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Los pastores lanzan un SOS por su ganado
La mayor sequía en Urbia y Aralar desde 2003 obliga a los ganaderos a subir pienso y forraje para seguir alimentando a sus animales o a bajar los rebaños en busca de la hierba del otoño. Varias txabolas llevan días sin agua
Urbia y Aralar se secan, y el ganado lo está sufriendo. Salvo en casos concretos, el problema no es la falta de agua, sino de esa lluvia que no cae e impide que los campos reverdezcan. Los pastores y ganaderos guipuzcoanos se están buscando la vida como pueden. «Estamos solos», lamentan. Unos han optado por bajar su ganado al quedarse sin pasto en el monte. Otros hacen el camino contrario: mantienen a sus animales arriba y bajan ellos a comprar forraje y un pienso por las nubes para poder seguir alimentándoles. «Pero si no llueve, tampoco vamos a poder aguantar mucho más», advierten.
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«Tengo 62 años y nunca había visto una sequía como esta», asegura Aitor Murgoitio desde el caserío Kabuena de Arrasate, tras haber bajado sus 35 vacas de carne ante la sequedad de Urbia. La solución no deja de ser un mero parche puntual, porque, en el fondo, este ganadero está recurriendo a la hierba que tenía prevista «para este otoño». Y si esta se agota, tirará del 'almacén' invernal. ¿Y después? «Pues viendo cómo se está poniendo todo, que por un lado vendemos menos en el mercado y también en las carnicerías, lo más sensato sería quitar las vacas, porque es muy sacrificado y nada rentable».
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Pese al secarral en la zona del Aitzgorri, Murgoitio asegura que «por el momento, allí no estábamos sufriendo falta de agua. Los animales no pasaban sed, sino hambre». Lo confirman Mikel Etxezarreta y Eli Arrillaga, que de momento aguantan en el monte. Cada año, suelen bajar sus ovejas hasta su quesería Aizpea, en Olaberria, a finales de octubre. Este verano no hacen planes muy a largo plazo. «Agua, tenemos. Hace ya unos años se hizo una obra y se obtiene agua para los animales de dos manantiales». Ante la falta de pastos, Etxezarreta explica que andan «dando 500 vueltas» llevando a la borda forraje y pienso. «Ya no es solo el inconveniente de andar subiendo y bajando, sino los precios». El forraje está «muy caro» y el pienso anda por los «400 euros la tonelada, cuando hace un año costaba algo más de la mitad, más de un tercio menos».
«Si cada vez vendemos menos en las carnicerías y el mercado, lo más sensato sería quitar las vacas porque no es rentable»
Aitor Murgoitio
Ganadero de Udala
Etxezarreta y Murgoitio denuncian la «soledad» que sienten cuando las cosas vienen mal dadas como ahora. El de Arrasate sopesa «quitar el ganado este invierno», pese a que, como en el caso del de Olaberria, «nuestro trabajo es una forma de vida».
Crisis en Aralar
El guante lo recogen en Aralar, donde a nivel «institucional» sienten una mayor soledad que la que podrían llegar a percibir en una noche al raso junto a su borda. Ya en marzo de 2021, los ganaderos y pastores anunciaron la ruptura de relaciones con la Mancomunidad de Enirio-Aralar, que cobró más peso con su ausencia el 1 de mayo de este año en la tradicional fiesta de apertura de los pastos en Larraitz. La sequía actual no hace sino regar ese distanciamiento. «Seguimos igual o peor», aseguran los pastores, que han llegado a escribir a la mancomunidad en busca de una solución a la «grave situación» que viven por la falta de unos pastos por los que pagan un canon anual y, en más de un caso, la falta de agua en los abrevaderos. Sin embargo, «no hemos obtenido respuesta». Tampoco este periódico ha logrado una contestación desde el lunes.
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«Debo andar subiendo pienso y forraje para poder alimentar a las ovejas, y su precio se ha disparado»
Mikel Etxezarreta
Pastor de Urbia
Básicamente, los pastores piden poder hacer llegar agua a Aralar. «Es imprescindible para poder aguantar» con sus ovejas, vacas y yeguas. «Desde 2003 no habíamos vivido algo así. Entonces se recurrió a camiones cisternas y es la alternativa que pedimos para ahora. Y en caso de que nos los nieguen, pedimos permiso para poder costearlos nosotros». Ante lo que califican como «dejadez» mancomunitaria, este martes por la tarde se reunieron en Ataun para tratar de aunar fuerzas.
Según cuentan, no todas las txabolas tienen agua. Varios pastores, como Maider Murua, no tienen desabastecimiento. Sin embargo, en el caso de su marido, Joxean Garmendia, abre el grifo y no cae una gota. De la alimentación de ahora depende también el queso Zelaieta que elaboren este invierno en Orendain. «Tenemos la suerte de que con la pista hecha el año pasado, podemos llevar garrafas de agua de una borda a otra en diez minutos. Antes lo hacíamos con caballería en media hora. Pero otros no tienen pista», se solidariza Maider.
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«Pagamos un canon por la txabola y el uso de los pastos, pero no recibo el servicio por el que pago»
Maider Murua
Pastora de Aralar
A uno de ellos le estuvieron ayudando a llevar agua el lunes Aiora Garaikoetxea (22 años) y su novio, Unai Urretabizkaia. «Ya nos costó», dicen horas antes de quedarse ellos mismos sin agua. En una pick-up y un coche con remolque, trasladaron dos depósitos de 1.000 litros. «El coche se paró en una cuesta, y hubo que hacer trasvase». Ambos han cogido este año la borda del aita de ella, Joxe Mari, y tienen un centenar de ovejas. «Es nuestra apuesta, nuestra ilusión, pero es triste encontrarte tantos problemas y sentirte tan poco valorado». Aiora y Maider recuerdan que pagan un alquiler por el uso de sus bordas y unos prados ahora sin pasto. Pero «nadie» les oye «ni reconoce» la importancia de la labor de sus rebaños para mantener limpios de maleza los montes y reducir así el riesgo de incendio. «La falta de agua hace un tiempo que se sentía, y va a seguir».
Enba «por ahora» no constata incidencia y la uva mantiene su ciclo
La sequedad por la escasa lluvia que está cayendo prácticamente desde mayo afecta sobre todo a los pastos. En la agricultura, salvo casos aislados, se arreglan en sus huertas mediante el regadío. «En Goierri, Debabehera o Debagoiena, está haciendo calor y lloviendo poco, pero no hemos tenido queja», asegura desde el sindicato Enba Xabier Iraola, y añade que «en la costa están mejor». Así lo atestigua desde la txakolindegi Talai Berri de Zarautz Itziar Eizagirre. «La semana pasada, por ejemplo, aquí cayeron 18 litros, y eso lo agradece el viñedo», donde empieza ya el envero. Al pertenecer a la denominación de origen de Getaria, tienen prohibido regar. «La vid no necesita mucha agua y la raíz sabe buscarla. Haría falta que lloviera algo en septiembre para no adelantar tanto la vendimia».
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