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Ander Izagirre desplazándose en el medio de transporte por excelencia del aeropuerto de Kulusuk, al este de Groenlandia, al centro del pueblo en su viaje en el año 2008.
Ander Izagirre desplazándose en el medio de transporte por excelencia del aeropuerto de Kulusuk, al este de Groenlandia, al centro del pueblo en su viaje en el año 2008. Josu Iztueta
La Groenlandia de los guipuzcoanos

Ander Izagirre: «A Estados Unidos le interesa la isla de Groenlandia por las reservas de tierras raras»

El escritor y periodista donostiarra visitó la isla en 2008 junto al tolosarra Josu Iztueta para llevar a Kulusuk, un pueblo de 310 habitantes, fotos tomadas en 1980. Una «excusa» para convivir con los inuits y conocer la sociedad

Marcela Salazar

San Sebastián

Lunes, 27 de enero 2025, 00:04

El escritor y periodista donostiarra de 48 años, Ander Izagirre, visitó el país en mayo de 2008 y aunque ha pasado algún tiempo «recuerda muy bien el sorprendente viaje» que realizó junto al tolosarra, Josu Iztueta, el conocido explorador del autobús nairobitarra. «Fui a la costa este, que es la más accesible desde Islandia», explica el escritor, que en 2012 reunió algunas de sus experiencias vividas en Groenlandia en su quinto libro. Una zona desconocida y salvaje del Atlántico Norte en la que vive «muy poca gente».

«Josu Iztueta fue con cinco tolosarras en el año 1988 y atravesaron Groenlandia esquiando de costa a costa, que era una expedición tremenda para la época», relata el escritor. «En 2008 se cumplían 20 años de ese hito, por lo que Josu me propuso ir con él, porque tenía varias fotos con niños de una pequeña escuela de Kulusuk y quería ir a buscarlos 20 años después para llevarles las fotos a aquellos niños que tendrían ya 30 años. Esa fue la excusa del viaje. La verdad es que fue una excusa muy buena», cuenta entre risas.

Un cazador de focas inuit conduciendo su trineo. Ander Izagirre

En cuanto a la época en la que el donostiarra hizo la visita destaca que «fue en mayo» y que «era una época de deshielo y de más luz», aunque compleja para desplazarse porque no se podía ir de un pueblo a otro por el mar porque el hielo se estaba rompiendo y «tampoco se podía ir en moto sobre hielo ni ir en barco y la única opción era ir en helicóptero, que es carísimo», admite.

Fue entonces cuando el donostiarra «se dio cuenta» de lo complejo que era Groenlandia y de lo caro que serían los gastos en sanidad y en educación si la isla no dependiese económicamente de Dinamarca. «Los habitantes de la isla tienen que ir al médico en helicóptero porque solo hay hospitales en los pueblos grandes y, al menos en aquella época el más poblado de la zona era de 2.000 habitantes, porque pagar los gastos de sanidad de una población tan pequeña y tan dispersa en el hielo y la logística sería algo muy complicado y caro».

«Los habitantes de la isla tienen que ir al médico en helicóptero porque solo hay hospitales en los pueblos más grandes»

Durante su visita Izagirre acabó conociendo a varias familias y a los nativos inuits, un pueblo que ha soportado la vida del Ártico durante miles de años y que tiene gran experiencia para poder sobrevivir en el hielo. «Conocimos a gente que contaba que sus abuelos habían nacido en familias nómadas de cazadores y pescadores. Hablábamos con ellos chapurreando en inglés y eran los jóvenes los que hacían de intérpretes. Durante la colonización los obligaron a establecerse en asentamientos fijos y perdieron sus oficios y su modo de vida. Actualmente cuentan con subvenciones, porque Groenlandia no es un país pobre. Tienen dinero para comprar alcohol, por lo que suelen estar alcoholizados la mayor parte del tiempo», destaca, además de añadir que también tienen una tasa de suicidio «altísima».

El escritor también pudo percibir durante su viaje varios problemas sociales. «En aquella época los jóvenes habían estudiado la universidad en Islandia y en Dinamarca y habían conocido otras posibilidades y en su pueblo en Groenlandia no tenían muchas salidas profesionales. Veíamos muchos jóvenes sin futuro, sin esperanza, y cuando les preguntabas qué querían hacer, casi todos se querían marchar». «Es una sociedad con muchos problemas y estar ahora en el ojo del huracán a nivel mundial porque Donald Trump quiere hacerse con la isla por la fuerza es un problema añadido».

Josu Iztueta con su equipaje y las montañas de Kulusuk de fondo. A.I

«Hay mucho independentismo»

«En Groenlandia hay mucho independentismo, pero no ven claro cómo autofinanciarse. Es allí donde entra el interés económico con Estados Unidos. En aquella época profesores de escuela y gente cualificada, nos hablaba mucho de la independencia, incluso recuerdo que preveían que la independencia iba a ser en el 2021, porque se cumplían 300 años de la colonización danesa, era como una cifra redonda, pero nada de eso ha ocurrido», destaca.

La población de Groenlandia «veía a Estados Unidos, en concreto, a sus empresas petrolíferas, que con el calentamiento global iban a poder hacer prospecciones de una manera más fácil, como una fuente de financiación para pagarse la independencia. Más que a Estados Unidos como Estado, veían que empresas grandes petrolíferas estadounidenses podrían ser los inversores a los que luego cobrar impuestos y pagarse su propio Estado», explica el donostiarra Ander Izagirre, antes de recalcar «el interés de Estados Unidos actual por las reservas mundiales de tierras raras», cuyo 25% de las reservas mundiales se encuentran en Groenlandia.

«Groenlandia veía a las empresas petrolíferas de Estados Unidos como una fuente de financiación para su independencia»

Pero lo cierto es que esta no es la primera vez que Estados Unidos quiere hacerse con Groenlandia, ya que cuando Estados Unidos compró Alaska a los rusos en 1867, ya contempló comprarle la isla a Dinamarca. De hecho, en 1917 ya le compró al país las Indias Occidentales Danesas a un precio de 25 millones de dólares en oro. Unas islas en el Caribe que pasaron a llamarse Islas Vírgenes. También hubo otro antecedente durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la Alemania de Hitler ocupó Dinamarca y Estados Unidos reaccionó ocupando Groenlandia y en 1946 el presidente Harry Truman ofreció a Dinamarca 100 millones de dólares en lingotes de oro para comprar el territorio, lo que equivaldría a más de 1000 millones de dólares actuales, pero la oferta fue rechazada por el gobierno danés.

«En Kulusuk hay restos de una base de los años 50», cuenta Izagirre. «Fue un fenómeno muy llamativo, porque en Kulusuk había 300 personas y llegaron 2.000 soldados estadounidenses. Habrá sido un impacto. Además en 1951 Groenlandia tuvo que firmar un tratado que regulaba la presencia de los norteamericanos en la Isla».

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