Historias de Gipuzkoa
Así eran los atracos a furgones blindados y sucursales bancarias perpetrados por ETAEl mayor botín en Gipuzkoa fue de 43 millones de pesetas. Hubo un tiroteo mortal en Tolosa en un atraco casi simultáneo entre dos comandos rivales. Los etarras retenían toda la noche a directivos y sus familias para acceder a las cajas fuertes por la mañana
Posiblemente el atraco de un furgón blindado más famoso en España sea el protagonizado el 28 de julio de 1989 por Dionisio Rodríguez Martín, más conocido como 'El Dioni'. Se llevó del vehículo que custodiaba como vigilante de seguridad 278 millones de pesetas, de los que finalmente se recuperaron 175. Si se tiene en cuenta el contexto económico de la época mucho más dinero obtuvo en 1936 un grupo de hombres armados que atracó el Banco de España para llevarse más de 500 toneladas de oro. En Gipuzkoa este tipo de actividad delictiva fue llevada a cabo a partir de la década de los 60, y hasta los 90 principalmente por miembros de ETA, tanto de la rama militar como la político-militar.
El mayor botín logrado en Gipuzkoa
El mayor botín en Gipuzkoa fue conseguido por un comando de ETA-pm (VIII Asamblea). El 23 de julio de 1983 un 'talde' protagonizó un atraco a un furgón blindado en Villabona que se saldó con la sustracción de 43 millones de pesetas en billetes y otras 200.000 en monedas. Minutos antes de las nueve y veinte de la mañana los vecinos de la calle en la que se encontraba la sucursal de la Caja de Ahorros Provincial de Guipuzoa (C.A.P.) observaron que tres individuos, supuestos empleados del Ayuntamiento, estaban retirando carteles de las fachadas cercanas. Otra versión que apareció en la prensa, en base a otros testigos, señaló que se trataba de tres jóvenes vestidos con atuendo deportivo que estaban colocando pancartas de matiz político. La realidad es que se trataba de atracadores. Abordaron a cara descubierta a los vigilantes de un vehículo blindado de la empresa Essabe Express. Acababan de dejar las sacas de dinero en la entidad de ahorro. Los asaltantes les encañonaron con una metralleta y dos pistolas, y les obligaron a tumbarse en el suelo. Luego se apoderaron de todo el dinero que se encontraban en el interior del furgón, así como las armas de los guardas. Se dieron a la fuga en un vehículo en el que les esperaba una cuarta persona al volante. Los cuatro etarras dejaron abandonados en su huida dos pasamontañas y dos granadas con espoleta.
De los donativos a las extorsiones
Este fue el asalto más exitoso de miembros de ETA en Gipuzkoa, pero ya en 1972 se produjo en Pasaia uno de los primeros atracos millonarios a un furgón blindado perpetrados por etarras. Los guardias de seguridad habían acudido a la sucursal del Banco de Vizcaya y fueron amenazados por varios atracadores que se apropiaron de 12.700.000 pesetas.
Hay que tener en cuenta que en un primer momento la organización armada se financiaba con las aportaciones económicas de sus simpatizantes. El primer informe policial en el que se menciona a la banda, de agosto de 1961, revela que «las cotizaciones de los etarras eran de entre 3 y 5 pesetas semanales». Enseguida se vio que los donativos no eran suficiente para, entre otros gastos, la compra de armas, mantenimiento de los comandos, alquileres de pisos y otros aspectos logísticos. Los asaltos a furgones blindados y entidades de ahorro se convirtieron en sus más importantes fuentes de ingresos. Se fueron sumando progresivamente el chantaje económico, conocido como 'impuesto revolucionario', la extorsión y el secuestro de empresarios. Según recoge el catedrático y político Mikel Buesa en su libro 'La financiación del terrorismo', en sus casi 50 años de existencia las distintas ramas de ETA perpetraron un total de 206 atracos, con un botín de 17 millones de euros.
La «primera requisa oficial»
La larga cronología delictiva de ETA que tuvo como objetivos empresas de seguridad, sucursales de la Caja de Ahorros Provincial (C. A. P.), Caja de Ahorros Municipal de San Sebastián (CAM), Caja Laboral Popular, Banco Guipuzcoano y Banco Central Hispanoamericano (BCH), se inició en 1965. El 24 de septiembre de ese año un comando de ETA asaltó a punta de pistola en una calle de Bergara al cobrador de la CAM. La organización armada reconoció en el comunicado en el que reivindicó la acción que se trataba de su «primera requisa oficial». Dos días más tarde la Guardia Civil detuvo a los autores. Uno de ellos en un hospital porque había sufrido un accidente de tráfico. Además el botín no sirvió para nada, ya que las letras de pago que robaron eran inservibles y el dinero fue de tan solo 2 pesetas y 75 céntimos.
Tras este primer fracaso los etarras prepararon mejor sus golpes y se apropiaron de cuantiosos botines. Incluso la dirección de la banda era más exigente con los comandos dedicados a los atracos y no perdonaba errores. En este sentido, en 1981 ordenó el asesinato de un militante porque se había gastado el botín de un robo en la compra de heroína.
