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Joseba Insausti, con su rebaño en la zona de Mendibil. REPORTAJE GRÁFICO: IÑIGO ROYO

Al ritmo del calendario de las ovejas

Trashumancia. Joseba Insausti cerró la puerta de la txabola Esnaurreta I-Mendibil de Aralar después de pasar en ella el verano. Ayer bajó con su rebaño por la calzada de Enirio a Zaldibia, donde pasarán el invierno

Lunes, 25 de octubre 2021, 07:01

Un leve tintineo anuncia cada movimiento de las ovejas a primera hora de la mañana en los alrededores de la borda de Joseba Insausti. Esnaurreta ... I-Mendibil se sitúa en una preciosa vaguada de Enirio, en la sierra de Aralar. El ordiziarra ha madrugado para bajar su rebaño y todo está listo para emprender el camino hasta Zaldibia. Todo y todos están listos, pero una mezcla de sentimientos se palpa en el ambiente. Tras un buen verano en los pastos de montaña es hora de bajar al valle de Goierri. El calendario de las ovejas es el que marca el regreso y hacía días que su rebaño daba muchas señales al pastor que indicaban que querían regresar a los alrededores de su caserío.

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Insausti tiene claro que «las ovejas saben perfectamente cuándo es el momento de abandonar los pastos de montaña, como en primavera para subir. Hace días que venían hasta nuestra txabola e incluso, estaban preparadas para tomar el camino hasta Zaldibia, aunque después de la experiencia del año pasado estaba más atento. La temporada pasada bajaron ellas solas hasta los terrenos donde pastan en invierno». Durante la tranquila caminata delante del rebaño, Insausti recuerda la anécdota y reconoce que las últimas semanas no hacía falta el GPS para localizar las ovejas.

Ayer, cuando el sol comenzaba a calentar los prados de Mendibil, Joseba estaba preparado con su equipo de apoyo –compuesto por Garazi Urkiola, Xebe Iturrioz, Mikel Arzelus, Iñaki y Jon Tadeo, Onintza Jauregi, Lore Jauregi y Maitane Garziandia– para conducir el rebaño. Un grupo muy bien avenido que cuenta con el apoyo de los dos 'mastines' de Insausti, 'Xagu' y 'Xarpa', que no paran quietos un minuto, mientras el rebaño avanza por la cañada de Enirio.

Vídeo.

El pastor ordiziarra recuerda la primera vez que realizó la trashumancia desde Aralar hasta Zaldibia. Ya han pasado 24 años desde entonces y reconoce que «empecé de cero, comprando el rebaño a la viuda de un pastor de Ataun y las bisnietas de aquellas ovejas siguen conmigo. Conmigo ya soy el quinto pastor que tengo ovejas de esta cabaña, con las mismas señales identificativas. He querido mantener la señal de Esnaurreta I durante los últimos 70 años, ahora la de Esnaurreta I-Mendibil».

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Ganado «muy selectivo»

Joseba Insausti es un hombre muy vinculado a la tierra y reconoce que «la casa de esas ovejas son los pastos de montaña. Allí sus madres, como lo hicieron sus abuelas con ellas, les han enseñado dónde están las mejores para dormir, para pastar a principios de la primavera, donde las florecillas surgen entre la hierba dándole un toque especial a la leche que producen, para después dejar la hierba que no es tan de su gusto para más adelante». Joseba tiene claro que las ovejas tienen poco de tontas, «en la montaña se sienten libres» y «son muy selectivas con la hierba de la que se alimentan» y, por lo que parece, algo sibaritas incluso.

Vídeo. Una multitud recibe a las ovejas en Madrid Atlas

Esos pastos de montaña tan ricos han hecho que el pastor ordiziarra haya ganado varios concursos este año, entre ellos el que le proclamó campeón de Euskal Herria. A su ya nutrido palmarés logrado durante sus años como pastor, se han sumado además un segundo premio en Ordizia en el concurso de queso Idiazabal de septiembre y otro en el certamen de campeón de campeones, así como el de Deba.

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«Empecé de cero. Compré el rebaño de un pastor y las bisnietas de aquellas ovejas siguen conmigo»

Joseba insausti

Pastor

Logros, galardones y reconocimientos que avalan su arduo trabajo que, asegura, cada vez «es más complicado» para los pastores, que «además de saber manejar el rebaño y elaborar un buen queso ahora nos encontramos con el TicketBai, un añadido que se suma a la cantidad de tareas que debemos realizar para poder comercializar nuestro queso en este caso». Insausti dice que «cada vez se nos ponen más dificultades burocráticas y es normal que no haya relevo generacional en este sector, en este caso en Aralar, aunque esta temporada ha subido una nueva pastora. Este año, un chico joven solicitó una de las txabolas que se encuentran en los terrenos de la mancomunidad y se lo pusieron muy difícil para acceder a la misma».

El ordiziarra reconoce que «en nuestro caso, en Aralar hay muchas ordenanzas y las ordenanzas no tiene corazón y como en el caso de ese pastor joven que tenía mucha ilusión e incluso compró un rebaño para instalarse en la txabola y trabajar elaborando queso en ella, la negativa del permiso le quitó la ilusión de su proyecto. Eso no es bueno para nadie. Las ordenanzas se aplican con mucha frialdad sin medir el daño que pueden hacer, ni las consecuencias de las mismas. Deberíamos ser más flexibles si queremos que este oficio continúe por el bien del entorno, de la naturaleza...»

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Mientras el rebaño avanza a buen ritmo hacia Zaldibia, Joseba Insausti destaca que las cosas no son fáciles para los pastores que comienzan ni los que quieren continuar. «Me esfuerzo en que nadie eche por tierra mi ilusión por este oficio y continúo trabajando duro para que mis ovejas disfruten de una buena salud, estén bien atendidas y alimentadas», porque son la base principal para obtener buenos resultados en los certámenes y concursos a los que se presenta.

Para cuando se dan cuenta, se encuentran en su destino: Zaldibia. Allí, Joxe, padre de Joseba, les espera con el hamaiketako.

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