Historias de Gipuzkoa
La estela de Chillida que acabó en una cuneta, desapareció y 'volvió' a La Concha'Homenaje a Fleming', que se puede admirar en el Paseo de La Concha, tuvo tres emplazamientos anteriores y cuando se pretendía restaurarlo se le perdió la pista durante años
Huelga decir que el escultor Eduardo Chillida (San Sebastián, 10 de enero de 1924 - San Sebastián, 19 de agosto de 2002) es uno de los guipuzcoanos más universales. Sus obras están repartidas por todo el mundo, pero también se pueden admirar sin viajar lejos en su oasis particular de Chillida Leku, en Hernani. Su fama no pudo evitar que a finales del pasado siglo una controvertida estela suya terminara abandonada en una cuneta de Martutene y luego desaparecida varios años. La respuesta se encuentran en las líneas que vienen a continuación.
Esta historia «absurda y llena de coincidencias», como señaló el propio Chillida, comienza cuando en 1955 el Ayuntamiento de San Sebastián le encargó una obra para que formara parte del paisaje urbanístico de la ciudad. El artista se decantó por homenajear a Alexander Fleming, el bacteriólogo francés descubridor de la penicilina que justo había fallecido ese mismo año. Así nació su estela 'Homenaje a Fleming'. Se basaba en otra obra suya realizada en hierro en 1951 de la que era propietaria la hija del pintor Marc Chagall.
Para el artista esta segunda versión tenía un valor especial, al ser su primera escultura no figurativa. «Es mi primera obra que no tiene relación con el pellejo de la realidad, por así decirlo, y ya en esa obre se ve, y los críticos lo han comentado, la relación con mi obra posterior, incluso de después del 70». «Quizás ese carácter no figurativo fue la causa de que la estela causara sensación y no poca polémica en la sociedad donostiarra de los años años 50», reconoció.
Varios emplazamientos
El primer emplazamiento elegido por el Ayuntamiento de San Sebastián para 'Homenaje a Fleming', una estela formada por una base de sección cuadrada de la que salen varios brazos que se doblan, fue un pequeño jardín de Jai Alai, tras una gasolinera situada al inicio de la Avenida de Ategorrieta. En la prensa de la época, y entre la opinión pública, se subrayó que «la presencia de la discutida escultura del escultor Chillida en este lugar no ha tenido gran eco». Un empleado de la gasolinera resaltó que unas obras en la zona motivaron el tercer traslado de una figura de granito que calificó de «un poco rara». Muchos ciudadanos consideraban que «el insigne investigador y favorecedor de la humanidad» francés necesitaba otra ubicación más digna.
Entonces se optó por trasladarlo a Urgull, cerca del 'cementerio de los ingleses'. Pero esto también provocó discrepancias. ¿Qué tiene que ver el famoso doctor con el carácter histórico que representa el popular Castillo de Mota?, se preguntaba más de uno. Su siguiente destino, hacia 1965, fue el exterior del hospital del Tórax, en Zorroaga. «Fue en parte por la insistencia de mi amigo el médico Miguel Mari Echevarren, que decía que era el lugar ideal para una escultura dedicada a Fleming», reconoció en una ocasión el artista.
En 1973 Chillida solicitó al Ayuntamiento de San Sebastián permiso para trasladar su viajera y discutida estela a un taller de Martutene con el fin de rehacerla con mejores materiales. «Hice ese trabajo con una piedra probísima», confesó el artista.
Desaparición de la escultura
Se desconoce la fecha exacta en la que un camión de la brigada municipal trasladó la escultura a Martutene. Los empleados públicos lo dejaron en una pequeña caseta propiedad del artesano gallego Nicanor Carballo, colaborador de Chillida. Nacido en 1932 en Tioira, una parroquia del municipio orensano de Maceda, y que llegó a San Sebastián en 1965, su taller estaba ubicado a unos cincuenta metros de la sidrería Barkaiztegi. Fue entonces cuando comenzó la confusión y se dio por desaparecida la estela. Y es que en 1978 abandonó su domicilio de Martutene. Diez años antes el Ayuntamiento de San Sebastián le había concedido la licencia para la construcción de una casa bifamiliar en ese terreno. Dejó la escultura 'Homenaje a Fleming' abandonada en una cuneta llena de zarzales, junto a la entrada de la finca. A continuación fijó su residencia en Francia para proseguir con su formación como artista y dos años después volvió a su localidad natal.