Más de un atraco en la misma sucursal
Los comandos etarras llegaron a atracar más de una vez la misma sucursal y las sucursales de Villabona, Bergara y Hernani fueron las más atacadas. Curiosamente, hubo casos en los que la prensa informaba de esos robos y páginas después anunciaba la proyección en los cines de la película 'Asalto al furgón blindado', estrenada en 1978 con gran éxito.
No faltaron tiroteos entre vigilantes de furgones y atracadores, como el ocurrido en 1979 en Lasarte-Oria. Los guardas jurados introdujeron en la sucursal de la C.A.P. las sacas de dinero y entonces entraron dos etarras. Los empleados de la empresa de transporte blindado sospecharon durante el trayecto de un coche que venía detrás de su vehículo. Enseguida se dieron cuenta de que podían ser los ocupantes del turismo y comenzaron a disparar. Los asaltantes retrocedieron durante la refriega y se metieron en el coche. Algunas fuentes señalaron que uno de los etarras resultó herido en la refriega. Asimismo, varias lunas de la oficina bancaria se rompieron por el impacto de las balas.
Un atraco mortal en Tolosa
El 29 de abril de 1977 se produjo en Tolosa un atraco a una sucursal del BCH que finalizó con la muerte de un mando de la Guardia Civil. Todo se inició sobre las diez de la noche del día anterior. Tres miembros de ETA p-m secuestraron al cajero del banco cuando se disponía a montarse en su coche en un aparcamiento. Tras ponerle una capucha en la cabeza le retuvieron en una furgoneta toda la noche. Alrededor de las seis de la mañana se dirigieron al banco y obligaron al directivo, pistola en mano, a que abriera la oficina bancaria, en la que se encontraba la empleada de limpieza. Para que la mujer no sospechara nada señalaron al secuestrado que le subrayara que llegaba tan temprano a su puesto de trabajo por ser viernes y necesitar preparar las entregas para las empresas que debían pagar los salarios, al ser final de mes.
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A continuación se le obligó a abrir la caja fuerte, de la que se apoderaron de 20 millones de pesetas. Era prácticamente la totalidad del dinero que había en la caja fuerte de la entidad. A continuación, los asaltantes maniataron al hombre y la mujer y les encerraron en el lavabo, y huyeron. Poco después, la empleada de la limpieza consiguió soltarse, e hizo lo propio con el cajero, quien llamó a la Policía Municipal de Tolosa. Esta, a su vez, alertó a la Guardia Civil, que envió a un sargento al lugar de los hechos.
«Manos arriba»
A las 8:30 horas, el agente, que había pedido previamente refuerzos, inició las primeras diligencias sobre el reciente atraco. Alrededor de media hora después entraron cuatro asaltantes, esta vez de la rama ETA militar, una escisión de ETA V Asamblea. Uno de ellos, al parecer el cabecilla del grupo, llevaba un uniforme de la Guardia Civil, lo que despistó al miembro del Instituto Armado. Los etarras gritaron «manos arriba» y amenazaron con sus metralletas a las personas que estaban en el interior de la sucursal. En ese momento el suboficial sacó su arma.
El guardia civil pudo responder al tiroteo haciendo uso de su pistola e hiriendo en el hombro al terrorista que estaba disfrazado. Los terroristas dispararon una nueva ráfaga que hirió al sargento mortalmente en la cabeza. Trasladado urgentemente a la Clínica San Cosme y San Damián, ingresó cadáver. Los trabajadores del banco informaron a los etarras de que no había dinero, por lo que montaron en el coche que esperaba fuera y huyeron a toda velocidad. En el interior del vehículo se localizó el falso uniforme de guardia civil. Era la segunda vez que la sucursal del BCH de Tolosa sufría un atraco.
Secuestro de directivos de sucursales y sus familias
Los directivos de bancos también se convirtieron en objetivo de los etarras, que utilizaron un 'modus operandi' cada vez más intimidatorio. Así, en 1967 secuestraron al director de una sucursal de Villabona y se apoderan de 1.077.300 pesetas. El siguiente golpe importante fue en 1978. Dos jóvenes atracaron una sucursal bancaria de Eskoriatza y se llevaron un botín de 20 millones de pesetas. En este caso los asaltantes actuaron con mucha sangre fría. Abordaron a las tres menos cuarto de la tarde en plena calle al director de la oficina y le llevaron en coche hasta su lugar de trabajo. Una vez dentro esperaron dentro de la oficina hora y media hasta que el mecanismo de relojería abriera la caja fuerte. El dinero que había en su interior era para pagar a los empleados de las cooperativas de la comarca.
Un año después, en enero de 1979, en Andoain, un comando secuestró al responsable de una entidad de ahorro. Le obligaron a acompañarles hasta la sucursal y tras apoderarse de 448.000 pesetas le dejaron en libertad. Ese mismo año, en noviembre, los atracadores también retuvieron previamente al director de una sucursal en Legazpi y le colocaron un explosivo simulado en el pecho para que cumpliera a rajatabla todas sus órdenes. Se apoderaron de 7.000.000 de pesetas.
