La banda marrón acelera un cambio de modelo de bosque ante el abandono de mil hectáreas al año
El retraso en el tratamiento aéreo de la enfermedad de los pinos de Gipuzkoa, unido a la menor rentabilidad, lleva a propietarios y Diputación a analizar nuevas soluciones
«Tenemos un desafío evidente». La valoración es compartida entre propietarios forestales y Diputación de Gipuzkoa. La verde y boscosa Gipuzkoa comienza a ver amenazada ... su característica estética. La rápida expansión, sobre todo en 2018, de la enfermedad de la banda marrón sobre los pinos se ha convertido en un problema extra que se está llevando por delante miles de hectáreas de bosque año tras año. Si hasta hace apenas un lustro el bosque guipuzcoano, como el primer sector en su conjunto, se enfrentaba al reto del cambio generacional y al mantenimiento de la rentabilidad de su actividad, la banda marrón se ha convertido en la puntilla que está provocando que se acelere la adopción de nuevas soluciones. La Diputación calcula que el riesgo de abandono anual se eleva ya por encima de las 1.000 hectáreas de bosque, una superficie similar a la que cubre el municipio de Zumaia, o una sexta parte de San Sebastián.
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«La verdadera cuestión de fondo a la que tenemos que hacer frente es cómo garantizamos la gestión sostenible de nuestros bosques. Y eso solo lo conseguiremos si seguimos colaborando con los propietarios, porque la mayor parte de los bosques pertenece a pequeños propietarios en Gipuzkoa», explican desde el Departamento de Promoción Económica de la Diputación.
El reto es importante, y la banda marrón es un problema coyuntural en la cuestión estructural que debe afrontar el sector. Actualmente, el cómputo de talas concedido es de los más altos de la historia. En 2019 (último año computado), apunta la institución foral, se dieron autorizaciones para 4.000 hectáreas, si bien no llegan a materializarse todas, bien por falta de comprador, mejora del estado sanitario del arbolado u otras circunstancias. «Se trata del nivel de talas más elevado que hemos tenido en los últimos años, motivado por la enfermedad de la banda marrón», constatan. Y la superficie repoblada el invierno pasado apenas alcanzó las 1.550 hectáreas. Por tanto, una diferencia que fija el posible abandono de bosques el pasado ejercicio en cerca de 2.500 hectáreas.
Las zonas donde se han producido más talas se encuentran enmarcadas en las comarcas de Urola Medio y Bajo Deba, en bosques de pinos que han sufrido de forma evidente el impacto de la banda marrón, cuyo tratamiento aéreo más eficaz sigue vetado por el Gobierno español. «La plaga sigue afectando de forma importante, en torno al 26% de la superficie de pino radiata, aunque en 2020 ha atacado menos que en 2018», afirman desde el departamento de Promoción Económica, Turismo y Medio Rural.
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El pasado verano, mientras la atención de todos se centraba en la evolución de la pandemia, la consejería de Desarrollo Económico del Gobierno Vasco, a petición de las diputaciones, remitió al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación una solicitud de autorización excepcional para la aplicación aérea de la solución para frenar el avance de la banda marrón, pero la solicitud fue denegada por la Dirección General de Sanidad de la Producción Agraria apenas 24 horas después, tal y como ocurriera en 2019. Tras esa negativa, las propias diputaciones volvieron a abrir un nuevo periodo para que los propietarios pudieran volver a realizar una fumigación terrestre de los pinos en un periodo comprendido entre agosto y el pasado 1 de diciembre.
Las claves
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Récord de tala En 2019 se autorizó la tala de 4.000 hectáreas y la superficie repoblada en invierno fue de 1.550
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Fumigación restringida Agricultura rechazó en julio una nueva petición de fumigación aérea de los pinos frente a la plaga
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Coto al eucalipto La Diputación de Gipuzkoa sigue sin subvencionar la plantación de esta especie por su «efecto negativo»
La diferencia esta vez ha radicado en que en 2019 la fumigación terrestre se pudo realizar en los meses de primavera, con una mejor situación climatológica. En 2020, el confinamiento impidió esta situación y las condiciones climatológicas del otoño no han sido del todo favorables para que más propietarios se hayan decantado por esa operación.
