Azkarate y Lezo, dos carreteras marcadas por la tragedia
El túnel de Azkoitia y la variante de Errenteria, dos vías con doble sentido de circulación, han sufrido cuatro accidentes en un mes con cinco muertos y ocho heridos
San Sebastián
Jueves, 28 de diciembre 2023, 01:00
Cuatro accidentes mortales en apenas un mes. En dos carreteras con buen firme, sin curvas ni cambios de rasante peligrosos, suficientemente señalizadas y con ... un punto en común: las dos son de doble sentido de circulación. Entre el 15 de noviembre y el 18 de diciembre estas dos vías dejaron cinco muertos y ocho heridos, dos de ellos en estado crítico en un primer momento. ¿Casualidad? ¿Algún riesgo oculto que no se ha contemplado hasta ahora? ¿Qué tienen en común el túnel de Azkarate en la GI-2634, entre Azkoitia y Elgoibar, y la variante de Errenteria en la GI-636 para que hayan coincidido en ser testigos de dos siniestros mortales cada una en tan corto espacio de tiempo? ¿Estos accidentes son achacables a imprudencias, despistes, falta de tensión al volante y/o simple mala suerte? ¿O se podrían haber evitado con medidas de seguridad adicionales a las existentes?
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Las muertes tan seguidas de Álvaro (33 años),Irene (23), Ander (22), Iñaki (20) y Peio (58) han sacudido Gipuzkoa en este final de año y aflorado estas y otras preguntas sobre los motivos que han podido provocar semejante coincidencia. Los dos primeros son las víctimas en el túnel que une los valles del Urola y del Deba. Los otros tres perdieron la vida en la carretera de Oarsoaldea.
De primeras, en ninguno de los siniestros aparece como causa el estado de la carretera o deficiencias en los elementos de seguridad de la vía. Se trata, según parece, de colisiones por alcance en el caso de Azkarate y de invasiones del carril contrario en Errenteria/Lezo.
Atención y distancia
Sin entrar a juzgar ni valorar estos casos concretos, y en un plano general, Mario García, portavoz del Real Automóvil Club Vasco Navarro (RACVN), apunta que coincide que se trata de vías bien asfaltadas y sin gran complejidad de conducción en las que «si todo el mundo respeta las normas de circulación y no se distrae, parece difícil que haya accidentes». En este sentido, considera que precisamente por esa percepción de comodidad y seguridad, «es más fácil que los conductores puedan relajarse y distraerse con la radio, el GPS, el móvil...». También concurre que «están muy transitadas» y, al no haber dos carriles por sentido, «es fácil que se produzcan momentos de congestión del tráfico».
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Ligando esas dos ideas, «si apartamos los ojos de la carretera un segundo, es fácil desviarnos de la trayectoria e invadir el carril contrario o alcanzar al vehículo de delante si frena o reduce la velocidad», explica el representante de la asociación automovilística. «Por ello es muy importante respetar los límites de velocidad marcados y la distancia de seguridad. Lo segundo no está tan interiorizado y puede resultar vital», añade.
Los cuatro accidentes
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Túnel de Azkarate (GI-2634)
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15 de noviembre Álvaro, zaragozano de 33 años, muere como consecuencia de un accidente múltiple registrado hacia las 15.30 horas en el que se ven implicados tres vehículos. Su padre, que viaja con él, resulta herido grave. Hubo otros tres heridos.
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15 de diciembre Irene, madrileña de 23 años afincada en Elgoibar, fallece tras una colisión entre dos vehículos ocurrida a las 17.00 horas. Otras dos personas resultan heridas graves.
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Variante de Errenteria (GI-636)
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3 de diciembre Ander (22 años, Lezo) e Iñaki (20, Donostia) pierden la vida al ser embestido el coche en el que viajaban por otro turismo que circulaba de frente y se salió en una curva. Resultan heridos los otros dos amigos que viajaban con ellos y los tres ocupantes del otro vehículo.
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18 de diciembre Peio, donostiarra de 58 años, fallece al invadir presuntamente su coche el carril contrario y colisionar contra un camión.
