Un joven de Irun consulta su móvil después de haber comprado un par de bebidas energéticas. F. de la Hera

Euskadi

Las bebidas energéticas, bajo la lupa

Euskadi avanza que estudiará prohibir la venta de estos productos a menores de edad después de que Galicia haya abierto camino para legislar en ese sentido

Miércoles, 18 de octubre 2023, 06:40

Insomnio, estrés, irritabilidad, ansiedad y problemas cardiovasculares como taquicardias, aumento de la tensión arterial y arritmias. Son solo algunas de las consecuencias que puede acarrear el abuso de tomar bebidas energéticas, cuyo consumo se ha disparado entre menores y adolescentes en los últimos tiempos. Ante esta situación, calificada como «alarmante» por los expertos, algunas comunidades autónomas han empezado a reaccionar. Galicia ha sido la primera en anunciar que en 2024 prohibirá por ley la venta de este tipo de bebidas a menores de edad. En Euskadi, fuentes del Departamento vasco de Salud avanzan a este periódico que se estudiará la posibilidad de prohibir la venta y el consumo de estos refrescos entre los menores.

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La intención de Galicia es equiparar las bebidas energéticas al alcohol, lo que significa que para acceder a ellas habrá que tener al menos 18 años. Asimismo, dentro de la nueva ley de adicciones que prepara el Gobierno gallego se recogerá también la prohibición de publicitar estas bebidas entre la población infantil y se obligará a venderlas separadas de los refrescos corrientes con el fin de evitar confusiones.

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Según la última encuesta de Estudes, uno de cada dos estudiantes de entre 14 y 18 años han consumido bebidas energéticas en los últimos 30 días (el 50,7% de los chicos y el 39% de las chicas), unos datos todavía más preocupantes si los extrapolamos a nivel europeo. Calculan que el 68% de los jóvenes entre 10 y 18 años ingieren estas bebidas frecuentemente, de los cuales el 12% llega a beber hasta 7 litros al mes. Lo hacen a cualquier hora del día y con el 'objetivo', piensan, de combatir el cansancio, concentrarse para un examen o rendir más en el gimnasio. Incluso hay quienes las consumen mezcladas con alcohol en las noches de fiesta. En este sentido, Estudes habla del 16,1% de los jóvenes.

Grandes dosis de cafeína

Pero, sin duda, el mayor problema es que estas personas no son conscientes de que tomar en exceso sustancias estimulantes como la cafeína o la taurina puede provocar efectos fisiológicos no deseados que van desde la alteración del sueño hasta efectos psicológicos y alteración del comportamiento, así como trastornos cardiovasculares. Además, su consumo de forma regular puede causar dependencia física y tolerancia a esta sustancia, creando así la necesidad de consumir una dosis mayor como ocurre con cualquier tipo de droga.

Hablamos de bebidas energéticas –en ocasiones confundidas con las isotónicas– como Monster, Burn, Rockstart o Energy, que cuentan con grandes dosis de cafeína. De hecho, la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recordó este martes que una lata de 500 ml de un refresco de estas características contiene, al menos, 160 miligramos de cafeína, siendo entre 60 y 150 la cantidad máxima segura recomendable a ingerir por día si ponemos por caso un adolescente de 11 a 17 años y unos 50 kilos de peso. A partir de esas cantidades, aseguran, puede provocar efectos adversos generales para la salud.

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La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición desaconseja su consumo, especialmente en menores de edad. «No aportan ningún beneficio nutricional y su ingesta continuada y en grandes cantidades puede ser dañina», señala el endocrinólogo Francisco Pita, miembro del área de Nutrición de esta sociedad. «El exceso de cafeína puede producir taquicardias, arritmias o empeoramiento de enfermedades del corazón. La gran cantidad de azúcar provoca alteraciones metabólicas. Y también puede causar descompensaciones en personas con enfermedades neurológicas (epilepsia) o psiquiátricas (ansiedad, esquizofrenia...)», enumera.

Los nutricionistas apoyan la prohibición, pero creen que el control debería extenderse «a todos los refrescos y, principalmente, a los lácteos endulzados, que tienen tanto o más azúcar que las bebidas energéticas», alerta el nutricionista y especialista en Tecnología de los Alimentos Pablo Zumaquero.

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Patrocinan eventos deportivos y las venden los 'influencers'

Del incremento del consumo de bebidas energéticas entre los chavales tiene mucha culpa que algunas de estas marcas patrocinan equipos deportivos y competiciones con gancho para los jóvenes –Fórmula 1, saltos de trampolín...– y también que las promocionan los 'influencers'. De este modo, muchos adolescentes las toman sin control porque no tienen la percepción de que sean perjudiciales para la salud. «El aumento del consumo tiene que ver con las campañas publicitarias que vinculan estas bebidas al incremento de la resistencia física y mental cuando no se ha probado», asegura el doctor Fernando Pita.

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