En las referencias biográficas oficiales del escultor donostiarra se cita al cantero gallego como su colaborador más habitual para trabajar con el granito rosa de Porriño en las décadas de los sesenta y setenta. Desde comienzos de 1966 Chillida trabajó en las canteras gallegas con Nicanor Carballo. Fruto de esa labor surgió 'Abesti gogorra V' para el Museum of Fine Arts de Houston. Pero no todo era de color rosa. Algunas fuentes señalan que la marcha del artista orensano de Donostia pudo deberse a divergencias artísticas y económicas con Chillida. Al parecer, se sintió «escasamente recompensado» por su trabajo. En la actualidad sus hijos mantienen en Orense el taller de la firma Escultor Carballo.
Desconocedores de la tal vez vengativa acción de Carballo, todavía en 1987 era tal el lío sobre el posible paradero de 'Homenaje a Fleming' que incluso desde el Ayuntamiento de San Sebastián se creía que la escultura había desaparecido unos veinte años antes. Tampoco faltaron versiones curiosas como la ofrecida por veteranos empleados municipales. Apostaron porque la obra se encontraba todavía en los almacenes del mercado de Atocha, donde se apilaban los objetos y materiales de propiedad municipal. El entonces alcalde de San Sebastián, Ramón Labayen, llegó a aventurar que «alguien la habrá robado».
Cada vez eran más las especulaciones, algunas estrambóticas, en torno a la misteriosa desaparición de la obra 'Homenaje a Fleming'. José Mari Barcaiztegui, propietario de la sidrería Barkaiztegi, aseguró a DV en mayo de 1987 que hace unos dos años llegó a esa cuneta un camión con una grúa y se llevó la estela de Chillida. «Me parece que la matrícula no era de San Sebastián», aseveró. Añadió que durante años hubo una gran piedra que «fue sobre la que trabajaron en un primer momento Carballo y Chillida para rehacer la escultura, pero que desecharon al no salir conforme a su proyecto».
No fue hasta mediados de ese mes de mayo de 1987 cuando se resolvió el misterio. Para ello jugó un papel muy importante el periodista de DV Mitxel Ezquiaga, que llevó a cabo una amplia investigación que llegó a ser detectivesca en ocasiones. Según le desveló el propio Chillida, un vecino de Martutene llamó a su familia para comunicarles que había rescatado una escultura años atrás de unos zarzales situados junto a la sidrería Barkaiztegi. Les explicó que en varias ocasiones descubrió a gente que trataba de llevarse la obra. Confesó que ignoraba que fuera una obra de Chillida, pero sí pensó que se trataba de algo de valor y que más valía tenerlo protegido en su jardín a la espera de los que pudiera pasar. Mantuvo que deseaba devolverlo a su autor al leer lo último que había publicado DV sobre la desaparición de 'Homenaje a Fleming' y la teoría de que pudo ser abandonada en una cuneta de su barrio.
Unos pocos días antes de que Chillida regresara a San Sebastián, tras una larga semana de inauguraciones y celebraciones en Barcelona, Madrid y Toledo, la esposa del artista y otros amigos se desplazaron en una furgoneta hasta esa casa de Martutene. Se encontraron la obra «manchada de fango, en un estado bastante malo», según declararon. Tuvo que ser limpiada en profundidad para devolverle su aspecto original. Hay que destacar que 'Homenaje a Fleming' es una de las esculturas que, en la década de los 50, Chillida dedicó a grandes hombres que admiraba, como el pintor francés Georges Braque, el matemático italiano Lucca Paccioli y el modista getariarra Cristóbal Balenciaga.
'Homenaje a Fleming'
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Autor Eduardo Chillida
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Material Granito rosa
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Ubicación Paseo de La Concha, San Sebastián
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Inauguración 25 de julio de 1991
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Medidas 87 x 62 x 54 cm. // 210 x 57 x 57 cm. (base)
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Firmado No se aprecia
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Fechado No se aprecia
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Época 1955
Con su preciada obra ya en su poder en su taller de Ategorrieta, el escultor expresó al periodista de DV su deseo de restaurar 'Homenaje a Fleming' con materiales mas nobles para poder situarlo de nuevo en el pasaje donostiarra. Reconoció que en 1955 aun estaba lejos del reconocimiento como artista y admitió para hacer la obra utilizó una piedra de baja calidad, «hasta el punto de que el conjunto de trabajo y materiales no costó más de 30.000 pesetas», desveló.
