Una réplica exacta de la cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud presidió ayer la marcha diocesana a Arantzazu, con el lema 'Vivir respondiendo a tu llamada'. FOTOS MARIAN

Una caminata cargada de fe y tradición

La Cruz de la Jornadas Mundiales de la Juventud presidió la marcha diocesana a Arantzazu

MARIAN GONZALEZ

OÑATI.

Domingo, 14 de abril 2019, 07:42

Fe, gratitud, reflexión, convicción... Eran los motivos más repetidos ayer entre los peregrinos que a las 9.30 de la mañana iniciaban en Oñati el ... serpenteante camino a la Basílica de Arantzazu con una réplica exacta de la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud bajo el lema 'Vivir respondiendo a tu llamada'. Una densa niebla y escarcha en los prados recibían a los fieles que antes de que se cerrase la carretera llegaban en coche a las inmediaciones del antiguo hotel Soraluze. Gente como los zarauztarras Ana, Milagros y Juan, que intentan no fallar nunca a la cita. «Empezamos a venir por la paz, y seguimos haciéndolo por religiosidad. Es una jornada muy especial, pero cada vez viene menos gente», lamentaban. Entre las debutantes, la exparlamentaria Arantza Quiroga, que acudió con su madre, tocaya también de la virgen, y una amiga. «Hacía tiempo que teníamos ganas de venir, y esta vez ha cuadrado. Nos hacía ilusión hacerlo juntas. Arantzazu es un lugar precioso, así que vamos a disfrutar de la subida y pedir por la familia», explicaron.

Publicidad

Muy cerca, los jóvenes donostiarras Ander, Xabier, Itziar y Aimar, relataban que suelen acudir con sus padres, y que este año habían animado a sus amigos Yeray y Eduardo, al realizarse una llamada especial a la juventud. Respondiendo a la misma, se apuntaron a la marcha jóvenes del grupo Erkatz de la parroquia de Legazpi. Victor, Luken, Teresa, Alejandro, Kevin, Naia, Mireia y Luis participaron en la subida junto a sus catequistas Pili y Lourdes. «Nos pareció bonito vivir la experiencia junto a otros jóvenes de la diócesis», contaban.

Si el año pasado la tradicional marcha diocesana de la víspera de Ramos subió a Arantzazu bajo el signo de la Cruz de Lampedusa y el drama de los inmigrantes, ayer lo hizo bajo el prisma de la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud, cuya réplica exacta se guarda y venera en la catedral del Buen Pastor desde 2011. Según explicó el obispo Munilla en su saludo, «la cruz fue entregada por Juan Pablo II a los jóvenes en 1984, y desde entonces ha recorrido una gran parte de la geografía del planeta». Para el prelado guipuzcoano, «la Pastoral juvenil y vocacional es uno de nuestros mayores retos; y por ello, sumándonos al kairos de la Iglesia Universal, hemos querido hacer de la subida de este año un momento y un lugar especial para los jóvenes».

Para el obispo Munilla, «la Pastoral juvenil y vocacional es uno de nuestros mayores retos»

Rezos, cánticos, lecturas para la reflexión, poemas, bertsos y elocuentes silencios compartieron protagonismo en una caminata a la que las religiosas Moni, Floriana, Fátima, Yaniza y Alodi, mercedarias del Santísimo Sacramento de San Sebastián, acudieron con la ilusión de «hacer el camino con Jesús, llegar a Arantzazu a ver a María y orar por los jóvenes». Con muchas ganas se mostraban también una buena cuadrilla de Zarautz, Maite, Rosario, Gemma, Mari Carmen, Joxe Mari, Pedro... que tenían ganas ya de empezar una caminata que «vivimos con mucha fe».

Publicidad

De Arrasate, llegaban los hermanos Xabier y Jose Ignacio, «porque Arantzazu tiene un 'xarma' especial y nos gustar andar».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete los 2 primeros meses gratis

Publicidad