Arantxa Garaiburu ante su rebaño en un prado de Amezketa con los terrenos de la chabola Irañeta y Larrunarri detrás. Lobo Altuna
Medio rural

Aralar estrena pastos con nombre propio de mujer

Arantxa Garaiburu es la primera mujer en veinte años a la que se le concede el uso de una chabola en la zona de pastos de la mancomunidad de Enirio-Aralar, que estrena temporada el 1 de mayo

Lunes, 26 de abril 2021, 06:49

La cima de Larrunarri se muestra imponente desde la entrada de Aitzio artegia de Amezketa. Desde allí, Arantxa Garaiburu a diario contempla la espectacular estampa ... de la gran mole. Dentro de unas semanas la perspectiva de la conocida montaña cambiará totalmente ya que Garaiburu subirá junto con su marido, Ramón Larrarte, su rebaño a los pastos de Aralar.

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Será el primer verano en las campas de la sierra para las ovejas de la berastegiarra afincada en el barrio amezketarra de Ugarte. La Mancomunidad de Enirio-Aralar le ha otorgado el uso de la chabola Irañeta. Garaiburu es la primera mujer en más de veinte años a la que se le ha concedido directamente el uso de una de las chabolas. Anteriormente, María Jesús Garaikoetxea obtuvo ese permiso. El resto de féminas que ejercen estas labores, siete mujeres en total en la actualidad, lo hacen a título compartido con su marido o hijos dentro de una sociedad. Garaiburu pisará el terreno con nombre propio. Se muestra ilusionada en lo que considera «un nuevo reto» en su carrera como elaboradora de queso que comenzó «ya hace 14 años como trabajadora para otra persona, para después pasar a tener mi propio rebaño del que se encarga Ramón y del que obtenemos la leche con la que elaboro el queso Larte, con denominación de origen Idiazabal». Ahora, durante unos meses todo va a cambiar para la pareja, aunque sigan realizando el mismo trabajo. «Una vez instalados en la chabola, haremos queso de montaña, manteniendo nuestro nombre, pero deberemos adaptarnos a las condiciones de elaborar el producto en el monte».

Elaboración manual

Antes de poder comercializarlo, Arantxa deberá superar el proceso burocrático necesario para obtener los permisos sanitarios pertinentes para después venderlo en los mercados a los que acude como el de Tolosa. Un trabajo más que forma parte del reto de la berastegiarra ya que a pesar de contar con una consolidada experiencia en la elaboración de quesos, «todo es nuevo para nosotros en torno a la estancia en Aralar. Todavía no hemos empezado a preparar la subida a la chabola, de hecho no hemos subido a ella porque no podemos entrar, ya que no nos han entregado la llave y no sabemos con qué espacio contamos para elaborar el queso por ejemplo, pero lo que sabemos es que tendremos que hacerlo manualmente y será más laborioso que hacerlo en nuestra quesería. Pero tengo muchas ganas e ilusión de probar y ver cómo es realizar una campaña en Aralar. No quiero quedarme con la cosa de qué es eso».

«Elaborar queso en la chabola Irañeta de Aralar es un nuevo reto, una experiencia que quería llevar a cabo»

Arantxa Garaiburu | Elaboradora de queso Larte

Aunque la apertura de los pastos se realizará el 1 de mayo con la tradicional apertura en Larraitz, Arantxa tiene planeado subir a finales de ese mes con más de 250 ovejas. «Tenemos previsto subir el rebaño a finales de mayo y si el tiempo lo permite viviremos en la chabola Irañeta hasta mediados de octubre. Allí las ovejas permanecerán todo el día al aire libre y disfrutarán de total libertad mientras pastan tranquilamente». Una buena dosis de ilusión por el nuevo proyecto se mezcla con el nerviosismo ante la nueva faceta en Aralar.

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De enfermera a quesera

Pero Garaiburu ya sabe qué es darle un vuelco a su vida. Hace algo más de catorce años, la berastegiarra colgó su bata de enfermera y dejó su plaza fija de Osakidetza para el proyecto, en principio «para un tiempo» y que ha terminado por convertirse en su medio de vida. Garaiburu relata que su oficio de elaboradora se produjo «por una serie de casualidades». Mientras trabajaba de enfermera surgió la posibilidad de regentar la quesería que hasta ese momento había llevado un familiar suyo, y sin pensarlo demasiado, «mi marido y yo nos embarcamos en este proyecto».

«El cambio fue radical -admite-. Yo siempre había visto hacer quesos a mi madre, pero nunca los hacía yo. Ni se me pasaba por la cabeza», sonríe. Ahora, se dedica exclusivamente a la elaboración de queso. Reconoce que le gusta «probar o llevar a cabo aquello que tengo en la cabeza, e lugar de arrepentirme por no haberlo intentado». Así nació el queso Larte que elabora junto al gran apoyo de Ramón, su marido. La berastegiarra lleva en la sangre el oficio de pastor, aunque a ella le gusta remarcar que «yo elaboro el queso, no soy pastora porque no me encargo del rebaño en nada. Ese trabajo lo realiza Ramón».

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«Lo más importante es la respuesta de los clientes habituales que siguen comprando nuestros quesos en los mercados»

Arantxa Garaiburu | Elaboradora de queso Larte

En la elaboración de queso también han trabajado diversos miembros de su familia y su buen hacer ha hecho que Garaiburu y Larrarte hayan cosechado unos cuantos premios, entre ellos, algunos internacionales con varias medallas en prestigiosos concursos como el 'World Cheese Awards'. Se trata de la gran liga mundial de los premios de quesos en los que su producto Larte ha competido entre más de 2.500 marcas diferentes de 34 países y en los que recibieron un amplio reconocimiento en diversas ediciones así como otros premios logrados en concursos como el de Gernika, Bilbao... con su queso de denominación de origen Idiazabal. También hay que destacar que desde hace unos cinco años elabora queso azul que a su vez ha obtenido algún reconocimiento como el recibido en Roma en 2017. Garaiburu reconoce que «los premios son un incentivo al esfuerzo. El trabajo y la constancia son fundamentales para lograrlos, además de la dedicación, pero compensa, y con creces». La berastegiarra tiene claro que «lo más importante es la respuesta de nuestros clientes habituales que siguen comprando nuestros quesos en los pocos mercados a los que podemos acudir o se acercan hasta nuestra quesería para adquirirlo. Ahora más que nunca se valora la fidelidad y reconocimiento de nuestros clientes porque la pandemia ha sido dura para todos».

De hecho, Ramón y Arantxa subrayan que «salvamos la campaña anterior porque elaboramos menos queso. Optamos por no hacer tantos kilos como en años anteriores en lugar de tener almacenado el queso en las cámaras sin poder venderlo o malvenderlo para no perder el producto». Su apuesta familiar por la elaboración de queso continúa. Ahora, con el reto de la chabola Irañeta de Aralar.

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