Tu hija no habla castellano?». La señora estaba asombrada. Tenía ante sí a una niña nacida en Inglaterra, de padre inglés y madre vasca, que ... hablaba inglés y euskera. La niña venía a Donostia de vacaciones y aquel día se puso a jugar con los vecinos de toalla en la playa, una familia cántabra muy simpática con una madre tan asombrada como comprensiva. Creyó entender el motivo por el que esa niña y esa madre residentes en Inglaterra se hablaban en euskera: «Ah, si de mayor quiere vivir aquí, le vendrá bien para las oposiciones, ¿no?».
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En España hay gente a la que le cuesta asimilar que muchos castellanoparlantes prefieran usar otra lengua. No pedirían explicaciones a una madre que hablara a su hija inglesa en castellano, pero las necesitan para entender por qué le habla en vasco. Creen que será una decisión nacionalista, o siendo benevolentes, una decisión oportunista para adaptarse al nacionalismo: para aprobar oposiciones.
El uso de mi lengua es natural, el uso de otras es nacionalismo. Esa idea tiene fuerza y emerge entre quienes hacen aspavientos porque ahora los diputados del Congreso español podrán hablar en catalán, gallego y euskera (¡'balcanización'!). A mí me parece puro respeto a los ciudadanos que prefieren expresarse en esas lenguas.
La niña, por cierto, ya es adolescente y le han bastado sus estancias anuales en Donostia para convertirse en perfecta trilingüe en inglés, euskera y castellano. No sufran por ella.
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