El futuro de la telecirugía se estudia en el espacio con tecnología guipuzcoana
Las agencias espaciales de la UE y Francia experimentan en la Estación Internacional con un software de Tecnalia que permite sentir el tacto a distancia
Una operación a distancia de un médico ubicado en Nueva York a un paciente postrado en la camilla de un quirófano en San Sebastián hace ... tiempo que dejó de ser ciencia-ficción. Los avances en telecomunicaciones y robótica permiten que la telecirugía sea hoy una realidad. El esquema es simple. El doctor controla en remoto, a través de una palanca de mando, un robot de alta precisión que actúa como si fueran sus manos. El cirujano ve la operación en directo.
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Pero, ¿y si además de ver también fuera capaz de sentir lo que 'siente' el robot? Podría, por ejemplo, controlar la fuerza exacta que necesita la máquina para hacer una incisión, porque no todas las pieles, músculos y órganos de las personas tienen la misma dureza, rugosidad, elasticidad... Con una experiencia sensitiva además de visual, la operación sería mucho más real y, en principio, debería hacerla más segura y eficiente.
Es esta la base de una investigación que lleva a cabo el centro vasco de I+D Tecnalia, cuyo objetivo es mejorar el control de los robots mediante dispositivos sensoriales que permiten al ser humano tener la sensación de estar tocando un objeto cuando en realidad no lo están haciendo. En lenguaje técnico, las llamadas 'interfaces hápticas'.
El estudio ha llegado al espacio. Más concretamente, a la Estación Espacial Internacional (EEI). Allí está desde finales de abril el astronauta francés Thomas Pesquet, para una estancia de seis meses durante la que llevará a cabo una serie de experimentos científicos y verificaciones tecnológicas para diversos centros de investigación asociados a la Agencia Espacial Francesa (CNES) y su homóloga europea (ESA). Entre ellos Tecnalia.
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¿Cómo funcionará el cerebro?
El trabajo que el astronauta realizará para el centro con sede en el Parque Tecnológico de Miramón está relacionado con el cerebro. El director del área de Robótica Médica de Tecnalia, Joseph McIntyre, doctor en Neurociencia Computacional e investigador Ikerbasque, cree que «el comportamiento del cerebro humano está mediatizado por la gravedad. Es consciente de la existencia de esta derivada y adapta sus órdenes a la realidad que vive en su día a día». Es decir, cuando envía al brazo y la mano la orden de coger una botella, por ejemplo, procesa un montón de datos en los que tiene en cuenta la distancia a la que está el objeto, el tamaño, si está llena o vacía, etc., para ajustar el movimiento y la fuerza necesaria para cogerla sin que se caiga. Y entre esos condicionantes estaría la existencia de la gravedad.
La pregunta que se hace McIntyre es si el cerebro actuará igual en un escenario ingrávido. Es este el motivo por el que necesita la colaboración de las agencias espaciales.
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Tecnalia tiene desarrollada ya una tecnología propia basada en dispositivos sensoriales para trasladar al usuario el sentido del tacto (fuerza) y del esfuerzo, permitiendo a este ser más preciso y eficiente en el control remoto de herramientas quirúrgicas, brazos robóticos o incluso naves espaciales. Lo que está haciendo el astronauta galo desde la EEI es precisamente ayudar a comprobar el comportamiento de este software en condiciones de gravedad cero, de modo que McIntyre y su equipo puedan conocer si su tecnología puede operar adecuadamente en condiciones diferentes a las de la superficie terrestre.
Actividades de alto riesgo
Además de en el ámbito quirúrgico, los avances que se puedan lograr en la investigación de Tecnalia tendrían aplicación en múltiples áreas y actividades. Una de ellas, claro está, es la espacial. El control remoto sensorial facilitaría a los astronautas un mayor dominio del movimiento de dispositivos externos, como una cápsula no tripulada o el gigantesco brazo instalado en el exterior de la EEI, con el que se capturan satélites y se desplazan objetos y astronautas en el espacio.
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Y es que controlar los movimientos de estos dispositivos con las tecnologías actuales no es sencillo. Los astronautas deben presionar un 'joystick' para iniciar un movimiento en una dirección y luego es necesario presionar nuevamente en la dirección opuesta para reducir la velocidad y detenerse en la posición correcta. Pero dado que existe un retraso temporal entre lo que sucede en el exterior y lo que ve el operador, le es difícil precisar cuándo y dónde se detendrá exactamente la cápsula o el brazo robótico. Un dispositivo sensorial le permitiría saber al instante, por ejemplo, si lo que maneja roza o choca con otra superficie.
Las claves
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Control remoto Los dispositivos actuales permiten ver a distancia y poder operar, lo que se busca es llegar a sentir
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Aplicaciones Los dispositivos sensoriales serían útiles también en el espacio y en entornos de alto riesgo o difícil acceso
Las 'interfaces hápticas' también pueden ser de gran utilidad en operaciones en entornos de alto riesgo, como plantas nucleares, minería, explosivos, así como en lugares de difícil o imposible acceso, como en actuaciones subacuáticas, incendios...
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McIntyre evita dar plazos cuando se le pregunta cuándo cree que su investigación puede convertirse en realidad. Pero recuerda que hay otros avances, como la realidad aumentada, o las conexiones 5G, que ayudarán a que no haya que esperar a próximas generaciones para que ese cirujano de Nueva York pueda ver, pero también sentir, lo que sucede en ese quirófano de San Sebastián.
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