Contenedores de residuos en una calle de Eibar.

Contenedores con vida propia

Un proyecto de alumnos de FP puede revolucionar la recogida de residuos

JAVIER GUILLENEA

Jueves, 7 de abril 2016, 06:30

Los centros de Formación Profesional son un hervidero de ideas y proyectos. Muchos no van más allá de sus paredes por falta de oportunidades y se ven obligados a aguardar su momento, si es que llega, pero otros tienen la suficiente fuerza para tomar vida propia y salir al exterior. Uno de estos últimos es un sistema de gestión inteligente de residuos denominado eOntzia. Quizá su mejor cualidad es que funciona.

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El proyecto, que ha sido galardonado con el primer premio en la sección de comunicación en los XXIX premios Don Bosco celebrados en Zaragoza, ha sido desarrollado por alumnos de FP de los centros guipuzcoanos Zubiri Manteo (Donostia), Don Bosco (Errenteria) y La Salle Berrozpe (Andoain). El trabajo conjunto que realizaron sus departamentos de electrónica e informática se materializó en la creación de un dispositivo que, instalado en un contenedor de basura, es capaz de informar en tiempo real de todo lo que sucede en su interior.

Decir que funciona significa que, más que un prototipo, eOntzia es una realidad lista para ser utilizada por la que ya se han interesado diversas instituciones y que ha llevado a algunos de sus creadores en pensar en la idea de crear una empresa para comercializarlo. «Lo que han diseñado los alumnos es un prototipo viable y barato», recalca Igor Beaumont, profesor de Zubiri Manteo.

Saber lo que ocurre dentro de un contenedor de residuos supone toda una revolución en el complejo mundo del tratamiento de la basura que producimos. El sensor desarrollado por los alumnos de FP proporciona datos sobre el nivel de llenado de cada contenedor, el lugar donde se encuentra (por si ha sido desplazado) y los diferentes tipos de gases que se generan en su interior, lo que permite conocer el tipo de residuos que se han depositado en él. Toda esta información es oro puro para los operadores de residuos, que pueden utilizarla para lograr un importante ahorro económico en su gestión.

Gracias a los sensores las rutas de los vehículos de recogida podrían planificarse según el nivel de llenado de cada contenedor. Además, las plantas de gestión de residuos podrían organizar mejor sus recursos, especialmente las que necesitan ser alimentadas de forma continua, como las incineradoras, que podrían programar la cantidad y calidad de sus residuos.

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En cualquier caso

«Los alumnos hablaron con la Mancomunidad de San Marcos para saber cómo se recoge la basura», afirma Igor Beaumont, que insiste en la viabilidad de un sistema que no necesita de grandes desembolsos económicos. Los sensores funcionan en cualquier tipo de contenedor de los que ya pueblan nuestras calles. Da igual que sea soterrado o exterior y el material con el que esté fabricado. Y sirven para cualquier tipo de fracción de residuo o líquido.

La instalación de los sensores se realiza siempre desde fuera del contenedor para garantizar la seguridad de los operarios. Su sujeción se realiza con remaches que permiten una fuerte fijación a la estructura del contenedor. Al ser de muy bajo consumo, pueden tener una autonomía de varios años.

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Gracias a la información generada será posible contar con el historial de llenado de cada contenedor, lo que ofrecerá pautas para realizar predicciones y saber, por ejemplo, qué zonas necesitan de más puntos para depositar residuos.

El proyecto es un ejemplo de lo que se puede conseguir con el concepto de transversalidad, tantas veces usado en vano en discursos oficiales. En este caso, eOntzia ha sido posible gracias al trabajo conjunto de tres centros de FP, que han unido sus saberes en electrónica e informática. «Nuestro objetivo es trabajar en competencias transversales y buscar proyectos de relevancia social», afirma Beaumont.

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