Plaza Gipuzkoa

Las olas

Guille Viglione

San Sebastián

Domingo, 27 de agosto 2023, 06:23

De este verano me gustaría recordar las olas que he contado. Practicar el arte de contar olas comienza por no obstinarse en comprenderlas. Dejo el análisis de series, crestas o labios a surfistas y estudiosos. Ésta es una invitación a no hacer nada. A sentarse en la arena, aguzar el oído y tratar de que el mar te revele una historia, alguna novedad, la última ola. A veces el oleaje es generoso y te devuelve un tesoro. Una joya de vidrio pulido por la arena, quién sabe si el trozo de una botella que transportaba el mensaje de un náufrago antes de quebrarse.

Es una tentación para el espíritu bautizar las olas. Ponerles nombre de personas, de disputas, que ya no están en tu vida pero se presentan, ... rencorosas, en forma de recuerdo. Relaja observar como se funden en la arena sin dejar huella pero esa es otra terapia y exige pensar demasiado. ¿ Por qué ya no podemos dejar de trabajar ni siquiera cuando dejamos de trabajar?

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De las incontables cosas que podemos contar, enumerar las olas es una de las más ineficaces. Casi todos los conteos albergan una promesa. Los codiciosos cuentan billetes, los presos cuentan los días, los pastores, matarifes e insomnes cuentan ovejas.

Es difícil ser improductivo, derrochar las horas en algo que no genere impacto ni valor. Yo, estos días, cuento las olas con los ojos cerrados. Calculo su tamaño, imagino su bravura, por el eco de la espuma que descargan en la orilla y dejo aquí constancia de que cada ola es singular y diferente.

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