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El número de nidos de avispa asiática retirados este año crece un 37% en Gipuzkoa

La especie invasora experimenta un repunte en el territorio tras la caída de 2017 | Los apicultores piden que se destinen más recursos económicos a la investigación para evitar el avance del insecto devorador de las abejas

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Lunes, 17 de diciembre 2018, 16:02

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La avispa asiática vuelve a recuperar terreno, al menos en Gipuzkoa. La ventana a la esperanza que se abrió el pasado año, un ejercicio en el que se observó un descenso en la detección de nidos, se ha cerrado de manera inesperada. El número de avisperos destruidos este año se ha situado en los mismos parámetros que en 2016. En total, se han retirado o destruido 1.345, frente a los 975 que se contabilizaron el pasado año.

La 'Vespa velutina' llegó para quedarse. Su erradicación parece poco menos que una quimera. Los apicultores guipuzcoanos lo saben y aún y todo ponen su empeño en evitar que la especie invasora esquilme sus colmenas y con ello sus colonias de abejas. El pasado año pareció que la lucha contra estos depredadores comenzaba a encauzarse. Desde que en 2010 se detectó por vez primera la presencia de la avispa, el número de nidos destruidos había descendido. Si en 2016 fueron 1.271 los avisperos eliminados, al año siguiente cayeron hasta situarse en 975.

Existía, por lo tanto, interés en conocer la evolución de este año y comprobar si los métodos puestos en práctica hasta el momento para frenar el avance de las avispas seguían siendo efectivos. Pero los resultados no han sido los que se esperaban o habría que decir los deseados. En la campaña de este año, hasta el pasado noviembre, se llevaban retirados 1.345 nidos, un 37% más que el mismo periodo del año pasado.

«No hay una explicación concreta a esta fluctuación. ¿Se puede atribuir a la climatología? Puede que el pasado año no fuera especialmente propicio para la especie, aunque yo diría que este tampoco ha sido muy favorable. Aun cuando el verano ha sido bueno, la primavera resultó mala, con abundantes precipitaciones. No todo está sujeto a la meteorología. Hay algunas circunstancias que se nos escapan, que ignoramos y que nos impiden valorar los motivos por los que el pasado año descendió y este ha aumentado», afirma Mikel Zubeldia, presidente de la Asociación de Apicultores de Gipuzkoa.

«La cuenca del Deba es la que este año ha registrado una mayor concentración de nidos

«Cada año que transcurre los apicultores no hacen más que tener pérdidas y la gente se decepciona»

«La solución pasa por impulsar la investigación que dé con la fórmula para frenar la propagación»

Aun cuando la especie se halla extendida por todas las comarcas de Gipuzkoa, destaca el alto grado de concentración que se observa en la cuenca del Deba. Solo en Bergara se han eliminado este año 141 nidos, por 99 en Arrasate, 53 en Eibar, 49 en Elgoibar, 31 en Eskoria-tza, 29 en Aretxabaleta, 24 en Antzuola y 11 en Soraluze.

En Donostialdea, la presencia de la especie es también elevada. Prueba de ello es que dentro del término municipal de la capital se han destruidos 192 avisperos, a los que hay añadir otros 98 en Hernani.

La costa es otra de las zonas en la que la avispa parece sentirse cómoda. Se han detectado nidos desde Hondarribia hasta el límite con Bizkaia. En la ciudad fronteriza han sido destruidos 86 avisperos, por 20 en Pasaia, 12 en Orio, 36 en Zarautz, 21 en Getaria, 27 en Zumaia, 21 en Deba y 36 en Mutriku.

En Irun, por su parte, se han eliminado 57 colonias de la especie invasora, mientras que en la cuenca del Oria, localidades como Beasain, Ordizia, Tolosa y Usurbil han retirado 41, 11, 22 y 23 nidos respectivamente.

En el valle del Urola no han faltado tampoco acciones contra las avispas. Solo en Azkoitia y Azpeitia han sido destruidos 114 nidos.

Pese a estos registros, Zubeldia reconoce que la proliferación de colonias no es igual en todos los ejercicios y añade que cada año varía de una a otra comarca. « Algunos municipios que en años anteriores habían retirado más de ochenta nidos, este 2018 han bajado a la mitad. No sabemos cómo interpretar estos datos. La especie está sujeta a variables que desconocemos. Igual, dentro de unos años, gracias a la experiencia que vamos acumulando, podremos interpretar aspectos que por ahora desconocemos».

Pero no solo Gipuzkoa está afectada por esta plaga. La especie se halla igualmente extendida en los otros dos territorios vascos. «En Bizkaia están igual o peor que nosotros. El año pasado retiraron más nidos que en Gipuzkoa, y en Álava, poco a poco, va aumentado el número de colonias que se destruyen. Y si miramos al resto del Estado, la situación más crítica la soportan los apicultores de la cornisa cantábrica, sobre todo los gallegos. Pero, claro, también es una comunidad donde hay mucha apicultura».

Un impulso

Mikel Zubeldia cree ha que llegado el momento de dar un nuevo paso en la lucha contra la especie. «Nosotros seguimos colocando trampas como método para frenar el avance. En este sentido, hacemos lo que podemos. No obstante, creemos que el protocolo de actuación merece un impulso. Está igual que cuando empezó. Da la sensación de que se ha estancado. La gente empieza a relajarse. Hay nidos que por diversos motivos no se neutralizan y hay también municipios en los que no ponen en práctica los protocolos de actuación. Creo que hay que darle una vuelta», afirma Zubeldia. Sostiene el presidente de los apicultores que el combate contra las avispas se ha relajado y cree que hay que «actualizarse, buscar alternativas, analizar qué ha fallado y que se ha hecho bien». Pero sobre todo, cree que la solución pasa por impulsar la labor investigadora que dé con la fórmula para frenar la propagación. «Las investigaciones ya van, pero muy lentamente. Ya se nos advirtió que costaría, pero tanto... No acaban de dar con la tecla. Y cada año que transcurre, los apicultores no hacen sino sufrir perdidas y la gente se decepciona».

Por ello, Zubeldia opina que «puede que se necesite este tiempo o incluso más, pero igual, también hace falta un impulso por parte de la administración en forma de una mayor inversión. Si las aportaciones económicas a la investigación fuesen mayores, es posible que se acortarían los tiempos».

Pero hasta que se dé con la «tecla adecuada», a los apicultores no les queda más remedio que seguir trabajando para que la especie no termine con sus abejas. «Los trampeos de primavera solo los hacemos los apicultores, aunque también es cierto que las organizaciones comarcales agrarias desarrollan una labor de neutralización de los nidos. Lógicamente, es un trabajo que hay que hacer pero no sé hasta qué punto es realmente efectivo», señala.

Con este panorama, la producción de miel de este año ha sido francamente mala. «La primavera fue muy lluviosa y fría, con mal tiempo. Y si a ello le añadimos los efectos de las avispas, solo podemos concluir que la producción de miel en Gipuzkoa ha sido muy baja».

La Asociación de Apicultores de Gipuzkoa cuenta con cerca de quinientos productores, aunque temporada tras temporada se observa una tendencia a la baja. «Hay más gente que lo deja que nuevos que entran. Peto también es cierto que los jóvenes que llegan lo hacen con ganas y eso es bueno porque, en definitiva, son el relevo. Nosotros estamos para apoyarles y ayudarles».

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