Más allá del factor humano, García también resalta que al menos la GI-636 «no parece estar preparada para gestionar adecuadamente la cantidad de tráfico que absorbe». «No parece lo más idóneo que esa carretera, con la cifra de vehículos que la utilizan, tenga un solo carril por sentido». A este respecto pide que se valore la posibilidad, ya apuntada hace años, de liberar de peaje el tramo de la AP-8 a su paso por Errenteria. «Las autopistas son las vías más seguras y donde menos accidentes se registran», remarca.
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La GI-636, «mejorable»
En la misma línea, Mikel, usuario diario de la variante de Errenteria, recuerda que «cuando se aprobó la construcción de esta variante hubo quienes propusieron quitar el peaje de la autopista hasta más adelante, aprovechando que ya es gratis desde San Sebastián a Pasaia, en lugar de afrontar el coste de la nueva carretera».
Más en detalle, también observa algunas cuestiones «mejorables» en esa vía. «A la salida del túnel en sentido Irun, enseguida marca el fin del límite a 80 km/h, y la gente acelera. En principio, solo debería poder acelerarse hasta 90 km/h, pero en general se va más rápido. No estaría de más poner un radar y recordar la limitación a 90. Incluso, por qué no, mantener el límite en 80 después del túnel».
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Llama asimismo la atención sobre que «esa aceleración se produce además en un tramo en el que a pocos metros desaparece el carril de incorporación desde Lezo. Se pasa de dos carriles a uno en una zona en la que muchos conductores aceleran para intentar ganar el sitio al que viene al lado. No sé cómo no se producen más choques en el punto en el que convergen ambos carriles, precisamente a la altura donde se produjo el accidente que acabó con la vida de los chicos jóvenes».
Un tercer «debe» que Mikel le pone a ese tramo es la ausencia de iluminación nocturna entre la salida del túnel y Lintzirin. «Yo porque lo conozco bien, pero me parece muy peligroso circular por ahí para alguien que no ha pasado nunca, más aún si es de noche y llueve. La visibilidad es mínima», reprocha.
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27 muertos en Azkarate
En el caso del túnel de Azkarate, los dos últimos siniestros vuelven a poner en el punto de mira a la carretera que conecta Azkoitia y Elgoibar. Inaugurada en 1994, es una vía que se encuentra en buen estado, a pesar de lo cual registra un elevadísimo índice de siniestralidad a lo largo de sus apenas ocho kilómetros. No en vano, desde su apertura hace 29 años, en la GI-2634 se han contabilizado en torno a 600 accidentes (unos 20 cada año), que se han saldado con al menos 27 personas fallecidas y unas 150 heridas.
Consciente de esa cruda realidad, motivada principalmente por las elevadas velocidades que pueden alcanzar los vehículos en una vía con importantes pendientes continuas a ambos lados del alto, la Diputación de Gipuzkoa ha acometido en los últimos años numerosas obras de mejora.
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Sin embargo, en vista de que las actuaciones no habían conseguido poner fin a los siniestros en la GI-2634, en abril del año pasado se decidió prohibir los adelantamientos en las bajadas (hacia Elgoibar o hacia Azkoitia, según el lado del alto por el que se circule). De este modo, los tres sentidos que componen esta caretera quedan a cada lado del puerto con dos carriles de subida y uno de bajada.
Además, la Diputación pintó una doble línea continua que prohíbe adelantar por los carriles en sentido contrario a lo largo de todo el trazado de la carretera, desde la rotonda azkoitiarra de Olaso hasta la rotonda situada junto al acceso a la autopista AP-8 en Elgoibar. También instaló en ambos puntos y en el resto de accesos a la variante unas señales verticales que prohíben la circulación de ciclistas y el tránsito de peatones por toda la carretera.
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Aun con todo ello, se siguen registrando accidentes, como los dos mortales de las últimas semanas. Los usuarios habituales de la vía coinciden en admitir las «elevadas velocidades» que registran en esa carretera.
Respecto al túnel, advierten de que la entrada llegando desde Elgoibar «es una zona sombría y húmeda a la que se llega a una gran velocidad», especialmente desde el carril de adelantamiento de subida.
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Por ese motivo, son muchas las voces que en ambas comarcas piden un radar poco antes de la entrada al túnel, como elemento disuasorio para quienes no respetan el límite de velocidad.
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