El escultor mantuvo que comunicaría al Ayuntamiento su intención de llevar a cabo la tarea en cuanto se lo permitieran los compromiso de trabajo que tenía en ese momento. Aseguró que desconocía la marcha de Garballo a Galicia y que siempre pensó que su escultura seguía en su taller. Afirmó que hace unos años leyó en DV la denuncia de un ciudadano que decía haber visto la escultura tirada entre zarzales. No ocultó que se acercó al lugar, pero la obra ya no estaba en ese lugar. También indicó que durante años no tuvo tiempo para llevar a cabo personalmente la restauración, al tiempo que reconoció que quizás hubo «desidia» por su parte, y también del Ayuntamiento. Subrayó que «la importancia que se da ahora a este asunto no aparecía antes porque mi obra en general no ha sido reconocida hasta hace relativamente poco tiempo». Ciertamente, su proyección tanto a nivel nacional e internacional se inició a partir de su primera exposición en París en 1961.
En el Paseo de La Concha desde 1991
Chillida dejó en manos del Ayuntamiento de San Sebastián la decisión del nuevo emplazamiento para su 'Homenaje a Fleming'. «El lugar que yo veo como más apropiado es encima del Pico del Loro, en la zona casi superior al túnel peatonal del Antiguo», adelantó. Aseveró que en su momento la obra fue recibida con una amplia polémica, ya que se convirtió en una de las primeras obras no figurativas que se colocaron en un lugar público en España. «En una sociedad como la donostiarra de aquellos años llovieron las criticas y hasta la revista 'La Codoroniz' se ocupó del tema con su peculiar visión», recordó. «Ahora se trata de que la ciudad pueda reincorporar a su paisaje esta obra», sentenció.
Chillida dio por finalizada la restauración de la estela en 1990. Sin embargo, no fue hasta el 25 de julio de 1991 cuando se hizo realidad el sueño del escultor. El arquitecto Joaquín Montero, muy vinculado al artista, diseñó el conjunto de terrazas que, en pleno Paseo de La Concha, acogen el conjunto integrado por la obra 'Homenaje a Fleming', esculpida en granito rosa y su pedestal. Mira de frente a la isla Santa Clara y el Monte Urgull. Ahora nadie discute que colabora con el embellecimiento estético y artístico de la bahía donostiarra.
Esta es la segunda versión, la primera se encuentra en la actualidad en el Museo Chillida-Leku. Los expertos en arte destacan que en ella el prolífico escultor donostiarra retoma la estructura de su primera obra abstracta, 'Ilarik', inspirada en las antiguas estelas funerarias vascas. Impera la verticalidad relativa a las estelas; sin embargo, al contrario de estas, cuyas piedras son talladas ligeramente, estas piezas se caracterizan por la extracción de la piedra hasta quedarse con lo esencial de la forma.
Seis obras en Donostia
'Homenaje a Fleming', junto a 'El Peine del Viento' (1976), es una de las obras más reconocidas cuando un visitante recorre las calles de San Sebastián. Pero Chillida también tiene otras obras de gran valor artístico, como es el caso de 'Besarkada' o Abrazo. Ubicada en el Pico del Loro, es un homenaje que le hizo a su amigo Rafael Ruiz Balerdi, pintor donostiarra fallecido en 1992.
En Urgull se encuentra 'Torso', la cuarta obra pública de Chillida en Donostia. Es considerada una de las menos conocidas y más 'escondidas' de la ciudad, ya que se encuentra junto a la puerta de acceso al Castillo de la Mota, en el rellano que da hacia el mar. Es un homenaje al militar Pedro Arana Aizpurua, activo promotor de las tamborradas donostiarras. Esta escultura, hecha en bronce, pertenece a los primeros años del artista. En realidad, procede de un torso que hizo en yeso en 1948. En 1964 apareció arrancado de su peana y tirado por la ladera del monte. Se consideró que se trataba de una gamberrada.
En el pórtico de la catedral del Buen Pastor, se encuentra 'La Cruz de la Paz' o 'Bakearen Gurutzea'. Es una obra de 1977 que pesa 800 kilos. El artista lo esculpió en alabastro para celebrar los cien años de este formidable templo.
Fuera del escenario urbano, en 1975 donó a la parroquia de Santa María la obra 'Gurutz / Cruz IV'. Se encuentra ubicada sobre la pila bautismal. Se trata de una obra en alabastro de líneas rectas, en la que lo significativo radica en el profundo vacío de forma cruciforme horadado en el interior del bloque de piedra, una cruz en negativo, mientras en el lado derecho labró la cruz en positivo.
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