Más de 8.000 guipuzcoanos pasan la Navidad aislados por esta ola de contagios sin control

Navidades en la soledad de la habitación o disfrutando de las luces o la música solo a través de la ventana del salón. Así van a pasar por lo menos 8.000 guipuzcoanos esta noche y mañana al estar contagiados de Covid. A ellos, se suman miles de personas más –el doble o triple– que son contactos estrechos suyos y que aguardan a la espera de saber si también han caído en esta sexta ola que sigue expandiéndose sin control. Ayer se batió un nuevo récord de contagios, con 4.744 positivos nuevos en Euskadi, 1.699 en Gipuzkoa. Y pocos pueden decir a día de hoy que no conocen a nadie de su entorno que no esté dado positivo o tenga que hacer una prueba diagnóstica por ser contacto estrecho.

Con este panorama, efectivamente estas Navidades también serán diferentes. Distintas a las de 2020 porque efectivamente la vacunación está rebajando el porcentaje de hospitalizados que habría con estas cifras de infecciones. Pero nada que ver tampoco con las últimas sin pandemia. Y es que aunque Euskadi no haya tomado ninguna restricción de manera unilateral más allá del uso obligatorio de la mascarilla en exteriores que desde hoy se impone en todo el Estado, lo cierto es que el temor a que la variante ómicron se cuele en las celebraciones está obligando a alterar los planes de muchas familias.

Las llamadas a la prudencia están calando en muchos ciudadanos ante la perspectiva de empezar el nuevo año aislados, aunque oficialmente, tras la última conferencia de presidentes del miércoles, se dejara en el aire y en manos de cada comunidad autónoma la decisión sobre cerrar el ocio nocturno, reducir aforos o limitar el número de personas que pueden reunirse. El lehendakari Iñigo Urkullu fue uno de los que abogó por ser más contundente. Pero la falta de consenso entre Gobierno y comunidades le llevó a renunciar a tomar decisiones en solitario, al menos de forma inmediata. Ayer incidió en la necesidad de medidas consensuadas y de adoptarlas con «garantías jurídicas» suficientes, así que por ahora no está previsto que estos días cambie el escenario. Pero la iniciativa de otras comunidades, como la vecina Cantabria, o el riesgo extremo en el que se encuentra Navarra ha llevado a entablar contactos entre 'vecinos' para ver si, ya de cara a la semana próxima, acuerdan restricciones comunes.

Desde el Ejecutivo vasco, ayer confirmaron que, tras la carta enviada por la presidenta María Chivite al lehendakari, la consejera de Salud Gotzone Sagardui está en conversaciones con su homóloga navarra para analizar y sondear qué margen de maniobra tienen ambas comunidades, las que llevan semanas en la cresta de esta sexta ola sin síntomas de que la tendencia cambie de rumbo en próximas fechas.

Euskadi va de récord en récord cada día tanto de nuevos casos positivos como de una tasa de incidencia nunca vista hasta la fecha en toda la pandemia. Las largas colas que estos días se observan fuera de los ambulatorios, e incluso en las Urgencias de algunos hospitales vascos, para realizarse PCR evidencian la desbocada transmisión comunitaria que se está padeciendo, ayudada por la nueva variante ómicron que ya supone un tercio de todos los contagios. Los sanitarios no dan abasto. Solo el miércoles se realizaron 24.832 pruebas –casi 8.000 más que hace una semana– y de ellas 4.744 fueron positivas, el 19,1%. Y por eso se ha comenzado incluso a delegar en los propios pacientes o en las familias, cuando se trata de niños, la realización de los antígenos.

En los últimos diez días, han dado positivo en Gipuzkoa 7.994 personas, que estarán en cuarentena obligada como mínimo –los que dieron positivo el día 14– hasta mañana. La cifra en todo Euskadi llega casi a 22.000. Pero es que junto a esos confirmados hay varias decenas de miles de contactos que también están en cuarentena porque esperan resultado de su PCR o porque han tenido que aislarse junto a sus hijos, por ejemplo. Las 460 aulas cerradas el lunes, cuando acabaron las clases en muchos colegios, dan cuenta del volumen de alumnos contagiados, con la consiguiente afección a sus progenitores. Así, un cálculo aproximado en Euskadi podría ascender a unas 50.000 personas afectadas en este momento, directa o indirectamente, por esta sexta ola a la que los expertos no ven un final cercano.

La afección que semanas atrás ha golpeado especialmente a los niños pequeños, que ya están recibiendo su primera dosis de la vacuna –un 20% hasta ayer–, está trasladándose ahora a los jóvenes. Las tasas de incidencia de ayer lo revelan. El grupo de 20 a 29 años ha escalado al primer puesto de contagios, con 2.366 casos por 100.000 habitantes, por delante de los menores de 0 a 9 años, con 2.159. Tasas nunca vistas que elevan la incidencia general de Euskadi a los 1.495 casos –hay que recordar que la alarma roja se activa por encima de 500–, y acercan a Gipuzkoa, el territorio más azotado, a los 2.000. Tiene 1.824 casos.

Los grupos de edad que menos están sufriendo el impacto del virus en este momento son los mayores de 70 años, los que han recibido la tercera dosis. Más del 95% de esas personas ya han recibido ese pinchazo de refuerzo para el que ahora están ya citando al grupo de 60 años y a los de 55 a 59 años. Entre los primeros hay ya un 83% de inmunizados ya con tercera dosis, y entre los mayores de 40 han recibido la vacuna de refuerzo casi la mitad, muchos de ellos son personal esencial que recibió AstraZeneca entre los grupos prioritarios y ahora también precisa adelantarse a la población general para incrementar su inmunidad.

A ese elevado porcentaje de vacunación es al que fían el futuro inmediato las autoridades, empezando por Pedro Sánchez, al que ayer le llovieron críticas políticas y sanitarias. Unos por pensar que había que adoptar medidas más drásticas y hacerlo en común, otros por creer que la mascarilla en exteriores es un paripé y otros por considerar que solo con eso no se va a frenar esta ola.

Lo único mínimamente positivo, y a lo que Sánchez también se aferró el miércoles, es que ese grado de inmunización rebaja la gravedad de los contagios. En Euskadi, hay 285 ingresados en planta –39 menos que el lunes– y 101 en UCI –4 menos–. Aunque son demasiados hospitalizados, la cifra no asciende al ritmo de los contagios.