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Gipuzkoa se enfrenta a días de temperaturas extremas: ¿Cómo afectan las olas de calor a nuestro cuerpo?

El territorio ha vivido en las últimas cuatro décadas 13 olas de calor. Te mostramos cómo las altas temperaturas pueden dañar el cuerpo y cómo evitar los golpes de calor

Viernes, 27 de junio 2025

El calor se ha instalado con fuerza, dejando días sofocantes en los que la sombra se convierte en refugio y las fuentes y las playas en la única forma de refrescarse. Más allá del bochorno y las noches sin dormir, las altas temperaturas pueden suponer una amenaza para la salud. Hoy viviremos otra jornada sofocante en pleno episodio intenso de calor en Euskadi. Un día más con máximas que en el interior del territorio pueden alcanzar los 35 grados. En Gipuzkoa, desde 1982, se han registrado trece olas de calor, en términos climatológicos, y multitud de episodios, según datos de Aemet.

El año pasado en el territorio no se registró ninguna ola como tal pero sí que hubo días en los que el sol abrasó y el cuerpo lo notó. En municipios del interior los termómetros llegaron a superar los 40,5 grados, como ocurrió en Oñati o Aretxabaleta, y en la costa también rozaron ese valor -episodios que pueden llegar a repetirse el próximo lunes-. San Sebastián y Hondarribia también registraron puntualmente temperaturas superiores a los 39 grados.

El calor no se vive igual en una ciudad que en otra. San Sebastián, Irun y Arrasate son las áreas urbanas más vulnerables al aumento de las temperaturas debido a su densidad urbana. Y esto afecta al cuerpo...

El corazón, por ejemplo, bombea más y más rápido para llevar sangre a la piel y sacar el calor de nuestro cuerpo. Mientras, la presión de la sangre baja.

También puede afectar a los riñones, ya que al deshidratarse el cuerpo tienen que trabajar más. Esto incrementa el riesgo de piedras en el riñón entre otros problemas.

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El calor extremo tiene, en determinadas personas, un impacto negativo en la salud y puede provocar golpes de calor. «Las personas mayores, los menores de cuatro años, los enfermos crónicos o las mujeres embarazadas son más vulnerables», enumera la médica de Atención Primaria Eli Urrestarazu.

Aunque a veces se minimice, el calor no es un simple inconveniente: puede ser letal. De hecho, se ha constatado un exceso de mortalidad durante periodos de tres o más días con temperaturas elevadas y persistentes, cuyos efectos pueden manifestarse incluso hasta tres días después. Si bien solo el 3 % de las muertes asociadas al calor se deben directamente a un golpe de calor, la mortalidad atribuible a las altas temperaturas es entre 20 y 30 veces superior, según recoge la Guía Salud y Calor 2025 del Gobierno de España.

Lo más grave y llamativo de la exposición a temperaturas extremas es el golpe de calor, que ocurre cuando «el sistema de regulación de la temperatura del cuerpo falla y no puede refrescarse por sí mismo. El cuerpo puede superar temperaturas por encima de los 40 grados». En estos casos, «la respiración puede ser muy acelerada y fuerte. Una persona puede, incluso, haber dejado de sudar; la piel puede estar caliente, enrojecida y presentar náuseas, vómitos o alucinaciones», precisa.

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La temperatura corporal normal de un ser humano se sitúa alrededor de los 36.5°C a 37°C, aunque puede variar ligeramente de una persona a otra y a lo largo del día.

Una temperatura muy elevada produce pérdida de agua y electrolitos esenciales para el funcionamiento normal del cuerpo.

Cuando el cuerpo supera los 40 grados llega a una situación que se conoce como golpe de calor. El corazón bombea más rápido, se acelera el pulso, pueden producirse vómitos, piel seca y enrojecida y aparecer alucinaciones.

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En verano, el número de personas atendidas por problemas relacionados con el calor aumenta de forma significativa en Osakidetza. «Suelen darse, sobre todo, en zonas como el monte o la playa. En la playa es fácil no percibir el calor debido a la brisa, pero es fundamental evitar la deshidratación. A veces basta con darse una ducha ligera, mojarse los brazos o la cara; no hace falta empaparse por completo, pero sí refrescarse un poco para bajar la temperatura corporal y evitar la exposición directa al sol», explican desde el servicio de salud vasco.

