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Colección de recortes

Esquelas y papel higiénico

Antaño se publicaban pocos avisos necrológicos, que contrastaban con los anuncios con los que debían compartir página

Mikel G. Gurpegui

San Sebastián

Viernes, 26 de mayo 2023, 08:07

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Era inevitable. Aunque ahora nos pueda llamar mucho la atención, el problema no tenía solución. La publicación de esquelas no se popularizó en Gipuzkoa y en EL DIARIO VASCO hasta bien entrados los años 70 y se generalizó ya en la década de los 80. Desde entonces, muchas familias guipuzcoanas informan por medio de ellas sobre la muerte de sus seres queridos y el diario puede agrupar las esquelas en unas páginas específicas.

Sin embargo, antaño solo las familias más pudientes encargaban la inserción de una esquela de defunción en el periódico. Así, cada día aparecían unas pocas, a menudo una o dos, a lo máximo cuatro esquelas. El problema era que no resultaban suficientes para dedicarles un espacio propio y el periódico no tenía otro remedio que publicarlas sin separarlas de otros elementos informativos y publicitarios. En la práctica, la esquela recibía el mismo tratamiento que cualquier otro anuncio.

Los lectores estaban acostumbrados, pero hoy nos choca ver una esquela rodeada de promociones de joyas, pinturas y polvos de talco, como por ejemplo la que apareció el 3 de junio de 1956…

El azar podía hacer que la luctuosa esquela de un señor de Errenteria, como la siguiente de junio de 1963, contrastase con anuncios de productos y servicios que asociamos a la vitalidad: viajes, maquillajes coloristas, gafas de sol…

En ocasiones, la casualidad (¿o la mano de algún linotipista del periódico?) hacía que la esquela estuviese más armónicamente acompañada y que hasta podamos jugar a encontrar simbolismos. Como con el aviso necrológico de una donostiarra insertado en mayo de 1965 entre veladas y seguramente involuntarias referencias a la oscuridad y el paso del tiempo: avisos de cortes de electricidad, pasatiempos y un peculiar curso para cronometradores. 'Tempus fugit'…

La muerte nos iguala y a todos nos pone en nuestro lugar. Por muy marqués y vicepresidente de un banco que se fuera, la noticia del fallecimiento podía aparecer junto a unos modestos juguetes en oferta y un producto para la congestión nasal. Lo encontramos en diciembre de 1961…

Un servidor es cinéfilo y estaría encantado de que mi esquela apareciera acompañada de publicidad de cines (pasó en la edición de febrero de 1945, cuando proyectaban 'La tragedia de la Bounty' en el Victoria Eugenia y 'La sombra de una duda' en el Kursaal). Un bonito 'the end' para la gran película de la vida…

Último recorte. El 5 de marzo de 1938 encontramos en la hemeroteca de DV la peor combinación de esquelas y publicidad que se nos ocurre. El recordatorio del fallecimiento de dos señoras de Oñati y Bergara podía verse, en fin, junto a un anuncio de… papel higiénico. ¡Vaya 'eme'…!

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