes que crea nuestro cerebro, ayudado por las creencias personales, las condiciones meteorológicas, el clima social y la inestimable ayuda de una miríada de expertos en platillos volantes que no dudan en calificar de naves nodrizas a hermosas nubes lenticulares, por ejemplo. «Nuestro sistema perceptual es muy complejo. Lo que vemos depende de nuestras creencias, por eso ante un mismo estímulo unos ven una virgen y otros un extraterrestre», destaca el experto.

Cada uno es libre de creer lo que quiera. Seguro que Juan Martínez Portolés hubiera estado de acuerdo con esta frase del añorado físico teórico, astrofísico, cosmólogo y divulgador científico británico Stephen Hawking; «La posibilidad de que existan otras formas de vida inteligentes en el universo es tan grande, que me parece absurdo no considerarla».

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