Un atraco millonario en Oviedo
Ese mismo año, los atracos a bancos por parte de los etarras no se limitaron a Euskadi, siendo el más espectacular el llevado a cabo por ETA p-m el 9 de julio en Oviedo. Ocho asaltantes a una sucursal del Banco Herrero de Fruela se hicieron con 120 millones de pesetas. La noche del día anterior se personaron en el domicilio del apoderado de la oficina. Llamaron a la puerta y alegando que había una fuga de agua en el piso de abajo lograron que la esposa abriera la puerta. Entonces sacaron sus armas y entraron en la casa junto a otros dos terroristas que esperaban en la escalera. Retuvieron a la familia toda la noche, hasta que a las siete de la mañana se trasladaron en coche con el apoderado a la oficina.
El ordenanza, confiado al conocer al apoderado, abrió la puerta y en ese momento entraron los ocho atracadores. Fueron trasladando a los lavabos a los empleados que empezaban a llegar. Se interesaron por la caja fuerte, que estaba en el sótano. Un dispositivo electrónico dejaba bloqueada la caja hasta la hora programada el día anterior, en este caso las ocho de la mañana, cuando se harían los pagos a Hunosa y otras empresas.
El objetivo era apoderarse de 400 millones de pesetas, pero 270 habían sido retirados el día anterior. Aún así, la cantidad era muy sustancial. Una vez que se hicieron con el dinero, lo metieron en varias maletas. Es llamativo que una de ellas se rompió y la tuvieron que abandonar con 15 millones. En la calle estaban los furgones blindados que debían transportar el dinero. Los guardias jurados se dieron cuenta de que algo extraño pasaba e hicieron sonar la alarma. Entonces, uno de los atracadores disparó su pistola a quemarropa contra el parabrisas, pero no llegó a herir al conductor gracias a que el vidrio blindado resistió el impacto. Huyeron en varios coches que previamente habían robado. Todo apuntó a que los etarras contaron con colabores asturianos vinculados al nacionalismo local para cometer esta acción.
Asaltos a domicilios
En 1980 unos etarras repitieron el 'modus operandi', pero esta vez en Gipuzkoa. Llevaron a cabo un asalto al domicilio particular del director de una entidad en Lasarte-Oria. Amenazando de muerte a su esposa, le coaccionaron y les entregó más de un millón y medio de pesetas. Un año después un comando formado por tres jóvenes encapuchados, dos varones y una mujer, secuestraron al responsable de la sucursal de Caja Laboral Popular en Hernani. Le esperaron en el portal de su domicilio sobre las diez de la noche. Obligado a punta de pistola a entrar en la vivienda, los secuestradores permanecieron en ella toda la noche, vigilando al directivo bancario, a su esposa y a tres de sus cuatro hijos. Se da la circunstancia de que el cuarto no se encontraba en casa en ese momento en casa, sino que llegó una hora más tarde ya que había asistido a una cena de despedida. Los secuestradores les aseguraron que no les harían ningún daño, que el objetivo era el dinero y que en cuanto finalizara el atraco quedarían en libertad. Ordenaron a todos los miembros de la familia que se acostaran en sus respectivas habitaciones. Apenas pudieron conciliar el sueño en la que sería una larga noche.
Amenazas a clientes de sucursal
A primera hora de la mañana la mujer del comando ordenó al director del banco que se dirigiera con ella a la sucursal. Entraron los dos a la misma y el directivo fue explicando a sus compañeros de trabajo la situación en la que se encontraba tanto él como su familia. Se fue atendiendo a la clientela como si nada pasara hasta que la atracadora se apoderó del botín, unos tres millones de pesetas. Sacó una pistola y advirtió a los presentes: «Como antes de dos horas se avise a la Policía todos ustedes cargarán con las consecuencias». Luego llamó al domicilio del director bancario para informar a sus compañeros de comando del éxito del atraco. Previamente había señalado al directivo que los otros dos etarras mantendrían retenido a su hijo mayor durante un tiempo y que luego sería puesto en libertad, como así ocurrió.
Afortunadamente los atracos de ETA a bancos y furgones no fueron tan sangrientos como los protagonizados por una organización terrorista contemporánea, los Grupos de Resistencia Antifascista Primero de Octubre (Grapo). El 7 de abril de 1993 un comando asaltó en la calle Madres de la Plaza de Mayo de Zaragoza un furgón de Prosegur que iba a recoger la recaudación de Galerías Primero. Un vigilante jurado resultó muerto y otros dos gravemente heridos. También fallecieron ese día tres asaltantes al explotarles la bomba que manipulaban. El 8 de mayo del 2000 cinco terroristas asesinaron a sangre fría a dos guardias jurados e hirieron a otras cuatro personas durante el asalto a un furgón blindado de Prosegur en la carretera provincial de Vigo, ciudad en la que se había fundado la banda.