No obstante, es importante no confundir el golpe de calor con el agotamiento por calor, que en muchos casos lo precede. «Este se caracteriza por una pérdida excesiva de líquidos y sales minerales, lo que provoca deshidratación, mareo leve, debilidad, fatiga, etc.», detalla Urrestarazu.

Agotamiento por calor

Dolor de cabeza

Sudor excesivo

Piel fría y pálida

Náuseas y vómitos

Espasmos y calambres

musculares

Golpe de calor

Confusión dolor de cabeza punzante. Posible pérdida de conocimiento

Piel enrojecida y caliente

Pulso rápido y fuerte

Náuseas

Agotamiento por calor

Dolor de cabeza

Sudor excesivo

Piel fría y pálida

Náuseas y vómitos

Espasmos y calambres

musculares

Golpe de calor

Confusión dolor de cabeza punzante. Posible pérdida de conocimiento

Piel enrojecida y caliente

Pulso rápido y fuerte

Náuseas

Agotamiento por calor

Golpe de

calor

Confusión dolor de cabeza punzante.

Posible pérdida de conocimiento

Dolor de cabeza

Sudor excesivo

Piel fría y pálida

Piel enrojecida

y caliente

Pulso rápido

y fuerte

Náuseas y vómitos

Náuseas

Espasmos y

calambres

musculares

Agotamiento por calor

Golpe de

calor

Dolor de cabeza

Confusión dolor de cabeza punzante.

Posible pérdida de conocimiento

Sudor excesivo

Piel enrojecida

y caliente

Piel fría y pálida

Pulso rápido

y fuerte

Náuseas y vómitos

Náuseas

Espasmos y

calambres

musculares

Ante los primeros síntomas de golpe de calor, se recomienda buscar un lugar fresco, retirar la ropa para facilitar la pérdida de calor corporal, favorecer la sudoración y humedecer la piel para mejorar el enfriamiento.

13 olas desde 1982

Aunque hoy haga calor habrá que ver si finalmente es una ola o no. En climatología, para que un episodio de calor se considere ola, deben cumplirse tres condiciones: que las temperaturas sean excepcionalmente altas, que se mantengan durante varios días y que afecten a una zona geográfica amplia. «En Gipuzkoa una de las olas más importantes tuvo lugar a finales de junio de 1982 porque duró hasta San Fermín. Fue insual por lo temprana que fue ya que normalmente suelen ocurrir entre el 20 de julio y el 12 de agosto», explica Margarita Marín, delegada de AEMET en Euskadi.

Desde 1982, se han registrado en Gipuzkoa al menos trece olas de calor, pero la tendencia no deja lugar a dudas: son más largas, más frecuentes y algo más intensas. La más prolongada tuvo lugar en julio de 2022, con 18 días seguidos de calor extremo. «Se produjo en plena canícula y la recordamos especialmente por su duración», precisa Martín. Desde entonces se han vivido episodios de calor, pero no olas tal y como se entiende en climatología, precisa Martín. «Aunque el año 2023 fue cálido, el verano no lo fue tanto. El de 2024 tampoco se registraron valores especialmente altos de temperaturas. Sí que hubo algún día de calor, pero sobre todo en horas concretas. Lo que ocurre en la costa es que los episodios de calor no terminan siendo olas porque el calor dura unas horas y luego llega la galerna», sostiene.

A Martín no le extraña las altas temperaturas que está haciendo ya que el sol atraviesa actualmente un pico de actividad. «Cada once años se produce un cambio de ciclo, y en este momento nos encontramos en el punto álgido. Se espera que la actividad solar comience a disminuir en los próximos años», explica.

31ºC

En la costa el umbral es más bajo

33,3ºC

31ºC

En la costa el umbral es más bajo

33,3ºC

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En la costa el umbral es más bajo

33,3ºC

31ºC

En la costa el umbral es más bajo

33,3ºC

La preocupación por el aumento de las temperaturas y la frecuencia llevaron el año pasado al Ministerio de Sanidad a actualizar el Plan Nacional de Acciones Preventivas contra los Efectos del Exceso de Temperaturas sobre la Salud, que establece umbrales específicos según la zona geográfica. Porque no se sorportan igual 32 grados en Zarautz, junto al mar, que en Oñati.

De esta manera, cada localidad sabe a qué temperatura empieza a haber un riesgo. Las consecuencias del calor en el cuerpo preocupan también a la Organización Mundial de la Salud quien estima que el cambio climático provocará hasta 250.000 muertes adicionales al año entre 2030 y 2050 por su impacto en las enfermedades y las condiciones de vida.

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