La calle de la memoria guipuzcoana
Bulliciosa feria en 'Zumavilla'Retrocedemos sesenta años, hasta la feria de Santa Lucía que ya unía a Zumarraga y Villarreal de Urrechua, o sea, Urretxu
Mientras se está desarrollando la feria de Santa Lucía de 2023 en Zumarraga y Urretxu, echamos la mirada atrás, concretamente sesenta años atrás, para recordar cómo se vivía entonces la gran feria agrícola, ganadera y comercial que abre el tiempo prenavideño en Gipuzkoa.
La crónica que publicó EL DIARIO VASCO el 14 de diciembre de 1963 comenzaba así: «Las dos villas, Zumárraga y Villarreal –o viceversa- registraron ayer una animación extraordinaria con motivo de la tradicional feria de Santa Lucía. Ambas localidades se vieron acompañadas por la presencia de bellas modistillas que añadieron a la alegría del día la suya propia».
Hace seis décadas era mayor la presencia del sector del corte y confección, cuyas empleadas cada 13 de diciembre, en su fiesta patronal, abandonaban sus talleres e invadían las calles.
En el párrafo citado les habrá llamado la atención un topónimo. Recuerden que Urretxu se llamaba oficialmente Villarreal de Urrechua. Y el anónimo redactor de DV llegaba a proponer la palabra de 'Zumavilla', uniendo en un término Zumárraga y Villarreal, esas dos poblaciones contiguas y, pese a algunos desencuentros en ciertos momentos, tan unidas.
«En más de una ocasión hemos hablado de mancomunar los intereses de las dos villas, separadas por la estrecha vía del ferrocarril de vía estrecha del Urola –escribían en 1963–. Aquello que parecía una utopía, va camino de ser realidad. La misma feria de ganado lo atestigua, que por Real Cédula de 1727 se concedió a Villarreal el mercado de Santa Lucía. Ahora, el mismo impulso, la misma fuerza del ferial ha llevado a terrenos municipales de Zumárraga la concentración del ganado. Y a todo el mundo le parece bien. Hasta diversos problemas se miran ya con aire mancomunado, cuales son el del agua, bomberos, enseñanza, etcétera. Magnífico. Así resolverán con mayor facilidad lo que para cada municipio encierra un mundo de dificultades».
Abarcas y vaqueros
Tras ese llamamiento a la fraternidad de 'Zumavilla' (¿hoy podríamos proponer 'Zumatxu', de Zumarraga + Urretxu?), pasamos a vivir la feria de Santa Lutzi en versión de 1963… «Ayer, Santa Lucía, Villarreal tuvo la parte ruidosa de la feria: los tenderetes y puestos de rifas con sus bulliciosos altavoces llamando la atención del público, se hacía intransitable».
«Es curioso observar cómo los tiempos cambian la fisonomía de las costumbres. Lo que se inició con un carácter netamente rural, y así durante años, ha cobrado un aspecto eminentemente popular (…). Lo mismo le vendían a uno aperos de labranza que un lote de pucheros, semillas y abarcas que 'metralletas' y trajes de vaqueros… pero del Oeste americano. En fin, una auténtica feria con su mosaico de productos para la venta, que tuvieron una gran acogida».
«La plaza de Zumárraga se vio muy concurrida. Abundancia de hermosas y lustrosas parejas de capones, que fueron examinadas por numerosos compradores. Aquí la cotización comenzó con la cifra de 90 pesetas kilo. Luego, bajó a 75 y 80. Hubo así mejor entendimiento en el tira y afloja de la oferta y la demanda, ese regateo en el que tan buena –y eficaz– maña se dan nuestras 'etxekoandres'».
Compradores valencianos y cántabros
La crónica de la feria de Santa Lucía de hace sesenta años en DV se fijaba en la parte ganadera, que «ha tirado hacia Zumárraga, desplazándose poco a poco de Villarreal. La feria de ganado tiene gran colorido y mantiene un interés que no decae durante la jornada. Ayer, hasta que no comenzó a llover, justamente a la hora de comer, el ferial tuvo una concurrencia extraordinaria».
¿Y quiénes se movían entre los ejemplares de especies equinas y vacunas?
En 1963 citaban, como reflejo de la importancia de la feria ganadera, «los numerosos compradores valencianos y santanderinos que asistieron a la misma, juntamente con nuestros baserritarras y los imprescindibles gitanos (…)».
Para mediodía ya se habían hecho más de trescientas transacciones. «Un caballo, de año y medio, se vendió en 4.750 pesetas. Se pidieron por el 5.500».
«Un baserritarra de Icíar presentó una pareja de bueyes que llamó poderosamente la atención por su planta brillante, bien nutridos y con todo detalle en el 'maquillaje' y 'vestimenta'. Se pidieron 40.000 pesetas, y se dieron muchas vueltas a la boina. Las valían, por eso no se discutía el precio. Los caseros la miraron y la admiraron»…
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión