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«Encontramos el cuerpo como en cuclillas y boca abajo»
El escenario. Trabajadores municipales que recogían restos de basura y residuos en la zona, avisaron a la Ertzaintza al localizar el cadáver de la mujer donostiarra
Las inmediaciones del barrio Etxabe de Aizarnazabal llevan 48 horas en un constante ir y venir de agentes de la Ertzaintza, que tratan ... de dar con cualquier indicio que ayude a esclarecer la muerte de Aintzane Pujana, la donostiarra de 32 años cuya desaparición fue denunciada en Año Nuevo ante la Policía autonómica, y cuyo cuerpo sin vida fue hallado el lunes por la mañana por varios trabajadores municipales del pequeño municipio de Urola Kosta.
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Según ha podido saber este periódico, operarios del Ayuntamiento recorrían el entorno para recoger las bolsas de basura que algunas personas lanzan desde los vehículos hacia una zona de matorrales que hay junto al río Urola. Entonces, entre la vegetación «vimos que había algo». «Nos acercamos y al darnos cuenta de que era una persona, llamamos inmediatamente a la Ertzaintza», relata uno de los técnicos que descubrió el cadáver.
Aún con la voz sobrecogida y con la consternación propia de quien presencia un hecho de estas características, añade que la mujer se encontraba «como de cuclillas, pero echada hacia adelante, con la cara sobre el terreno y tampoco se le veían las manos. Solo le veíamos la espalda. Vestía un niqui rosa fucsia, los pantalones estaban semibajados y tenía la chamarra quitada, y puesta debajo suyo», cuenta. No se acercaron. Solo dieron el aviso.
«Solo vimos la espalda. No nos acercamos. Llevaba un niqui fucsia, tenía el pantalón un poco bajado y la chamarra debajo suyo»
La dueña de Haizeaberri asegura que la mujer «no estaba alojada» en la casa, pero fuentes consultadas confirman lo contrario
La alcaldesa de la localidad dice estar «hecha polvo». «En un pueblo pequeño no te esperas que pase esto»
El cuerpo apareció en una zona situada a escasos dos kilómetros del núcleo urbano de Aizarnazabal. Dos marquesinas de autobús en la GI-2633 marcan el inicio de un desvío hacia el barrio de Etxabe, desde donde nace un camino con el único tránsito de los pocos vecinos que residen en este entorno. Una zona alejada y con mucha vegetación que ayer fue peinada con detenimiento por una decena de agentes de la Unidad de Vigilancia y Rescate de la Er-tzaintza desde primera hora.
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El objetivo, según señaló Mikel Pérez, del grupo de intervención acuática que participó en el rastreo, era «inspeccionar el terreno para recoger cualquier indicio» que estuviera relacionado con la muerte de la joven, desde «cualquier tipo de arma blanca, ya que desconocemos la longitud y el tipo de la misma, hasta cualquier prenda, pañuelo u objeto que esté, pero que no debería de estar aquí».
La corriente no puso nada fácil la labor de los buzos, que pudieron localizar en una primera batida en el río, y a pocos metros de donde apareció el cuerpo de Aintzane Pujana, «un jersey pequeño de color rojo», que si bien «no hay constancia» de que fuera de la víctima, «sí es una prenda que por su estado revela que llevaba poco tiempo en el agua». Los agentes también recogieron una cinta de embalar verde, que «si la víctima estaba amarrada», dicho objeto «pudo haberse utilizado como brida», señaló el agente.
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Detector de metales
Pasada la una de la tarde, cuando el equipo de intervención acuática de la Ertzaintza dio por finalizada su actuación en el río Urola, se reforzaron las labores de rastreo en un radio de 100 metros desde el lugar en el que fue localizado el cadáver.
Dos técnicos municipales ayudaron a desbrozar la bajada desde la entrada al barrio Etxabe. Fundamentalmente se centraron en las zonas con mayor densidad de vegetación, para que los agentes, dos de ellos con un detector de metales, pudieran peinar el terreno en busca del arma con el que se apuñaló a la joven donostiarra hasta en seis ocasiones. «Estamos haciendo un círculo cada vez más amplio», señalaba Mikel Pérez, poco después de que los agentes avanzaran en fila por uno de los parterres, peinando la zona.
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La labor de búsqueda en entornos de estas características, señala, «es muy difícil», más aún si se tiene en cuenta que las precipitaciones de los últimos días y el tránsito por la zona de vehículos han desdibujado las marcas que pudiera haber.
Por el momento, los contenedores de basura, situados antes del puente que permite cruzar el río Urola hacia Etxabe continúan precintados desde el lunes, a la espera de que el contenido de su interior sea inspeccionado.
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Asimismo, durante la mañana de ayer, varios agentes accedieron a la casa rural Haizeaberri, situada a 100 metros de donde apareció el cuerpo de Aintzane Pujana, un alojamiento donde la Er-tzaintza desalojó a una veintena de jóvenes en Nochevieja, si bien la víctima no fue identificada en esa fiesta. La propietaria de este alojamiento, que según señalan vecinos «alquila habitaciones por temporadas», también se acercó hasta la zona de rastreo, y espetó a los medios de comunicación presentes que la víctima «no estaba alojada» en su establecimiento, si bien fuentes de toda solvencia consultadas por este periódico confirman lo contrario.
La alcaldesa de Aizarnazabal, Mari Carmen Arregi, por su parte, confesaba estar «hecha polvo» con la trágica noticia. «En un pueblo tan pequeño no te esperas que vayan a ocurrir estas cosas», lamentaba.
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