La demanda sin atender para ingresar en una residencia se contiene

Hace un año saltaron las alarmas. Aunque la lista de espera venía creciendo tiempo atrás, por el resultado de un aumento de la demanda y de los insuficientes recursos abiertos, fue en junio de 2017 cuando las cifras crecieron hasta casi superar la barrera de las 1.000 personas a la espera de una plaza pública en un geriátrico. La Diputación ya había puesto en marcha para entonces su plan de choque ante la creciente demanda por el envejecimiento de la sociedad. La apertura de 300 plazas en total a lo largo de la legislatura (que termina el año que viene) tenía que dar sus frutos y parece que, a fuerza de concertar plazas, la lista de espera se ha logrado contener.

El último dato -que oscila a diario por pura lógica entre las altas y las bajas que se producen en las residencias- contabiliza a 530 personas apuntadas que siguen esperando una plaza pública. Hace un mes eran 766, una cifra que se ha mantenido con altibajos a lo largo de todo este año, y que se aleja de las 950 personas que se alcanzaron en junio del año pasado, la cifra más alta de los últimos años.

La Diputación ha abierto ya 264 de las 300 plazas (en centros de día y residencias) anunciadas para toda la legislatura. Este 2018, en concreto, se han concertado 82 camas y quedan otras 30 para el último trimestre del año, según los planes del Departamento que contempla en mantener la lista de espera en cifras más ajustadas.