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Inversión para renovación
En el entorno de Antzuola, eso sí, se realizó a finales de octubre una nueva experimentación de fumigación desde el aire, en uno de los nuevos ensayos de Neiker en la búsqueda de productos más efectivos para el combate contra la plaga que contamina los pinos. Pero al margen de estas pruebas, 2020 ha sido un año complicado para mantener la superficie forestal en Gipuzkoa y no optar por la tala de los pinos que se encuentran en peor situación.
Eso sí, según los registros publicados por la Asociación de Propietarios Forestales de Gipuzkoa (Gipuzkoako Baso Elkartea), el pasado año los propietarios solicitaron ayudas forales para replantar un total de 1.383 hectáreas de bosque, una cifra un 18% más alta que la campaña previa.
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Se van a plantar un total de 1.140 hectáreas de coníferas y 242 de frondosas, y entre las especies, como es ya habitual y forma parte de la política foral, no se encuentra el eucalipto. Sobre esta especie existe un enconado debate que divide a los favorables a esta especie por su mayor rendimiento económico y los que alertan del «efecto ambiental negativo» de este tipo de árbol. La especie está ganando terreno sobre todo en Bizkaia, pero en Gipuzkoa la Diputación sigue firme en su objetivo de no subvencionar ninguna plantación de eucalipto tras una tala, como sucede desde 2008. «Seguimos firmes en esa decisión», confirman desde la institución foral, de forma que de los 3,6 millones de euros en ayudas para el mantenimiento, mejora y desarrollo de los bosques que puso el ejercicio pasado sobre la mesa el departamento de Promoción Económica y Medio Rural, ni un euro fue para subvencionar la entrada de esta especie.
En el conjunto de Euskadi esta especie ocupa alrededor del 2,6% de la masa arbolada y el material que produce (celulosa) se considera esencial para fabricar pañales, toallitas o papel. En Gipuzkoa, su plantación apenas ronda las 700 hectáreas de las 121.000 de superficie arbolada, es decir, solo un 0,5% de la masa total. La asociación de propietarios estima que se debe considerar como «una alternativa más para el propietario», aunque «ni mucho menos la principal».
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Pero el reto va más allá del fomento o no de una especie de árbol y la Diputación trata de impulsar en este 2021 una alternativa de gestión conjunta de los bosques junto a los propietarios, de forma que los más de 2.700 propietarios forestales del territorio cuenten con una alternativa que no les haga plantearse el abandono de algunos terrenos por su falta de rentabilidad o la falta de un relevo generacional.
La solución: ¿una empresa forestal para evitar un mayor abandono?
El proyecto apunta a llamarse 'Basotik' y la Diputación foral de Gipuzkoa ya lo ha presentado ante la asociación de propietarios forestales con el objetivo de comprobar su aceptación y explicar su intención de que en este 2021 el plan vea la luz. La superficie arbolada del territorio ha pasado de las 124.339 hectáreas en 2010 a las 121.580 de 2019. Aunque Gipuzkoa sigue siendo uno de los territorios más arbolados de Europa (61%), se necesitan ideas innovadoras que eviten el abandono de tierras que pueda darse si se reduce la productividad de las mismas y los costes siguen en aumento.
Para ello, la Diputación barrunta un proyecto de una empresa forestal gestionada por profesionales del sector, a la que los propietarios puedan aportar sus terrenos y a cambio reciban acciones de esa compañía ('Basotik') en función de su valor. Así, esta herramienta serviría para favorecer la mejor gestión de los bosques y evitar su abandono.
El vicepresidente de Basoa Fundazioa, Aitor Onaindia, asegura que esa nueva alternativa puede resultar «atractiva» para los jóvenes, que se pueden encontrar ahora como propietarios forestales ya que ofrece «una salida», y así se puede garantizar un relevo generacional que podría verse amenazado por no estar garantizada una rentabilidad fija en esas hectáreas.
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