El coso de Illunbe comienza a medio gas

Este nuevo dispositivo se suma a los puntos ya instalados en el anillo superior del recinto. La improvisada gran sala de vacunación, que hasta el pasado día 18 era la cancha de juego del GBC, cuenta con una docena de puestos para inocular separados por biombos blancos y 260 sillas, aproximadamente, donde las personas citadas deben esperar 15 minutos por si hay alguna reacción adversa tras el pinchazo. Además de las 12 enfermeras habrá otros ocho profesionales para la recogida de los datos de los pacientes y la validación del formulario.

Con esta nueva zona, Osakidetza pretende redoblar el número de vacunados en Illunbe. «Partíamos de una cifra de 6.000 vacunados y podemos llegar a los 12.000. Abriendo la puerta 13 y 14, podemos alcanzar casi las 5.000 dosis diarias aquí en el coso», reconocía Carlos Barruso, director de Integración de la OSI Donostialdea. Este crecimiento se va a hacer «de forma paulatina porque tenemos que ir probando que funciona el dispositivo nuevo y que todo vaya bien». Es por ello que ayer habían llamado solo a 600 profesionales como profesores o policías menores de 60 que recibieron una primera dosis de AstraZeneca y a los que se les está convocando para una segunda con Pfizer.

La cancha de Illunbe tuvo su puesta de largo con estas primeras personas, pero no será hasta el jueves cuando los accesos 13 y 14 del recinto vuelvan a abrir sus puertas a nuevos pacientes. «La clave está en que lleguen las vacunas y que nos vacunemos cuanto antes, es el mensaje clave que tenemos que dar. Cuanto antes estemos vacunados y cuanto antes tengamos dos dosis, mejor para todos», era el llamamiento que lanzaba ayer Barruso.

José Elisardo fue una de las primeras personas que estrenó los puestos para recibir su segunda dosis, esta vez de Pfizer. «Todo muy fácil de encontrar y bien especificado, porque desde la misma entrada te van diciendo dónde tienes que ir, qué tienes que hacer...», señalaba mientras esperaba los 15 minutos de rigor. El donostiarra, de 48 años, no dudó acudir a su cita. «El caso es estar protegido, con Pfizer acabamos antes», decía tras haber recibido una primera dosis de AstraZeneca.

Mónica Barroso, por su parte, reconocía que «me ha costado encontrar la puerta 14, pero luego ha sido todo muy fácil. Como tampoco había mucha gente, lo hemos hecho bastante rápido». La antxotarra admitía que ella prefería ponerse una nueva segunda dosis de AstraZeneca «pero como te sacan de las listas no te queda otro remedio que ponerte Pfizer porque aquí ya van pasando las semanas y nadie te da ninguna solución».

Iñaki Ugarteburu, farmacéutica de profesión, recalcaba que el nuevo punto de vacunación es «más cómodo» porque «hay más sitio». Él también había tenido «alguna duda» al optar por una u otra vacuna, «pero lo que me ha sacado de ella es pensar que voy a estar mejor inmunizado con la de Pfizer porque la de AstraZeneca tampoco cubre todas las cepas».

Noara Sara Bouyegh y Maialen Ormazabal fueron las dos enfermeras que estrenaron este espacio de vacunación. «Hoy estamos tranquilas, pero vamos a poder vacunar a más gente al día», admitía Noara.