La corona de los azkoitiarras
Quince mil vecinos «lloraron de alegría» en 1950 con la coronación de la Virgen de Urrategi, patrona de Azkoitia
Antaño se escribía sobre temas religiosos con vehemente fervor. Así, podía leerse en la última página de EL DIARIO VASCO, edición del 17 de septiembre ... de 1950, el siguiente texto de Juanjo, corresponsal en Azkoitia…
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«Por fin, llegó el ansiado día. El día feliz para todos los azcoitianos, que verán coronar a su Milagrosa Madre, que, bajo su maternal manto, acoge desde su ermita del Ormolamendi a todos sus hijos que, generosos, la aman con un encendido y generoso fervor. La Virgen de Urrategui será esta tarde coronada por nuestro prelado, Excmo. Sr. D. Jaime Font Andreu, obispo de San Sebastián, y por nuestro 'erritarra' don José Eguino y Trecu, obispo de Santander. A tal efecto, se ha erigido un monumental altar en la Plaza del 20 de Septiembre».
Sí, a la coronación de la Virgen de Urrategi, considerada como patrona de los azkoitiarras, no faltó el religioso más conocido de la localidad, José Eguino Trecu, que había nacido en Azkoitia en 1880 y tras pasar por las parroquias de Itziar, San Vicente en Donostia e Irun, ya era obispo de Santander. En 1961 fallecería aquel hombre que predicaba en euskera y compuso algunas melodías religiosas.
Un artículo de fray José de Urquiolegui publicado entonces en DV situaba la devoción a la Virgen de Urrategi en el tiempo. La databa en la segunda década del siglo XVII, en las celebraciones que, en Azkoitia y otros puntos, siguieron a la reafirmación del dogma de la Inmaculada Concepción de María por parte del papa Paulo V.
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«La villa de Azcoitia, aristocrática y señorial, patentiza de modo particular su alborozo. Organiza festejos populares que duran varios días. Para recuerdo de estos festejos y satisfacer la devoción de sus paisanos, el gentilhombre don Francisco López de Izarraga construye, a sus expensas, la iglesuela de Urrategui, donde hace colocar una Virgen en el misterio triunfante de la lid inmaculista. Es el año 1617».
Nos agrada esa palabra de 'iglesuela' para referirse a una ermita.
«¡Aleluya!»
El martes 19-IX-1950 posterior al domingo de la coronación, DV dedicó gran parte de sus páginas primera y última a los actos. El corresponsal Juanjo empezaba exaltado…
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«¡Aleluya! Puede exclamar la villa del Urola. Sus anhelos han sido cumplidos, los de nuestro querido alcalde don Roque de Arambarri, los de don Roque Osoro, párroco de la villa, los deseos de los innumerables azcoitianos y azcoitianas, religiosos de varias órdenes que predican la Religión de Cristo por todos los confines de la tierra; los deseos de todos los azcoitiarras ausentes; todo el pueblo de Azcoitia goza ya de ver coronada a la Virgen de Urrategui, aquella Virgencita que el año 1617 se veneraba en devoción de la Inmaculada María».
La crónica de hace 74 años continuaba en aquel tono y destacaba un dato: la corona de la Virgen y otros aspectos habían sido posibles gracias a las aportaciones de los azkoitiarras…
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«Una corona –escribía el corresponsal de DV– confeccionada únicamente de alhajas: oro, platino, piedras preciosas, etcétera, regalos de sus hijos. Sus hijos de la calle, caseríos ricos, pobres, etcétera, podríamos contar numerosísimos casos de gentes humildes que se desprendían generosamente de recuerdos muy valiosos, pero todo lo hacían por la 'Amacho'. Gentes humildes, como son la inmensa mayoría de azcoitianos, han aportado a esa valiosísima corona, valorada en 155.000 pesetas, completamente mezcla de oro y brillantes, al precioso sagrario que se colocará en la ermita de Urrategui, a las obras que se vienen llevando a cabo en la iglesia de Ormolamendi, y al manto que el domingo lució la Virgen» (bordado por monjas de los tres conventos locales: clarisas, brígidas y carmelitas).
Canto del himno
«Con un gusto y originalidad deslumbrante» se decoraron para la ocasión las calles de Azkoitia. En la entrada a la plaza Mayor, arcos luminosos mostraban los lemas «Ven, serás coronada» y «Agur, bezin garbiya». En el recorrido que hicieron el obispo Font Andreu, las autoridades y los vecinos hasta la iglesia, en otros arcos podía leerse «¡Gora Urrateguiko Ama!» y «Azcoitia saluda a su prelado».
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José Eguino y Trecu recibió y abrazó al obispo en la entrada de la iglesia, «abarrotada de fieles». El coro parroquial, el Orfeón Azcoitiano y grupos de dantzaris realzaron la ocasión. Al finalizar la misa, «el pueblo, puesto en pie, cantó el Himno a la Virgen de Urrategui».
Había tal gentío, se calculó que 15.000 personas, que la coronación no se hizo en la ermita ni en la iglesia parroquial, sino a continuación en «un monumental altar» instalado en la Herriko Plaza, entonces Plaza del 20 de Septiembre.
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«Después de bendecida la corona por el doctor obispo de la Diócesis, ésta fue colocada sobre las sienes de la 'Amacho' por los prelados asistentes», entre repiques de campanas, fuegos artificiales y aclamaciones.
«Primero el prelado donostiarra y más tarde el de Santander se dirigieron a aquella muchedumbre, que lloraba emocionada ante las sinceras palabras de los amados obispos».
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