«Sin charanga no hay fiestas»
De regreso. Este verano las fanfarrias han recobrado su papel ensencial en la agenda festiva. «La gente tenía muchas ganas y nosotros también»
AINARA URANGA
Viernes, 26 de agosto 2022, 06:26
Tras tres años de ausencia las fiestas han vuelto con fuerza este verano y con ellas las charangas han recobrado su esencia e intensidad de prepandemia. Porque «sin charanga no hay fiesta», tal y como apunta Lander Azpiazu, uno de los trompetistas de la elgoibartarra Mauxitxa Txaranga, que este verano ha vuelto a estar a tope de trabajo animando diferentes rincones de Gipuzkoa. Estos días, precisamente, lo están haciendo en casa, ya que tienen un papel vital en el programa festivo de los San Bartolomés de Elgoibar.
Es difícil, imposible, imaginarse una fiesta sin música. En Mauxitxa lo saben y se afanan por contentar a todos los que se encuentran en su radio de acción, a través de canciones clásicas de toda la vida, y también algunas nuevas como 'Ay mamá', de Rigoberta Bandini. Lo lleva haciendo más de medio siglo, desde el 25 de agosto de 1970, cuando a un grupo de amigos que formaba parte de la banda local se les ocurrió salir a animar las calles durante el día del Txiki de las fiestas de Elgoibar con una kalejira. Aquel grupo lo formaban José Ángel Zubiaurre 'Balle', Víctor Zubiaurre 'Balle', Luis Mari Zubiaurre 'Balle', Ricardo Gorriti, Juan Luis Arregi 'Planti', Ricardo Mujika 'Fonta', Txomin Mujika, José Antonio Osoro 'Katxo' y José Alberto Ansola 'Mauxitxa'.
Desde entonces la charanga que reúne a cerca de una veintena de músicos, no ha faltado a su cita –a excepción de los años de la pandemia– y ha extendido su zona de 'trabajo' a otras localidades como Zarautz, Mendaro y Deba, en donde «la acogida ha sido muy buena», subraya Azpiazu. «La esencia de Mauxitxa es que tanto nosotros como el público disfrute», destaca, aunque matiza que en su caso es una mezcla entre «trabajo y fiesta, y a veces según de donde toquemos y la seriedad del ambiente es más trabajo que otra cosa». No obstante, este verano ha sido especialmente bueno y han disfrutado mucho ya que «la gente tenía muchas ganas y nosotros también».
«La esencia de Mauxitxa Txaranga es que tanto nosotros como el público disfrute con la música y el ambiente que creamos»
Es más, esta semana tocar en la charanga está siendo puro goce para sus integrantes porque, hasta el próximo domingo, les toca animar las fiestas de su pueblo. Tocarán todos los días «sin parar». «La charanga es como una cuadrilla. De hecho, en fiestas de San Bartolomé acabamos pasando más tiempo con los de Mauxitxa que con nuestros propios amigos», afirma el trompetista.
Normalmente el recorrido del pasacalle suele variar según el municipio, pero en Elgoibar «siempre se hace el mismo». Se parte desde la plaza Kalegoen, desde donde tras tocar un par de canciones se emprende la marcha hacia la calle Santa Ana. En el camino van reclutando a los pañuelitos rojos que están desperdigados, y al final acaban guiando a una verdadera marea humana. Niños, jóvenes y adultos se unen a bailar al ritmo de Mauxitxa. Somos testigos. Nadie se lo quiere perder. Los integrantes de la charanga también se suman a la fiesta que ellos mismos crean: hablan, ríen, bailan y cantan junto al público al tiempo que hacen sonar sus instrumentos.
Clásicos y versiones
La mayoría se sabe las letras a la perfección y el que no, tarare, completando a la melodía de la fanfarria. Las canciones han ido cambiando a lo largo de los años, pero «las más simples y clásicas son las que mejor funcionan», asegura Lander. Según una encuesta que Mauxitxa llevó a cabo en sus redes sociales algunos días antes de San Bartolomé, la canción preferida de los elgoibartarras es 'El conejo de la Loles', seguido por 'Ohe Ohe', 'Help, ayúdame' y, no podía faltar en esta lista 'Paquito Chocolatero'. Clásicos que siembre tratan de combinar con versiones adaptadas de canciones que están o han estado de moda en los últimos años.
El pasacalle sigue su camino y rodea la localidad hasta llegar de nuevo a la plaza principal, desde donde vuelven a salir, esta vez en sentido contrario, hacia la calle San Francisco. Así Mauxitxa va dando vueltas por el municipio llevando consigo el ambiente festivo a cada rincón. Eso sí, de vez en cuando hay que parar para hidratarse y reponer fuerzas.
«Normalmente solemos tocar alrededor de dos horas. Paramos a descansar y volvemos a recorrer las calles horas después. Aunque eso es en teoría, porque a veces la cosa se alarga. Por ejemplo en el día del Txiki, el día principal de las fiestas de San Bartolomé, podemos llegar a estar más de cuatro horas dependiendo del ambiente que haya», reconoce Lander.
Como Mauxitxa, el resto de charangas también han regresado con fuerza este verano tras los tres años de parón. Había ganas de fiesta y las fanfarrias lo han notado más que nadie. A muchas el trabajo se les ha multiplicado en las últimas semanas y la acogida, reconocen, ha sido excepcional. Pero aunque el verano se vaya acercando a su final, las charangas siguen con las agendas completas ya que seguirán animando las localidades durante todo el año. Ya se sabe: sin ellas «no hay fiesta».
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