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Víctor Álvarez revisa a los ejemplares de tiburón en cuarentena. ARIZMENDI
Verano

Lo que se esconde tras el Aquarium

Laboratorio marino ·

Decenas de personas visitan cada día el museo donostiarra pero pocos conocen el trabajo de investigación, cuidado y crianza que se esconde tras los cristales de este escaparate al mar

AINARA URANGA

Lunes, 22 de agosto 2022, 06:39

El reloj roza el mediodía y los tiburones 'Txuri' y 'Conchita' saben que es la hora de comer. Los buzos Haizea Urrestarazu y Oihan Gozategi ... se zambullen en el oceanario del Aquarium con un traje de cerca de 20 kilos para dar de comer a los escualos. Parece que no tienen hambre y rechazan el pescado en varias ocasiones. Decenas de personas admiran la espectacular escena tras la enorme cristalera de este palacio marino, que atrae cada año alrededor de 300.000 visitas, siendo el segundo museo más visitado de Euskadi. DV recorre las instalaciones del Aquarium de San Sebastián acompañados de Amalia Martínez de Murguía, directora del departamento de Biología y Conservación desde hace 29 años, para conocer todo el trabajo diario que realizan los diez técnicos que conforman este departamento

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A diario decenas de personas se asoman a los cristales de los acuarios cautivados por este gran océano en miniatura, pero pocos conocen la cuidada labor de investigación, cuidado y crianza que esconden detrás.

«El laboratorio es el pulmón del Aquarium. Desde aquí se controla todo y es donde se cultivan diferentes especies»

Amalia Martínez de Murguía

Directora de dpto. de Biología

Las trastienda de este palacio marino es más grande de lo que uno se puede esperar. Desde aquí, escondidos de la mirada del público, trabajan los encargados del mantenimiento de los acuarios y del bienestar de las 200 especies de flora y fauna que habitan en ellos. El objetivo final de su trabajo es «mostrar ecosistemas marinos en pequeño para propagar el respeto por su biodiversidad», asegura Amalia Martínez de Murguía. A primera hora, entre las 8.00 y las 9.00 de la mañana, empieza la jornada con la toma de agua de mar para posteriormente filtrarla, esterilizarla y redirigirla a los tanques. Después toca revisar con una sonda el pH, la temperatura, salinidad y oxigeno de cada uno de los acuarios. Una vez comprobado que los sistemas de filtración y depuración funcionan correctamente, es hora de atender a los residentes de este hotel marino.

Medusas, caballitos de mar...

«El laboratorio es el pulmón del Aquarium, desde aquí se controla todo», señala. En este espacio se cultivan diferentes especies «para autoabastecernos de ejemplares», manifiesta Martínez. En algunos de los acuarios se pueden ver bolsos de sirena de tiburón pintarroja, caballitos de mar tropicales, medusas casiopeas y varias granjas de coral –estas últimas creadas en este mismo laboratorio ya que «los acuarios tienen prohibido arrancarlas del mar por su amenazada situación»–. También cuentan con una producción de cultivos auxiliares de fitoplancton y zooplancton que «ayudan a desarrollar otras especies».

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«Todos los ejemplares nuevos se llevan a la zona de cuarentena antes de meterlos en el espacio de las exposiciones»

Víctor Álvarez

Técnico

Una vez se deja el laboratorio atrás empieza la zona de cuarentena donde se cuidan a ejemplares enfermos. En uno de los tanques 'descansan' varias estrellas de mar, que por edad «les hemos dado una especie de jubilación para que estén más tranquilas», comenta Martínez. También se traen aquí a los recién nacidos y a ejemplares traídos de otros acuarios para aclimátalos antes de incorporarlos a los acuarios correspondientes. «Todo lo nuevo viene aquí antes de meterse en la zona de exposición», expresa Víctor Álvarez, uno de los técnicos, que añade como curiosidad el hecho de que «aquí se encuentra la única crianza de anchoas en cautividad de Europa, una especie muy frágil y complicad que cuidar».

La última zona del escaparate marino donostiarra es la cocina, donde «se preparan entre 10 y 11 kilos al día de comida», afirma el encargado de laboratorio Eneko Artola.«Cada acuario tiene un tipo de ingrediente que conforma la dieta de cada especie». Para los peces filtradores por ejemplo se suelen preparar una especie de «batidos» en las que se mezcla «artemia salina, fitoplancton y zooplancton». En el Aquarium utilizan una amplia variedad de pescados, moluscos y crustáceos para preparar con mucho cuidado cada alimento. «Todo se congela previamente para evitar parasitos y enfermedades», revela. En función del tamaño, también varía la cantidad de veces que hay que alimentarlos. A los más pequeños se les alimenta 2 o 3 veces al día mientras que a los grandes, como los tiburones, tres veces a la semana. Cada especie también tiene una manera propia de alimentación es por ello que «estimulamos su apetito utilizando técnicas de enriquecimiento ambiental», explica Martínez. Por ejemplo al pulpo le entregan un bote cerrado que el mismo tiene que abrir para poder alimentarse.

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